El cáncer y los embutidos: cómo protegerte al consumirlos para disfrutar de una vida más larga

Los embutidos son uno de los alimentos más consumidos a nivel mundial. Sin embargo, se ha comprobado la relación de su consumo regular con el incremento de sufrir cáncer colorrectal.

Los embutidos es uno de los alimentos más consumidos con regularidad alrededor del mundo.


En la actualidad, la perspectiva de los productos que consumimos ha cambiado considerablemente en comparación a tan sólo un par de décadas. Nuestras elecciones de los alimentos del día a día ya no sólo se basan en si nos gusta más comer carne o verduras, sino que han evolucionado según conocemos mejor lo que nos conviene, gracias al mejor entendimiento de nuestras necesidades nutricionales.

Por esto, en los últimos años, se ha cuestionado más a conciencia qué alimentos son saludables para consumir con regularidad y qué otros deberíamos consumir con moderación. Entre todos los productos de origen animal que más han generado controversia recientemente se encuentran los embutidos.

Salchichas, jamón, tocino, mortadela, pepperoni, chorizo, salami, longaniza, moronga y fiambres son algunos de los productos embutidos que la mayoría de los humanos que mantienen una dieta omnívora consumen regularmente.

Siendo una de las elecciones favoritas en los desayunos alrededor del mundo, este tipo de carne procesada abarca productos de origen cárnico que han sido transformados por medio de diferentes procesos para mantener su textura, mejorar su sabor y extender su longevidad para consumir de forma segura.

Estudios epidemiológicos han comprobado la relación entre el consumo de embutidos y carne roja con el desarrollo de cáncer colorrectal.

Sin embargo, desde hace poco más de 10 años la Organización Mundial de la Salud (OMS), en conjunto con la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), clasificó este producto como carcinógeno para los humanos (Grupo 1). Esta categoría no es estimada por su nivel de riesgo, sino por la relación comprobada científicamente entre el cáncer y en este caso, los embutidos procesados.

Riesgo de cáncer y embutidos ¿deberíamos dejar de consumirlos?

La respuesta rápida es no. No se trata de “cancelar” este tipo de alimentos y quitarlos para siempre de nuestro menú. Para una persona con una dieta equilibrada y salud óptima, los embutidos no serán un problema a largo plazo (siempre y cuándo se consuma con moderación y de forma esporádica).

Pero, si de forma regular (o diariamente) incluyes estos alimentos en tu dieta, lo mejor será que tú y los embutidos se den un tiempo. La IARC ha estimado que consumir 50 gramos de carne procesada al día, puede incrementar hasta en un 18 % el riesgo de cáncer colorrectal.

La mayoría de la carne procesada contiene cerdo, pavo y carnes rojas, incluyendo despojos y sangre.

Los embutidos son regularmente procesados por medio del uso de nitritos — o nitratos — que al digerirlos producen nitrosocompuestos. Estos, en pocas palabras, son compuestos genotóxicos que pueden hacer daño directo al ADN y son una de las causas potenciales del desarrollo de cáncer.

Más allá de dejar de comer embutidos, pan, harinas, azúcar y sal, tener una buena alimentación se trata de comer de todo un poco con moderación; siendo conscientes de que lo que consumimos se refleja en cómo nos sentimos, la energía, la concentración, la digestión, el sistema inmune y la salud en general.

Además, la mayoría de las personas suelen cocinar los embutidos a temperaturas muy altas y por medio de técnicas no seguras. Al freír o asar a la parrilla este tipo de carne se generan sustancias químicas cancerígenas, como los hidrocarburos aromáticos con capacidad mutagénica y aminas aromáticas heterocíclicas.

Mantener el equilibrio en el consumo de todos los los alimentos es indispensable para la salud y satisfacer nuestra necesidades nutricionales.

Por otra parte el hierro hemo presente en proteínas como la hemoglobina en la carne, tiene la capacidad de catalizar la oxidación de lípidos, lo que puede deteriorar y afectar la calidad de la carne que lo compone. También puede promover el estrés oxidativo y la peroxidación de grasa en el intestino: un proceso que favorece la carcinogénesis.

Cómo protegerte al consumirlos para disfrutar de una vida más larga

No deberías dejar de consumir embutidos por completo si de verdad te gustan y tienes una vida con hábitos saludables. Lo más importante que debes procurar cuidar es cuánto y cómo comerlos. Si bien, no existe ninguna técnica que anule sus riesgos por completo, hay diferencia marcada si.

  • Evitas freírlos o carbonizarlos.
  • Utilizas técnicas de precocción y volteas con frecuencia la carne al cocinar.
  • Retiras las partes quemadas o sobre cocidas.
  • Lo cocinas a bajas temperaturas, como guisado o en horno de calor moderado.
  • Lo consumes con moderación (no más de una o dos veces por semana, y esporádicamente en caso de vivir con enfermedades crónicas como: diabetes, hipertensión o niveles de colesterol alto).
  • Lo consumes en raciones pequeñas.
  • No lo consumes en el desayuno todos los días.
  • Lo acompañas con vegetales y fruta (ya que muchas de estas contienen antioxidantes que inhiben las reacciones de nitrosación en el estómago).
  • Consumes suficiente fibra.
  • Reservas el consumo de embutidos para momentos especiales.

Referencia de la noticia:

Cáncer: Carcinogenicidad del consumo de carnes rojas y carnes procesadas. Preguntas y respuestas, Octubre, 2015. Organización Mundial de la Salud.