¡Alerta roja! Glifosato: ¿Herramienta agrícola o amenaza ambiental?

El glifosato: ¿aliado indispensable en la agricultura o amenaza para nuestra salud y el medio ambiente? La controversia sigue en aumento, ningún país ha prohibido su uso, conoce el porqué.

El glifosato es el herbicida más vendido en la historia, con un volumen estimado de más de 8.6 mil millones de libras aplicadas a nivel mundial desde su introducción en 1974.

En el escenario agrícola actual, el glifosato es un protagonista destacado, sin embargo, su papel está marcado por una serie de conflictos y controversias. ¿Qué es realmente este herbicida y cómo afecta a nuestro entorno? Hablemos de este tema polemico para comprender su naturaleza, sus impactos y las posibles acciones a tomar.

La era del glifosato; orígenes y hegemonía global

El glifosato, un herbicida no selectivo, ha marcado una revolución en la agricultura actual al convertirse en una herramienta indispensable para el control de malezas. Surgió de la investigación llevada a cabo por la empresa Monsanto en la década de 1970 y desde entonces ha conquistado el favor de agricultores en todo el mundo.

El descubrimiento de la estructura química del glifosato se atribuye al trabajo del químico John E. Franz en 1970, mientras estaba al servicio de Monsanto. Este compuesto ejerce su acción al inhibir una enzima crucial en la biosíntesis de aminoácidos en las plantas, lo que resulta en su exterminio.

Monsanto, hoy bajo el paraguas de Bayer, junto con empresas como Syngenta y Dow AgroSciences, se cuentan entre los principales productores de productos que contienen glifosato, destacando el conocido Roundup. Este herbicida se emplea en una amplia gama de cultivos, como el maíz, la soja, el algodón y el trigo principalmente, evidenciando su presencia dominante en la agricultura moderna.

La dualidad del glifosato: eficiencia y controversia

El glifosato, un herbicida ampliamente utilizado en la agricultura, se encuentra en el centro de un debate marcado por su eficacia contrastada y las preocupaciones que genera en términos de salud y medio ambiente. Se ha observado que el glifosato puede contaminar el agua y el suelo, causando preocupaciones sobre la seguridad de los ecosistemas.

Un estudio de la Universidad de California encontró que el glifosato puede persistir en el suelo durante meses e incluso años después de su aplicación.

Se ha planteado la posibilidad de que este compuesto sea carcinogénico y contribuya a la disminución de la biodiversidad, lo que ha impulsado la búsqueda de alternativas más respetuosas con el entorno, como la agricultura orgánica y el empleo de herbicidas naturales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado al glifosato como "probablemente carcinogénico para los seres humanos", lo que ha aumentado la preocupación sobre su uso generalizado.

Por un lado, sus defensores destacan su papel crucial en la agricultura moderna, argumentando que aumenta la productividad y reduce los costos de producción. Sin embargo, los críticos lo consideran una amenaza para la salud humana y el ecosistema, respaldándose en investigaciones que sugieren su potencial carcinogénico y sus posibles efectos negativos en la diversidad biológica.

El caso de México: entre la promesa y la realidad

México se había comprometido a implementar una prohibición gradual del glifosato a partir del 31 de marzo de 2024, siguiendo una tendencia mundial de países que han tomado medidas en contra de este herbicida. Sin embargo, la realidad se enfrentó a desafíos considerables en la implementación de esta medida.

En México, se estima que se aplican alrededor de 23 mil toneladas de glifosato al año, principalmente en cultivos como el maíz, el sorgo y la soja.

La falta de alternativas viables y la presión ejercida por la industria agrícola planteaban obstáculos significativos para llevar a cabo esta prohibición de manera efectiva. A pesar del compromiso inicial, las autoridades se encontraron con un dilema complejo: cómo proteger el medio ambiente y la salud pública sin comprometer la seguridad alimentaria del país.

En México, se estima que se aplican alrededor de 23 mil toneladas de glifosato al año, principalmente en cultivos como el maíz, el sorgo y la soja.

En este contexto, la Secretaría de Economía, junto con otras instituciones gubernamentales relevantes como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), se vio obligada a reevaluar la situación.

Prohibiciones y restricciones globales

En el escenario internacional, el glifosato ha sido objeto de intensos debates y medidas regulatorias variadas. Colombia, por ejemplo, suspendió temporalmente las fumigaciones con glifosato en 2015, pero las autorizó nuevamente bajo condiciones específicas en 2020.

En Europa, se han encontrado residuos de glifosato en una amplia gama de alimentos, incluidos cereales, legumbres, frutas y verduras, lo que ha llevado a llamados a una mayor regulación y restricción de su uso.

Mientras tanto, Brasil ha enfrentado batallas legales sobre su uso, reflejando la división de opiniones en torno a este herbicida. En contraste, El Salvador optó por prohibir el glifosato en 2013, aunque esta medida fue posteriormente levantada. En Estados Unidos, el glifosato sigue estando disponible, aunque con restricciones que varían según las regulaciones locales.

En la Unión Europea, este herbicida ha sido objeto de un prolongado debate y está sujeto a revisiones periódicas de autorización. A pesar de que países como Luxemburgo y Austria implementaron prohibiciones temporales en el pasado, estas decisiones fueron eventualmente revertidas.

El tema del glifosato muestra lo complicado que puede ser la agricultura hoy en día. Y aunque es cierto que ayuda mucho a controlar las malas hierbas, no podemos negar el peligro que representa para las personas y el medio ambiente. Por eso, es muy importante seguir investigando y buscando otras opciones más seguras y sostenibles. Solo así podremos encontrar una forma de hacer agricultura que sea productiva.