Producen más de dos toneladas de basura al año en misiones lunares: así planea NASA reciclarla
La NASA impulsa el Desafío #LunaRecycle para transformar plásticos, telas y metales en recursos útiles. Su meta es lograr sostenibilidad en misiones lunares y desarrollar soluciones innovadoras para la exploración espacial.

Con estancias cada vez más largas en el espacio, el dilema de la basura se vuelve crucial. Para enfrentarlo, la NASA creó el Desafío LunaRecycle, una competencia con 3 millones de dólares en premios que busca convertir los desechos en oportunidades de innovación y sostenibilidad.
Una tripulación de cuatro astronautas podría generar más de dos toneladas de desechos en un solo año, principalmente plásticos, telas y embalajes. No existe la opción de devolver toda esa basura a la Tierra, por lo que se necesitan soluciones que reduzcan, reutilicen y transformen estos materiales.
Muchas de las tecnologías desarrolladas en este desafío podrían aplicarse también en la Tierra, desde sistemas de reciclaje más compactos hasta procesos que minimicen subproductos tóxicos, convirtiendo al espacio en un laboratorio de innovación con beneficios globales.
El concurso está organizado en dos fases y dos modalidades: prototipos físicos y “gemelos digitales”. Lo que abre espacio a la creatividad, permitiendo desde conceptos iniciales hasta demostraciones de tecnologías avanzadas fomentando un ecosistema de ideas que replantee la gestión de los residuos en ambientes extremos.

El proyecto, liderado por el Centro Espacial Kennedy, cuenta con colaboración del Centro Marshall, el Centro Ames, la Universidad de Alabama, AI SpaceFactory y la empresa Veolia. Esta red de alianzas muestra la magnitud del esfuerzo para resolver un reto que combina conocimiento académico, innovación empresarial y experiencia espacial.
La competencia
En la primer fase participaron más de 1,200 equipos de cinco países y nueve estados de EE.UU. Se contó con un jurado de 50 expertos que evaluaron cerca de 200 proyectos, y finalmente 17 fueron reconocidos como ganadores en un evento transmitido en vivo desde el Centro Marshall de la NASA.
Actualmente se desarrolla la Fase 2, abierta a participantes estadounidenses, incluso para quienes no concursaron en la etapa inicial, la cual incluirá una serie de hitos, con propuestas aceptadas hasta enero de 2026 para que en febrero se anuncien hasta 20 finalistas.
En esta etapa los equipos deberán presentar un prototipo funcional que será evaluado en persona durante las pruebas finales en agosto, existiendo también la opción de participar con un “gemelo digital”, lo que amplía las posibilidades creativas y de ganar hasta 2 millones de dólares en premios en efectivo.
Jennifer Edmunson, gerente interina del programa de Desafíos del Centenario, confía en que la combinación de prototipos físicos y modelos digitales impulsará avances notables. Según explica, estas soluciones no sólo son esenciales para una presencia sostenible en la Luna, sino que representan un paso decisivo hacia la exploración espacial a largo plazo.
Convertir la basura en recursos valiosos
El desafío se centra en materiales comunes pero difíciles de manejar como telas, plásticos, espumas y metales. Imaginemos que un embalaje usado pueda convertirse en una herramienta, o que una prenda desgastada de un astronauta se transforme en filamento para impresoras 3D, esto es precisamente lo que busca el LunaRecycle.
La visión es lograr que los residuos puedan almacenarse, procesarse y reutilizarse en múltiples formas, reduciendo al mínimo la necesidad de devolver materiales a la Tierra. Una independencia logística vital para misiones de larga duración, donde depender del reabastecimiento constante resultaría poco práctico y extremadamente costoso.

Cada avance en reciclaje espacial representa también un paso hacia la autonomía tecnológica pues un simple pedazo de espuma puede convertirse en parte de un material de construcción, y un envoltorio plástico podría ser reciclado en componentes para equipos científicos.
Este enfoque complementa otros proyectos de la NASA, como los experimentos de agricultura espacial en los que se cultivan “almohadas de semillas” en microgravedad y juntos, buscan permitir que los astronautas vivan y trabajen de manera autosuficiente fuera de la Tierra, reduciendo su dependencia de insumos externos.
Un futuro sostenible dentro y fuera del planeta
El Desafío LunaRecycle simboliza una visión más amplia de la exploración espacial: no basta con sobrevivir en otros mundos, hay que prosperar en ellos y para lograrlo, la NASA busca que la sostenibilidad se convierta en la columna vertebral de cada misión, transformando la basura en herramienta de progreso.
La transferencia tecnológica es otra pieza clave, pues muchas de las soluciones desarrolladas para la Luna podrán aplicarse en la Tierra, desde sistemas de reciclaje avanzado hasta innovaciones en eficiencia energética. El espacio, una vez más, funciona como motor de cambios tangibles para nuestra vida cotidiana.
Para quienes quieran seguir los avances del proyecto, la NASA ofrece actualizaciones constantes en sus cuentas de redes sociales, además de seminarios web y grabaciones en el canal de YouTube de NASA Space Tech.
En definitiva, el LunaRecycle no es sólo un concurso, es una declaración de principios para repensar y ver a la basura como un recurso. Ya sea en la Luna o en la Tierra, este cambio de perspectiva puede definir un futuro más limpio, más sostenible y, sobre todo, más humano.