Alerta ambiental en Sinaloa: Comunidad Yoreme Mayo enfrenta a GPO para proteger la Bahía de Ohuira
La lucha por la detención de proyectos en la Bahía de Ohuira continua por los pueblos indígenas de la región: Los efectos al ecosistema costero serán irremediables.

Han pasado 10 años desde que comenzó la batalla en Ohuira. Una lucha que está muy lejos de terminar. Si bien, podría parecerse a muchas que ocurren actualmente alrededor del mundo porque tiene el propósito de proteger un área natural protegida, esta es distinta. No solamente se trata de detener la explotación de un espacio vital para millones de seres vivos, sino de salvaguardar el futuro de un lugar invaluable.
La Bahía de Ohuira es un territorio costero excepcional por su amplia biodiversidad, y fundamental para la estabilidad ambiental de la región noroeste de México. Es hogar y refugio de cientos de especies de plantas, animales terrestres y marinos, y aves migratorias; además de ser el territorio y la fuente de recursos para las comunidades indígenas Yoreme-Mayo que prevalecen en Sinaloa.
Hace más de una década y sin previo aviso, inició el cierre de sectores de la costa por completo, destruyendo espacios para situar concreto y talando miles de árboles pertenecientes a manglares. Esta situación, llegó al punto en que el silencio de los responsables ante las preguntas que comenzaron a surgir entre sus habitantes ya no se podía ignorar.

La inquietud, tristeza y preocupación en poco tiempo se convirtió en motor para las comunidades nativas, que han luchado desde entonces para detener este proyecto que convertirá en la región en un importante abastecedor de amoníaco: transformando el humedal de Ohuira en una fuente más de energía, y que a su vez, será responsable de múltiples impactos medio ambientales.
¡Aquí no! La lucha de la comunidad Yoreme-Mayo ante la GPO
Diversas entidades se han pronunciado en apoyo de la comunidad indígena sinaloense, respaldando por medio de investigaciones los efectos que sufre el sector a causa de los proyectos industriales de infraestructura portuaria, haciendo énfasis también en los efectos de las actividades contaminantes que son relacionadas a la producción de energía.
El más relevante hasta el momento es el que lleva a cabo la empresa Gas y Petroquímica de Occidente (GPO), la filial mexicana de la compañía suizo-alemana PROMAN AG. Este proyecto consiste en instalar una planta de producción de amoníaco anhidrido en la zona del humedal, para posteriormente utilizarlo en la fabricación de fertilizantes.
Su objetivo es producir alrededor de 2200 toneladas de este gas al día, representando un riesgo importante no sólo para los habitantes de la comunidad, sino para todo el ecosistema costero-marino de la Bahía. Según las proyecciones llevadas a cabo por la Comisión y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) e investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN), de completarse, la región sufrirá un impacto económico y ambiental severo y difícil de erradicar.

Por esto, las comunidades de indígenas locales están luchando. Actualmente, varios juicios de amparo siguen activos en la búsqueda de frenar el proyecto, haciendo hincapié en que este comenzó con permisos otorgados sin haberse llevado a cabo el debido proceso de consulta previa, libre e informada al que todos los pueblos autóctonos del mundo tienen derecho, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Manglares por amoníaco ¿cuáles serán los efectos inmediatos?
Según información compartida por los representantes del movimiento en contra del proyecto, se estima que al menos los habitantes ubicados en un radio de al menos 15 kilómetros sufrirán de diferentes efectos. El más preocupante es el daño irreversible al ecosistema marino, que además de albergar especies protegidas, es la principal fuente de abastecimiento alimenticio y económico para las familias Yoreme-Mayo.
También, se esperan daños importantes a los humedales protegidos, desplazamiento de aves migratorias, destrucción de hábitat y riesgos para la flora y fauna endémica. Por otra parte, la identidad cultural y el modo de vida ancestral de esta comunidad indígena que ha sobrevivido en este territorio por miles de años también estará riesgo.
Contaminación del aire
Uno de los peligros latentes ante este y otros proyectos activos en la región es el deterioro de la calidad del aire. Se estima que las concentraciones de material peligroso que serán expulsados a la atmósfera por la producción del amoníaco, podría ser uno de los peores riesgos para la salud humana y los ecosistemas colindantes.
Durante la producción de amoníaco, es posible la emisión de óxido de nitrógeno (un gas peligroso y tóxico). Además, no se descarta que el amoníaco también sea liberado en menor medida como gas durante el proceso, que en combinación con la alta humedad costera, puede dispersarse rápidamente y alterar la combinación química de la región, provocando múltiples efectos negativos.

A razón de los nuevos hallazgos, el pasado 12 de agosto del 2025, se llevó a cabo una asamblea en la que participaron los representantes de las comunidades indígenas en conjunto de una delegación integrada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).
En esta, se hizo un recorrido de la zona, además de una revisión de las nuevas problemáticas atribuidas a los proyectos de empresas privadas. Las autoridades se comprometieron a hacer una revisión exhaustiva de los expedientes según los lineamientos de la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales para brindar soluciones y tomar medidas nuevas ante la problemática creciente.
Referencia de la Noticia:
México: Pueblo Yoreme-Mayo resiste instalación de planta de amoníaco. Business & Human Rights Resource Centre, Reino Unido, 2025.
SEMARNAT, PROFEPA e INPI recorren junto con comunidades indígenas la Bahía de Ohuira, SEGOB, 2025.