¿Las COP realmente hablan por el clima o por sí mismas?

¿La crisis climática realmente late en las negociaciones globales? En plena COP30, un análisis del lenguaje oficial revela una narrativa extrañamente desconectada de la emergencia ecológica. ¿Quién habla cuando las palabras de la vida misma están ausentes?

En plena COP30, un análisis del lenguaje oficial revela una narrativa extrañamente desconectada de la emergencia ecológica. ©PABLO PORCIUNCULA / AFP
En plena COP30, un análisis del lenguaje oficial revela una narrativa extrañamente desconectada de la emergencia ecológica. ©PABLO PORCIUNCULA / AFP

Treinta años, treinta COP´s. Miles de horas de negociaciones y una curva de emisiones que sigue ascendiendo. Y, sin embargo, desde el Acuerdo de París de 2015, estas conferencias de la ONU sobre el clima se han convertido en uno de los símbolos más visibles de la lucha internacional contra el calentamiento global. Mientras el planeta se calienta, ¿qué discuten exactamente nuestros líderes a puerta cerrada? ¿El clima... o ellos mismos?

El análisis estadístico de las declaraciones oficiales de la COP entre 2015 (después del Acuerdo de París) y 2022, examinado mediante minería de texto, revela una dinámica inesperada. Este estudio ecolingüístico, realizado con la herramienta Iramuteq, demuestra de forma contundente hasta qué punto el discurso internacional se ha alejado de la urgencia científica.

Solo el 22.9 % se centra en la ecología y el clima

Los resultados son inequívocos: los temas dominantes en estos textos se refieren principalmente a la gestión interna de las COP.

La categoría estadísticamente más significativa, con el 26.2 % de las incidencias, se refiere a los fondos internacionales destinados a la ayuda climática para países vulnerables. A continuación, con un 14.2 %, se sitúan los pasajes dedicados a los textos administrativos producidos por las COP, seguidos de los contenidos relacionados con su preparación (13.7 %) y su organización logística (13.6 %).

Las siete categorías de narrativa que se encuentran con mayor frecuencia en los textos de las conferencias climáticas COP entre 2015 y 2022. @Wagener A.
Las siete categorías de narrativa que se encuentran con mayor frecuencia en los textos de las conferencias climáticas COP entre 2015 y 2022. @Wagener A.

Los verdaderos problemas climáticos, las consecuencias del calentamiento global y los aspectos estrictamente ecológicos aparecen solo en quinto y sexto lugar, con un 11.6 % y un 11.3 % del discurso total, respectivamente. Apenas el 22.9 % de las palabras utilizadas abordan realmente la ecología o los impactos del cambio climático. El resto habla de… las propias COP.

Naturaleza casi ausente del lenguaje

El análisis se vuelve aún más preocupante al observar las palabras que faltan. Ciertos términos esenciales para la vida simplemente no existen en estos textos. La palabra "animal" nunca aparece. Palabras como "río", "vida" o "ecológico" aparecen solo una vez en ocho años de discurso acumulado.

"Natural" aparece solo tres veces, "tierra" cuatro, mientras que "agua", "biodiversidad" y "océano" solo aparecen seis veces cada una. Solo seis veces, en un corpus que supuestamente representa el futuro mismo de estos elementos fundamentales.

Esta laguna léxica, lejos de ser un mero detalle técnico, revela una forma de pensar sobre el clima que casi nunca aborda los organismos vivos, centrándose en cambio en los mecanismos institucionales. Los textos se asemejan a una narrativa autoconclusiva, donde la prioridad es gestionar los compromisos internacionales y coordinar los procedimientos diplomáticos, en lugar de responder a la gravedad de la situación ecológica.

Los elementos naturales se consideran recursos que deben preservarse, objetivos que deben alcanzarse o requisitos que deben cumplirse, sin cuestionar nunca las causas profundas de la perturbación: nuestro sistema económico y nuestros modos de producción y consumo.

El lenguaje, por lo tanto, revela la limitación estructural del modelo actual: intenta gestionar las consecuencias del cambio climático en lugar de abordar sus raíces. Es como si se intentara apagar un incendio con informes de reuniones.

Una diplomacia desconectada de la realidad

Esta desconexión se explica en parte por la forma en que se toman las decisiones: negociaciones cerradas entre delegaciones nacionales, con una creciente influencia de los actores económicos, mientras que las poblaciones indígenas y los movimientos juveniles luchan por acceder a los foros donde se decide todo.

Recordamos el polémico patrocinio de la COP27, Coca-Cola, o las acusaciones de lavado de imagen verde contra los Emiratos Árabes Unidos en la COP28. Mientras tanto, la promesa de eliminar gradualmente los combustibles fósiles, finalmente hecha en Glasgow en 2021, ni siquiera se renovó en Bakú en 2024.

Cambiando las palabras para cambiar el mundo

Las palabras moldean la imaginación política. Lo que se nombra existe; lo que se omite desaparece. Mientras la naturaleza siga siendo una mera variable técnica a gestionar, la acción climática seguirá siendo insuficiente, tímida y profundamente desconectada del mundo vivo.

Sin embargo, no todo está perdido. Estos resultados nos recuerdan que ya no podemos aceptar que la diplomacia climática hable sola. Debemos exigir un lenguaje que reconecte las instituciones con la realidad, que ponga la vida en el centro, que se atreva a cuestionar las causas en lugar de posponer indefinidamente las soluciones.

Referencia de la noticia

Wagener, A. (2025, novembre). Les textes des COP parlent-ils vraiment de climat ? Le regard de l’écolinguistique. The Conversation.