Juguetes y dulces: así se recibe a los 'Santos Inocentes' en la conmemoración del Día de Muertos

En el altar de los “angelitos” la comida no debe condimentarse con chile. Es imprescindible que las flores y los candelabros sean blancos, pues este color simboliza la pureza de estos inocentes difuntos.

El altar de muertos de los niños debe ir bastante colorido.
El altar de muertos de los niños debe ir bastante colorido. Cortesía: Gobierno de México.

El 1 de noviembre es el día de Todos los Santos, se ponen ofrendas y altares a los angelitos, que son las almas de quienes fallecieron siendo niños; en este día se cree que las almas de los niños regresan a la Tierra para disfrutar de las ofrendas que sus seres queridos les preparan y se suele poner dulces y juguetes.

Durante estas fechas, las familias no solo recuerdan a sus seres queridos que han partido, sino también a los bebés no nacidos y niños fallecidos, dedicándoles un altar lleno de simbolismo, ternura y esperanza.

Recordemos que el Día de Muertos tiene raíces prehispánicas y católicas, y representa un encuentro espiritual entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Las familias colocan altares u ofrendas con flores, alimentos, velas y objetos personales de los fallecidos, para recordar su vida y celebrar su regreso simbólico al hogar.

Pero también los bebés que no alcanzaron a nacer, sino que murieron antes, durante o después del parto, también tienen un lugar en los altares familiares. En este marco, los bebés no nacidos y los niños pequeños ocupan un lugar especial, pues se les considera almas puras e inocentes, merecedoras de un homenaje lleno de luz.

Fecha para colocar el altar a los bebés

El 31 de octubre se dedica a los bebés no nacidos y a los niños que fallecieron sin ser bautizados, conocidos en la tradición popular como angelitos. Según las creencias, sus almas permanecen en un estado de pureza y visitan a sus familias ese día y el 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos, recuerda a los niños que vivieron aunque brevemente, celebrando su inocencia y la alegría que trajeron a la vida de sus seres queridos.

Durante estas fechas, las familias no solo recuerdan a sus seres queridos que han partido, sino también a los bebés no nacidos y niños.
No sólo se recuerdan a sus seres queridos, sino también a los bebés no nacidos y niños.

Los altares en su honor, llamados “altares de angelitos”, suelen destacarse por su decoración en tonos claros, con juguetes, muchos dulces y luminosos.

Si es la primera vez que podrás tu altar para tu bebé no nacido, especialistas en duelo y tanatología sugieren que estos altares contengan varios símbolos, por ejemplo: en la comida recomiendan colocar alimentos simbólicos como leche, papillas o platillos suaves que representen cuidado y ternura.

También recomiendan colocar dulce de calabaza ya que simboliza la dulzura y la alegría que el niño trajo durante su vida.

Frutas frescas: guayabas o manzanas, que simbolizan el ciclo de la vida. Así como agua natural que representa pureza y calma la sed del alma en su regreso. Los caramelos son imprescindibles, en uno de estos altares que representan la inocencia y la felicidad infantil.

Las velas blancas, son importantes ya que guían el camino del espíritu con luz y esperanza. Y no pueden faltar las flores blancas, que simbolizan la pureza, paz e inocencia; su aroma ayuda a guiar el alma hacia el altar. Por supuesto que no se puede olvidar la fotografía del difunto para que sea recordado.

Todos los altares de niños cuentan con panes en miniatura, pues es sabido que a los niños les gusta mucho, al igual que las tortillas, la fruta y el dulce de calabaza.

En los altares más tradicionales, la fotografía debe quedar escondida, de manera que solo pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver pero ya no existe. Hay que colocar juguetes, en algunas regiones del país colocan juguetitos de barro pintado con colores alegres; así, cuando lleguen las ánimas de los difuntos “chiquitos” podrán jugar tal como lo hacían en vida.

Es característico que todos los elementos que conforman el altar de los “angelitos” estén elaborados a una escala reducida. Ninguno es grande, ni pueden ponerse objetos que pertenezcan a los altares de los adultos. De ser así, los niñitos se enojarían, se pondrían tristes y no comerían lo ofrecido.