El error que casi todos cometen al dibujar la Luna: por qué sus fases no son la sombra de la Tierra
La Luna y sus movimientos en su viaje alrededor de la Tierra, explicados para entender las fases de la Luna y por qué vemos los cambios de sombras en su rostro.

Al admirar la Luna, uno de los objetos nocturnos que más ha llamado la atención a la humanidad desde que tuvimos conciencia de nuestra propia existencia, hemos notado que su rostro cambia día con día, cubriéndose por una sombra a los largo del mes lunar.
El tiempo que le lleva a la Luna completar una órbita o vuelta alrededor de la Tierra, es lo que los astrónomos denominamos mes lunar o lunación. Ese tiempo puede variar, dependiendo desde donde se considere la medición.
Si nos encontramos en la Tierra, el tiempo que mediremos entre una fase nueva y la siguiente (nueva también) serán unos 29.5 días, lo que conocemos como mes sinódico, el cual es debido al avance del planeta alrededor del Sol, el tercer objeto a considerar.
Si por el contrario, nos encontraramos en la Luna, veríamos que el tiempo que nos llevaría dar una resolución completa alrededor de la Tierra, al cual llamamos mes sidéreo, sería de 27.3 días, una discrepancia de poco más de 2 días, que en realidad tiene que ver con los movimientos propios de cada objeto.

Y a todo esto ¿las sombras o fases que presenta nuestro satélite, qué tienen que ver con estos movimientos o tiempos que medimos? Para responder esto tenemos que salirnos un poquito del sistema Tierra-Luna (con el Sol de complice) para poder entender mejor qué es lo que sucede.
Una órbita peculiar
Lo primero que debemos recordar es que, la Luna no da vueltas a la Tierra (con respecto a esta última), en un círculo, sino que lo hace siguiendo una elipse, algo así como un círculo aplastado. A este tipo de órbitas se les llama Keplerianas, gracias a que Johannes Kepler fue quien las determinó.
Además, el objeto dominante (en este caso la Tierra), ocupa uno de los focos (algo así como el centro en el círculo, pero para la elipse son dos). Lo que hace que en algún punto de la vuelta la Luna se encuentre más lejos (apogeo) y en otro más cerca (perigeo), cambiando la perspectiva que vemos desde el planeta.
Es por esto que la distancia entre nosotros y el satélite puede variar casi 50,000 kilómetros e ir desde los 356 mil hasta los 406 mil kilómetros de distancia, poco más de 4 veces el tamaño de nuestro planeta. Esta diferencia se ve reflejada en las superlunas cuando está cerca o en las microlunas cuando está lejos.
Además, si nos fijamos en la eclíptica, es decir, el plano imaginario en el que viven la Tierra y el Sol, veremos que la órbita de la Luna está inclinada un poco más de 5 grados, lo que hace que los puntos en donde se cruza con la eclíptica se conocen como nodos, ascendente si va de sur a norte y descendente si va de norte a sur.
Los rostros de Selene
Una vez entendido esto, debemos recordar dos cosas, la primera es que que la Luna no emite su propia luz (visible), por lo que la vemos gracias a la luz que refleja del Sol, La otra cosa es que gira sobre su propio eje con un tiempo igual al que le lleva dar una vuelta a la Tierra, por esta razón siempre vemos un mismo rostro
Desde nuestro punto de vista es el objeto astronómico más grande del cielo nocturno, ya que se encuentra muy cerca de nosotros, la luz que refleja del Sol es muy llamativa cuando incide en su superficie, lo cual podemos apreciar en una Luna llena, que usualmente es majestuosa, sobre todo si ocurre con la Luna en el perigeo, ocurriendo una superluna.

La luz solar que incide en su superficie siempre está del mismo lado que nuestro día terrestre, es decir, que toda una mitad de su superficie va recibiendo la luz del Sol, por lo que, para nosotros sólo mostrará aquella porción iluminada que estemos viendo en ese momento. Para entenderlo, comparemos las fases Nueva y Llena.
En fase Nueva toda la superficie que recibe la luz del Sol, estará del mismo lado que nuestro día, por lo que no la podremos ver pues se encontrará “del otro lado”, cosa contraria a cuando nosotros estamos en medio, en ese caso el día lunar coincide con nuestra noche y lo que vemos es la cara completamente iluminada.
¿Cuartos o mitades?
En las fases de cuarto menguante o cuarto creciente ocurre algo similar. Aunque la mitad de la superficie de la Luna (el día lunar) sigue recibiendo la luz del Sol, al encontrarse en un ángulo recto con respecto al planeta, lo que veremos será la mitad de la cara que vemos iluminada o, en realidad, un cuarto de la superficie lunar.
De ahí que los nombres sean “cuartos” y no mitades pues desde nuestro punto de vista, es sólo la mitad de la cara de la Luna lo que vemos. Un concepto que ya era entendido desde los antiguos sumerios y que pasó como herencia a los griegos.
La diferencia entre cuarto menguante o cuarto creciente, radica en si la Luna va hacía su fase de Luna Nueva en completa oscuridad o si va hacia su fase de Llena, completamente iluminada, o si se puede disfrutar en las madrugadas o en las tardes, respectivamente.
Cualquiera que sea el caso, el poder admirar y disfrutar de la Luna, esa mágica compañera, siempre nos hace apreciar lo bello de la naturaleza y lo que el Universo nos ofrece y que en algunos millones de años ya no podremos hacer, pues se aleja de nosotros a una t de 4 cm por año, así que ¡a disfrutar!