¿Pensar adelgaza? Estudio revela que las neuronas también utilizan grasa como combustible

Partimos de la premisa que nos enseñaron en las clases de preparatoria, que el azúcar era el alimento de las neuronas de nuestro cerebro y la glucosa es como su combustible. Sin embargo, la revista Nature Metabolism acaba de hacer un hallazgo que te va a volar la cabeza, las neuronas también pueden quemar grasa para producir energía.

Las sinapsis, es decir, las estructuras a través de las cuales las neuronas se comunican entre sí, almacenan pequeñas gotas de grasa que pueden ser utilizadas como fuente directa de energía cuando el cerebro lo necesita. Así que sí, lo entendiste bien, nuestro cerebro no solo piensa, también “quema” grasas.

En el estudio que fue encabezado por investigadores de la Universidad de Yale y Cornell ha identificado una enzima clave, llamada DDHD2, como una lipasa sináptica: su función es romper los triglicéridos contenidos en las gotitas de grasa para liberar ácidos grasos que las mitocondrias pueden quemar para producir, digámoslo así, la moneda energética de las células.

En un ensayo animal, los científicos bloquearon DDHD2 en ratones y observaron que las neuronas se llenaban de estas gotitas, haciendo que el cerebro perdiera energía rápidamente. Además, los animales entraron en un estado de letargo o letargo similar al que se observa durante el ayuno extremo o la hibernación, reduciendo su temperatura corporal en varios grados.

Ahora podemos preguntarnos ¿cómo se quema calorías pensando?

El cerebro por sí mismo, gasta el 20 por ciento de las calorías que gastamos en un día, su consumo se puede comparar también con una hora de baile, de acuerdo con el gasto de calorías por actividad según Harvard, por eso el comentario de las personas que su trabajo es más intelectual se dicen cansados durante una jornada extenuante.

En este sentido, el cerebro es el órgano que gasta más energía, pues se encuentra en funcionamiento constante. Los expertos han afirmado desde hace años, que la materia gris, donde se encuentran los núcleos neuronales, consume más energía que la materia blanca, cuya función es transmitir la información.

Pero no pensemos que con pensar más vamos a bajar de peso. A pesar de que el cerebro consume una alta cantidad de glucosa o calorías, el pensamiento intensivo no tiene efecto en la pérdida de peso. Eso se debe a que su gasto es normal y está contemplado en la quema de calorías normal del cuerpo.

Para eso te recomendamos también una lista de alimentos que puedes consumir que fomentan la concentración.

Según especialistas en nutrición consultados por Meteored México, estos son algunos de los alimentos que se recomiendan para un buen funcionamiento cerebral, sobre todo los que son ricos en Omega 3 y los que contienen antioxidantes ayudan en la capacidad de memoria y concentración, por lo tanto a consumir más glucosa.

• Chocolate negro: Además de ser delicioso, contiene una gran cantidad de antioxidantes y flavonoides que resultan importantes para la memoria, su consumo debe ser con moderación y siempre y cuando no contenga azúcares añadidos.
• Agua simple: El cerebro necesita estar bien hidratado y debemos tenerlo presente aunque estemos en época de frío cuando sentimos menos deseo de tomar agua.
• Omega-3: para muchos el omega-3 es el “alimento del cerebro” por excelencia, pues se considera que podría ayudar a prevenir el Alzheimer; además, el omega-3 ayuda a que el cerebro tenga un mejor rendimiento y un retraso en su deterioro. Lo encontramos en los pescados, como el salmón, sardinas o truchas.
• Evitar los aceites trans: puesto que causan deterioro en las neuronas. Los alimentos que consumimos, no deberían contener este tipo de aceites.
• Consumir aguacate o las semillas de calabaza ayudan al cerebro a recibir luteína, que es buena para la vista.
• Los alimentos antioxidantes como las uvas negras y arándanos contienen resveratrol, el cual es importante para mantener a las neuronas con un buen funcionamiento.
• Consumir vitamina E, funciona como antioxidante, y se puede encontrar en los frutos secos, como las nueces, las semillas de girasol y los aceites vegetales.