Cambio climático: Alteraciones en los ecosistemas de montaña

La presencia del cambio climático se ve en cada rincón de nuestro planeta y es claramente favorecido por la actividad antropogénica. Estudios recientes muestran como sus efectos contribuyen en la nociva transformación del entorno físico y de los ecosistemas en las montañas.

Cambio climático
La minería es una de las actividades detonantes en los efectos nocivos del cambio climático en las cordilleras

Una de las partes más vitales de la biosfera son los ecosistemas de las cordilleras y cumbres orográficas. Las montañas capturan dióxido de carbono (CO2), agua limpia y aire y regulan las inundaciones. También proporcionan sustento a más de la mitad de la sociedad humana.

El relieve altamente desarrollado de las cordilleras crea muchos microclimas, ecosistemas y, por lo tanto, espacios de vida para numerosas especies. Algunas de esas especies sólo se pueden encontrar en las montañas.

Pero en los últimos tiempos hemos visto cómo el cambio climático que es evidente en las montañas, influenciado por las actividades humanas, contribuye a que las grandes cúspides se calienten mucho más rápido que las regiones de tierras más bajas.

Por ejemplo, en los Pirineos, localizados a lo largo de la frontera de Francia y España, se ha observado un calentamiento de 0.57°C por década, mientras que la tasa es de solo 0.18°C en las tierras bajas de Francia. Mientras que en México, la cúspide más alta, el conocido Pico de Orizaba, la temperatura máxima tuvo un incremento en su valor promedio anual cercano al 0.33%.

Calentamiento en las montañas

El aumento de las temperaturas acelera reacciones bioquímicas como la fotosíntesis en las plantas, aumenta las tasas de muchos procesos biológicos y ecológicos como la descomposición y sedimentación, la mineralización de carbono orgánico, el crecimiento de organismos (como el tiempo desde la eclosión de los huevos hasta la metamorfosis en las ranas) y la producción de biomasa.

También en las zonas donde cae nieve se ve que esta cantidad disminuye significativamente, y hace que el hielo se derrita antes y acelerando la desglaciación, el proceso por el cual los glaciares se retiran.

Daños irreversibles en montañas

La parte clave de contribución evidentemente en muchos de los efectos nocivos de la actual crisis climática son las actividades humanas y está comprobado que esto ha ocurrido durante siglos. Actividades mineras que tienen un impacto en forma de contaminación continúa por metales pesados, y que a través del aumento de las inundaciones debido al cambio climático, ahora liberan más metales pesados almacenados de turberas, cuevas y cavernas.

La deforestación, los incendios forestales o la sobreexplotación del suelo son otros grandes problemas, al hacer mal uso se contribuye al desgajamiento de cerros y el derrumbe de piedra, modificando la orografía de forma abrupta.

Otra forma también, es a través de actividades locales como el uso de repelentes de insectos por parte de agricultores y turistas. Al mismo tiempo, los contaminantes orgánicos tóxicos se transportan desde las tierras bajas a los ecosistemas montañosos sensibles mediante procesos meteorológicos y atmosféricos como la evaporación, formación de nubes, viento y precipitación.

La introducción de especies como los peces en los lagos de montaña también conduce a un proceso llamado eutrofización, donde los sistemas de agua se inundan con demasiados nutrientes. Junto con el aumento de las temperaturas, esto hace que florezcan algas que producen venenos conocidos como cianotoxinas en concentraciones lo suficientemente altas para afectar nuestra salud y la de otras especies.

Mientras tanto, las especies de peces introducidas en los lagos de montaña traen consigo altos niveles de mercurio, que es conocido por sus efectos negativos sobre el sistema nervioso de animales y humanos. También, la calidad del agua ya ha disminuido y, como es difícil detectar todas las diferentes moléculas tóxicas en las muestras de agua, la cantidad de toxinas en el agua potable actual sigue sin estar clara.

Es claro que se deben comenzar de manera urgente campañas y actividades de conservación, no solo con la finalidad de salvar a las montañas, si no con el objetivo primordial de cuidar nuestra especie que cada vez se encuentra en mayor riesgo por la contaminación de nuestro entorno.