Cambio climático se escribe con letras griegas

La activa temporada ciclónica tropical en el Atlántico durante este 20202 ha requerido el uso del alfabeto griego para nombrar ciclones y tormentas tropicales, tras haberse usado los 21 nombres de la lista asignada para este año. Solo había ocurrido una vez antes, en 2005.

Paulette; Teddy; Vigilancia Tropical
Captura satelital GOES-E, 14 de septiembre de 2020, se observan simultáneamente 6 sistemas tropicales con nombre en el océano Atlántico y la parte oriental de la cuenca del Pacífico. © NOAA Environmental Visualization Laboratory

Aun cuando no se ha publicado hasta la fecha un estudio científico definitivo que relacione la actividad ciclónica tropical y subtropical con el cambio climático, cada vez son más las evidencias que apuntan a que esa relación existe, pues de lo contrario no es fácil de justificar el comportamiento observado en las últimas temporadas de huracanes con la simple variabilidad natural del clima (con el ciclo natural conocido, de 25 a 30 años).

Sin tener en cuenta el calentamiento que está teniendo lugar tanto en el aire de la baja atmósfera, como en el agua superficial de los océanos, lo que a su vez influye en la dinámica atmosférica. Si bien cada temporada de huracanes en el Atlántico es distinta y prácticamente en todas ellas ocurren cosas reseñables –como, por ejemplo, la formación de un huracán particularmente intenso que impacta en una zona habitada–, de un tiempo a esta parte suceden hechos muy llamativos, en algunos casos extraordinarios, que empiezan a marcar tendencia.

La intensificación particularmente rápida de una tormenta tropical o un huracán es algo que se observa cada vez más, lo mismo que sistemas tropicales o subtropicales discurriendo fuera del ámbito propiamente tropical o subtropical.

Alfabeto griego
Nomenclatura del alfabeto griego, que al igual que pasó en la temporada de huracanes en el Atlántico 2005, la presente temporada se ha tenido que volver a usar para nombrar sistemas tropicales y subtropicales. © WMO

La temporada de huracanes en el océano Atlántico 2005 fue la más activa de todas las que hay registros históricos, lo que se remonta a mediados del siglo XIX. Un total de 27 sistemas tropicales fueron nombrados, lo que creó un precedente, ya que se completaron los 21 nombres de la lista oficial de la OMM para aquel año, y, por primera vez en la historia, se tuvo que recurrir a las letras del alfabeto griego para seguir nombrando sistemas hasta llegar a la tormenta tropical Zeta, que se gestó el 30 de diciembre de aquel año, perdiendo su condición tropical el 7 de enero de 2006.

Aquella extraordinaria temporada de huracanes puso en guardia incluso a los meteorólogos del la Agencia Estatal de Meteorología de España (AEMET) ya que en el mes de octubre el huracán Vince, de categoría 1, enfiló hacia la Península Ibérica, impactando en el suroeste peninsular como tormenta tropical, y a finales de noviembre, la tormenta tropical Delta se desplazó entre las islas de Madeira y Canarias, causando graves destrozos.

A partir de ese momento, el hecho de que un ciclón o tormenta tropical pudiera llegar a España y Portugal dejó de verse a ser algo factible en el actual marco del calentamiento global. En los 15 años que han transcurrido desde el paso de Vince y Delta, algunos otros ciclones tropicales y subtropicales han discurrido por las cercanías de la Península Ibérica, lo que invita a pensar en que cada vez se dan unas condiciones más favorables para que eso ocurra.

Tormenta Tropical Delta 2005
Imagen de la tormenta tropical Delta capturada por MODIS del satélite Aqua de la NASA el 24 de noviembre de 2005 a ls 16 UTC, días antes de que afectara al archipiélago canario. © NASA

No solo se habla de olas de calor en referencia a la atmósfera, sino también al océano, donde la presencia de grandes áreas donde el agua superficial está relativamente cálida es cada vez mayor. Este cambio en las condiciones de contorno es un factor que juega a favor de la tropicalización de ciclones extratropicales y abre la puerta a la llegada de ciclones tropicales donde antes era poco creíble que llegaran.

Las olas de calor han llegado también al océano, donde la presencia de grandes áreas con agua relativamente cálida es cada vez mayor. Esto juega a favor de la tropicalización de los ciclones.

Predicciones ya habían anunciaron que se esperaba una temporada muy activa. El grupo de meteorología tropical de la Universidad Estatal de Colorado estimó un total de 16 tormentas tropicales con nombre, de las que 8 llegarían a convertirse en huracán y de ellos 4 serían majors (de categoría 3 o superior). Semanas después salió publicada la predicción de la NOAA, que vaticinaba entre 13 y 19 las tormentas tropicales con nombre, de las que entre 6 y 10 se convertirían en huracanes, con entre 3 y 6 majors. Ambas predicciones se quedaron muy cortas.

¿Superará esta temporada el récord del año 2005?

Al igual que 2005, la actual temporada se ha tenido que recurrir al alfabeto griego para nombrar sistemas tropicales, si bien este año dicha circunstancia –ya de por sí excepcional– se ha adelantado más de un mes con respecto a la fecha en la que eso ocurrió en 2005. Aquel año, la tormenta tropical Alpha fue nombrada el 22 de octubre, mientras que este, la tormenta subtropical Alpha se bautizó el 18 de septiembre. Este día se nombró también a las tormentas tropicales Wilfred y Beta, lo que da idea de la frenética actividad tropical en el Atlántico.

Para superar el registro de 2005, de aquí al final de la presente temporada han de nombrarse 5 nuevos sistemas tropicales. Cada sucesivo nombre será una letra griega, hasta la que finalmente se llegue. Que en un lapso de tan solo 15 años se haya tenido que recurrir por segunda vez a la lista del alfabeto griego no es casual sino causal, siendo el cambio climático el culpable de esta circunstancia, sin duda excepcional.