Retroalimentación entre la criósfera y el cambio climático

Hay lugares en la Tierra que son tan fríos que el agua está congelada. Estas áreas de nieve o hielo están sujetas a temperaturas inferiores a 0°C (32°F) y son conocidas como la "criosfera" de nuestro planeta, dicho término proviene de la palabra griega "krios" que significa frío.

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El aumento de la temperatura en nuestro planeta, hace que las regiones polares sean vulnerables ante efectos negativos del cambio climático.

Las partes más grandes de la criósfera son las capas de hielo continentales que se encuentran en Groenlandia, Antártida y el Ártico, así como los glaciares y el subsuelo permahielo (permafrost). El resto es hielo que se encuentra en el agua, como el que rodea a dichas regiones, incluyendo ríos y lagos congelados de áreas polares.

Debido a que las regiones polares son sensibles a cambios climáticos, la criósfera es de los primeros lugares donde los científicos pueden identificar cambios globales en el clima. Esta parte que es la más helada de nuestro planeta, está interconectada al sistema global de la Tierra. Se sabe qué alrededor del 15% de los océanos del mundo están cubiertos por gigantescos témpanos marinos durante parte del año.

La superficie brillante de estos hielos en el mar, reflejan una gran cantidad de luz solar en la atmósfera y lo que es más importante la devuelve al espacio. Debido a que esta energía solar "rebota" y no es absorbida por el océano, las temperaturas más cercanas a los polos permanecen frías en relación al ecuador (región tropical).

Pero, si se absorbe más energía solar en la superficie entonces la temperatura del océano aumenta, comenzando un ciclo de calentamiento; entonces, la temperatura más cálida retrasa el crecimiento del hielo durante el otoño e invierno y lo derretirá más rápido la primavera y verano siguientes. A continuación te presentamos algunas otras formas y variantes en las que la criosfera influye recíprocamente en cambio climático.

El derretimiento del hielo causa más calentamiento

Cuando la radiación solar golpea la nieve y el hielo, aproximadamente el 90% de ella se refleja de vuelta al espacio. A medida que el calentamiento global hace que se derrita más hielo cada verano en regiones polares, el océano y la tierra que estaban debajo del hielo quedan expuestos, debido a que son de color más oscuro absorben más radiación solar entrante y liberan más calor a la atmósfera.

Esto contribuye al calentamiento global y se conoce como retroalimentación. Un estudio científico reciente publicado por PNAS, utilizando modelos de predicción a largo plazo enfocados al hielo marino revelaron que es posible que no quede más hielo marino en el Océano Ártico las próximas décadas en temporada de verano.

Liberación de gases de efecto invernadero provenientes del permahielo

El calentamiento global está causando la descongelación de los suelos de las regiones polares que han estado congelados durante más de 40,000 años. A medida que se descongelan, el carbono atrapado dentro de los suelos se libera en nuestra atmósfera como dióxido de carbono y metano. Estos gases, liberados contribuyen al calentamiento, que luego continúa derritiendo más el permahielo.

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Los cambios en la cantidad de hielo marino pueden alterar la circulación oceánica normal, lo que conduce a cambios en el clima global.

Aumento del nivel del mar

El nivel del mar se incrementa aproximadamente de 1 a 2 milímetros cada año a medida que la Tierra se ha vuelve más cálida. Parte del aumento se debe al derretimiento de los glaciares y las capas de hielo agrega agua a los océanos.

Estudios aprobados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), apuntan a que si la capa de hielo de Groenlandia se derrite por completo el nivel global del mar aumentaría aproximadamente 6.5 metros y en el caso de la capa Antártica occidental, si esta se derritiera o se moviera hacia el océano, el nivel global del mar podría elevarse hasta 8 metros.