¿El sector financiero subestima enormemente los riesgos climáticos de los puertos europeos?

Si bien más del 80 % del comercio mundial depende de los puertos, el sector financiero sigue valorando estas infraestructuras como si el clima fuera estable. Esta suposición resulta ahora insostenible dada la acumulación de riesgos climáticos que están mal integrados en los modelos económicos.

Vista aérea del puerto de Cartagena, España. Cruceros y pequeñas embarcaciones en el muelle.
Vista aérea del puerto de Cartagena, España. Cruceros y pequeñas embarcaciones en el muelle.

Los puertos europeos son activos económicos importantes, en el corazón de las cadenas de valor globales. Más del 80 % del comercio mundial en volumen transita por mar, y Cerema prevé un aumento del 50 % en el transporte portuario para 2050.

Europa cuenta con cerca de 1200 puertos. Para el sector financiero, estas infraestructuras suelen percibirse como robustas, sostenibles y prácticamente inmutables. Sin embargo, esta visión se basa en un supuesto obsoleto: el de un clima estable.

Sin embargo, seguir valorando los puertos como si las condiciones pasadas simplemente se repitieran significa ignorar un riesgo sistémico creciente, invisible en los balances, pero muy real en la práctica.

Riesgos climáticos bien identificados pero mal valorados

No obstante, los efectos del cambio climático en los puertos están claramente documentados. El aumento del nivel del mar incrementa el riesgo de inundaciones y debilita la infraestructura portuaria. Las tormentas y lluvias extremas, cada vez más frecuentes e intensas, provocan dificultades de atraque, daños en los diques y, en ocasiones, el cierre total de los puertos.

Los cambios en el caudal de los ríos, amplificados por sequías y olas de calor, perturban la navegación, alteran la dinámica hidrosedimentaria y aumentan el riesgo de contaminación durante los períodos de estiaje.

Estos fenómenos tienen un impacto económico directo: interrupciones de la actividad comercial, pérdidas operativas, costos de reparación y retrasos logísticos. Sin embargo, en muchos modelos financieros, estos impactos aún se consideran eventos excepcionales, no tendencias estructurales.

Sesgo financiero de los riesgos "lentos"

La subestimación financiera se debe en gran medida a la propia naturaleza de los riesgos climáticos. Los riesgos episódicos, como las tormentas, son visibles y, en ocasiones, asegurables.

En cambio, los riesgos de evolución lenta, vinculados al aumento del nivel del mar, la salinización o la acidificación de los océanos, se desarrollan gradualmente. No causan un impacto inmediato, pero erosionan el rendimiento y el valor de la infraestructura a largo plazo.

Este desfase temporal crea un punto ciego para las finanzas, que aún operan en gran medida a corto o mediano plazo. Por lo tanto, los puertos siguen valorándose como si el clima no hubiera cambiado, a costa de un importante riesgo de depreciación cuando la realidad física se imponga a las finanzas.

Cuando el clima devuelve el riesgo a la realidad

Algunas regiones ya han pagado el precio de esta falta de prevención. En los Países Bajos y California, en particular en los puertos de Long Beach y San Diego, los fenómenos meteorológicos intensos causaron importantes daños materiales e interrupciones prolongadas de las operaciones.

Por ejemplo, en Francia, la tormenta Xynthia ilustró dramáticamente lo que las finanzas denominan "riesgo extremo", combinando vientos violentos, marejadas ciclónicas, pleamar y alta mar, lo que provocó inundaciones costeras generalizadas.

Desde entonces, varios puertos franceses han implementado medidas de adaptación basadas en el análisis de riesgos. El puerto de Le Havre ha desarrollado modelos digitales de inundaciones. Burdeos ha estructurado una metodología de priorización de riesgos.

Los puertos de Nantes-Saint-Nazaire participan en el programa C3E2 (Consecuencias del Cambio Climático en la Ecogeomorfología de los Estuarios), que estudia, en particular, la intrusión salina y el aumento de la frecuencia de las inundaciones. Estas iniciativas demuestran que el riesgo es medible, modelable y, por lo tanto, en teoría, financiable.

Adaptación con financiación insuficiente debido a la falta de reconocimiento del riesgo

No existe una solución única para adaptar los puertos al cambio climático. Las respuestas deben combinar inversiones en infraestructura, prácticas innovadoras, capacitación del personal, sistemas de alerta temprana y planificación de la continuidad del negocio. En otras palabras, la adaptación es a la vez técnica, humana e institucional.

Pero mientras el sector financiero siga subestimando estos riesgos, las inversiones serán insuficientes o se retrasarán. No obstante, no invertir hoy significa aceptar costos mucho mayores mañana, en forma de reparaciones de emergencia, pérdidas operativas o interrupciones logísticas.

Integrar consideraciones climáticas para evitar el riesgo sistémico

Razonar sobre el clima futuro es ahora una necesidad económica. Mapear los peligros, integrar la incertidumbre climática y condicionar los nuevos desarrollos portuarios a escenarios climáticos realistas son herramientas para reducir el riesgo financiero general. La dificultad asociada a las incertidumbres científicas es real, pero ya no justifica la inacción.

El cambio climático se está convirtiendo en un riesgo financiero clave. Subestimar los riesgos climáticos para los puertos debilita un pilar vital de la economía europea. Por el contrario, reconocerlos plenamente allana el camino para una financiación más visionaria, capaz de anticipar en lugar de reaccionar.

Referencias de la noticia

Compound climate risks to European ports. Environmental Research: Climate, 5, 015005, Pérez, A., et al. (2025, 19 december). https://doi.org/10.1088/2752-5295/ae26bc

La vulnérabilité des ports aux effets du changement climatique, Pollutec Learn & Connect. (2024, mai).