Dalia, la flor que florece en la historia de México y que conquistó jardines en todo el mundo

México ha sido cuna de flores que cuentan historias. Una en particular ha tejido sus pétalos con el alma del país, desbordando color y significado por donde sea que florece.

La dalia fue nombrada así en honor al botánico sueco Anders Dahl, discípulo de Linneo.

Hablar de flores es entrar a un universo de colores, aromas y significados. Y a lo largo de la historia, distintas culturas han dotado a las flores de simbolismos profundos, y México no es la excepción. Este país, megadiverso y lleno de contrastes, ha sido cuna de múltiples especies botánicas que han conquistado más allá de sus fronteras.

Estamos acostumbrados a ver jardines adornados con flores de todos los colores, pero pocas veces nos detenemos a pensar de dónde vienen, qué representan o qué caminos han recorrido hasta llegar a nuestros espacios verdes. La dalia, sin embargo, merece una pausa especial.

La presencia de la Dalia en México es tan antigua como significativa, y fue tan admirada por los antiguos pueblos originarios que llegó a ocupar un lugar privilegiado en rituales, medicina y vida cotidiana. Incluso antes de que existieran jardines modernos, esta flor ya era cultivada y venerada.

Lo interesante de esta flor es que no solo se quedó como patrimonio nacional, sino que supo abrirse camino hacia Europa y el resto del mundo. Así como el maíz o el chile, la dalia también es un regalo que México le dio al planeta. Y lo mejor es que su historia aún florece, viva y colorida.

Existen dalias con flores de más de 25 centímetros de diámetro, conocidas como “dalias gigantes”.

Origen ancestral: la flor de los antiguos mexicanos

La dalia es originaria de México y Centroamérica, y se estima que ha estado presente desde tiempos prehispánicos. Los mexicas la conocían como xicaxóchitl y la usaban con fines ornamentales, medicinales y alimenticios.

En 1963 México la reconoció oficialmente como su flor nacional, un gesto para honrar sus raíces y su legado cultural.

Su raíz tuberosa, muy parecida a un camote, era aprovechada por sus propiedades nutricionales y como remedio natural para diversas dolencias. Detrás de cada uno de sus pétalos hay un pedazo de historia y un testimonio latente de cómo la naturaleza puede ser un emblema nacional.

Esta flor era considerada sagrada por muchos pueblos mesoamericanos, y su uso ritual estaba asociado a la fertilidad, la renovación y la belleza. Se cultivaba con dedicación en los huertos sagrados y jardines reales, donde su presencia alegraba ceremonias y decoraba templos.

Con la llegada de los españoles, muchas de estas especies autóctonas fueron ignoradas o sustituidas por plantas europeas. Sin embargo, la dalia resistió el paso del tiempo y, eventualmente, fue redescubierta por botánicos europeos. Así comenzó un nuevo capítulo para esta flor, uno que la llevaría lejos de sus tierras natales.

El uso de extractos de dalia en cosméticos y medicina natural, gracias a sus posibles propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

De México para el mundo

A finales del siglo XVIII, la dalia fue llevada a Europa por botánicos españoles, quienes la encontraron en los jardines de la Ciudad de México y quedaron encantados. Pronto, comenzó a cultivarse en los invernaderos reales de Madrid, donde su fama se esparció por todo el continente.

A lo largo de los años, los horticultores europeos comenzaron a experimentar con cruces y selecciones, dando origen a cientos de variedades con formas y colores muy distintos. Hoy en día, existen más de 40 especies silvestres y más de 20,000 variedades registradas de dalia en todo el mundo.

Se convirtió en una de las flores favoritas de la nobleza europea por su belleza y la facilidad con la que se adaptaba a distintos climas

Algunos datos que pocos conocen sobre esta flor son sobre su raíz, la cuál es comestible. De hecho, contiene inulina, un tipo de fibra soluble que ayuda a regular el azúcar en la sangre, por lo que se ha investigado su potencial para personas con diabetes.

Otro dato curioso es que, gracias a su diversidad genética, la dalia es una flor que sigue evolucionando. Los criadores de plantas están constantemente trabajando en nuevas variedades, y cada año se presentan nuevas combinaciones de colores y formas en ferias internacionales de horticultura.

Hay variedades de dalias que pueden alcanzar hasta 1.5 metros de altura.

Cómo cuidarla y tenerla en casa

Si después de leer todo esto te dieron ganas de tener una dalia en tu casa, estás de suerte. Es una flor relativamente fácil de cultivar, siempre y cuando se sigan algunas recomendaciones básicas. Necesita sol directo durante varias horas al día, un suelo bien drenado y riegos constantes.

Uno de los trucos más importantes es cuidar la planta del viento fuerte, ya que sus tallos son algo frágiles, especialmente en las variedades de flor grande. También es importante retirar las flores marchitas para estimular nuevas floraciones y evitar enfermedades fúngicas.

El mejor momento para sembrarla es en primavera, y si la cuidas bien, te puede regalar flores desde el verano hasta principios del otoño. Si vives en una zona fría, es recomendable sacar los bulbos cuando llega el invierno y guardarlos en un lugar seco hasta la siguiente temporada.

La dalia es un puente entre el pasado y el presente, entre lo ancestral y lo moderno. Su historia nos habla de resistencia, de transformación y de orgullo nacional. En un mundo que a veces olvida lo propio por lo foráneo, la dalia nos recuerda que lo nuestro puede florecer tan lejos como lo cuidemos. Y eso, sin duda, es algo para celebrar.