Sector espacial mexicano en transformación: así opera la nueva agencia digital tras fusión
México acaba de dar un paso importante hacia el espacio con una nueva agencia. Una ruta clara y voces expertas revelan por qué el país tiene una oportunidad real en el campo aeroespacial.

En abril de 2024 nació la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT), y con ella resurgió el Programa Espacial Mexicano, presentado formalmente en la Feria Aeroespacial México 2025, un anuncio que marca un relanzamiento que combina tecnología, ciencia, educación y diplomacia.
Para comprender mejor el panorama, conversamos con Emilie Estrada, experta en prospectiva estratégica y pensamiento a futuro en el sector espacial y quien trabajó durante años en la Agencia Espacial Mexicana (AEM), donde colaboró en iniciativas internacionales y estrategias de desarrollo científico-tecnológico.
Desde su experiencia, esta nueva etapa representa una segunda oportunidad para construir una visión espacial de largo plazo. El nuevo programa no parte de cero, la experta nos explica que existe una base institucional, talento nacional y experiencia internacional acumulada que no debe perderse.
Lo novedoso, de acuerdo con el gobierno actual, es que articulará una visión más amplia, vinculando el espacio con otros sectores estratégicos como la conectividad, la defensa civil y la innovación digital a diferencia del pasado, donde la falta de continuidad fue un obstáculo constante.

Para la experta, “se ve una mayor claridad sobre los objetivos: soberanía tecnológica, uso de datos satelitales y formación de talento especializado, eso ya es una ganancia”, afirma Estrada.
¿Para qué quiere México un programa espacial?
La pregunta es si esta vez sí se logrará despegar, ya que, según la experta, estamos en un punto en que, si se da seguimiento serio, podríamos ver resultados reales en unos cinco años. Pero eso implica voluntad política, financiamiento y colaboración entre sectores, concluyendo que:
México necesita satélites propios para mejorar la conectividad en zonas remotas, prevenir desastres naturales, monitorear cultivos y cuidar sus recursos naturales. El espacio sirve para resolver problemas muy terrestres.
Y hay un componente estratégico: la soberanía de datos, pues actualmente dependemos en gran parte de imágenes y servicios de agencias extranjeras y el tener infraestructura propia nos daría más autonomía y capacidad de decisión ante crisis o emergencias, señala la experta.
Además del beneficio práctico, el sector aeroespacial impulsa cadenas de valor y empleos de alta especialización.
comenta Emilie, quien desde su perspectiva, México no busca competir en lanzamientos tripulados, sino desarrollar capacidades satelitales y contribuir a proyectos internacionales. “Hay muchas formas de estar en el espacio, y no todas implican mandar astronautas. México puede ser un gran proveedor de soluciones y talento”, asegura.
Voces jóvenes, cerebros brillantes
A lo largo de la entrevista, Emilie regresa a un punto clave, el talento mexicano:
Ella misma ha sido testigo de lo que puede lograrse cuando se abren puertas pues programas como los de la AEM lograron enviar estudiantes a la NASA, a la ESA, a Japón pero hace falta que, al volver, encuentren proyectos concretos donde aplicar lo aprendido.

Las universidades mexicanas ya están formando perfiles altamente especializados, sin embargo, sin política pública estable ni un ecosistema de innovación fuerte, muchos egresados quedan fuera del circuito. “Es como entrenar astronautas sin tener cohetes: necesitamos cerrar el círculo”, resume.
Para Emilie, este nuevo programa puede ser ese puente si se establece una agenda clara con metas a corto y mediano plazo donde los jóvenes científicos mexicanos puedan sumarse con ideas frescas y energía renovada y eso, de acuerdo con la experta, haría toda la diferencia.
El espacio no es un sueño: es una herramienta
La conversación con Emilie Estrada nos deja una idea muy clara de que el espacio no es ciencia ficción, es infraestructura estratégica y tener acceso a datos espaciales puede mejorar desde la agricultura hasta la gestión de incendios forestales como ejemplo de algo que impacta directamente en la vida cotidiana.
Por eso, el nuevo Programa Espacial Mexicano se plantea como un esfuerzo transversal en el que Emilie destaca que la ATDT ha iniciado conversaciones con universidades nacionales, y que México tiene posibilidades reales de integrarse en misiones multilaterales si se consolida un marco institucional confiable.
También hay potencial para que startups mexicanas participen en el diseño de pequeños satélites o software espacial. “Hay talento, hay creatividad… solo falta inversión, coordinación y visión a largo plazo”, apunta.
El futuro espacial de México no depende sólo de lanzamientos o tecnología, depende de creer que la ciencia, la educación y la cooperación son palancas de desarrollo. Y como dice Emilie: "hay personas que sí le meten un montón de pasión y le meten un montón de ganas", así que no dejemos de apoyarles.