Los científicos excavan el pasado del clima global analizando el barro del fondo marino de la Antártida
Este gigantesco proyecto proporcionará una medida de cuánto carbono eliminan las ballenas de nuestra atmósfera y cuánto ayudan en la lucha contra el cambio climático.

Una forma que tenemos para conocer cómo era el clima en el pasado es a través del estudio de datos paleoclimáticos, estas son marcas de las condiciones climáticas que quedan en los sedimentos, dentro del aire atrapado en las capas de hielo y en los anillos de los árboles.
La paleoclimatología permite tener una idea sobre cómo era el pasado climático del planeta. Gracias a estos registros se puede conocer sobre periodo húmedos o secos, cálidos o fríos previos a la disponibilidad generalizada de registros instrumentales.
Los científicos que se dedican a analizar los registros paleoclimáticos amplían nuestra comprensión del clima desde cientos, gracias a los registros instrumentales, hasta millones de años atrás. Los paleoclimatólogos estudian cómo era el clima de la Tierra en el pasado y por qué.
Si algo demuestra el registro paleoclimático, es que el clima de la Tierra está en constante cambio. Durante los últimos dos millones de años, numerosos períodos glaciares han cubierto de hielo glacial gran parte de las masas continentales del hemisferio norte en latitudes altas.

El estudio de los paleoclimas ha sido útil para demostrar que el sistema climático terrestre puede cambiar en cuestión de décadas. Por ejemplo, los registros de anillos de árboles y sedimentos lacustres de América del Norte muestran que se produjeron "megasequías" a escala decenal en múltiples ocasiones durante los últimos mil años.
Entendiendo la influencia humana
El estudio del cambio climático pasado también ayuda a comprender cómo los humanos influyen en el sistema climático de la Tierra. El registro climático de los últimos mil años muestra claramente un calentamiento sin precedentes en los últimos 1200 años.
El registro paleoclimático también nos permite examinar las causas del cambio climático pasado y ayudar a desentrañar qué parte del calentamiento del siglo XX puede explicarse por causas naturales, como la variabilidad solar, y qué parte por la influencia humana.
El sedimento del fondo marino antártico como un archivo climático
A principios del año 2025 un equipo internacional de investigadores extrajeron muestras de sedimentos en el fondo marino de la Antártica. La investigación forma parte de un esfuerzo global para comprender la relación entre el océano y el clima.
La investigadora principal de este proyecto es la Dra. Elisenda Balleste, de la Universidad de Barcelona. El equipo tiene como objetivos preservar y datar las capas de sedimentos, y posteriormente analizar su contenido. Los investigadores podrán construir una imagen de la historia de la vida marina antártica.

Los fragmentos del sediento antártico se enviarán a diversas instituciones académicas de todo el mundo para su análisis. Los científicos escanearán y datarán las capas de sedimentos, determinarán la vida microbiana que contienen, medirán los niveles de contaminación y calcularán la cantidad de carbono enterrado en el lodo.
La huella de la caza de ballenas en los sedientos
El Dr. Carlos Preckler, de la Universidad Rey Abdullah de Arabia Saudita, lidera esta parte de la investigación. El objetivo de esta parte del proyecto es medir cómo casi un siglo de caza industrial de ballenas en la Antártida afectó al océano y a nuestra atmósfera.
En la actualidad se conoce que las ballenas son animales que tienen mucho carbono en sus cuerpos, y este es un gas de efecto invernadero. El Dr. Preckler y su equipo quieren saber cuánto carbono queda enterrado en el fondo marino y aislado de la atmósfera cuando las ballenas mueren.
Los investigadores de esta parte del magno proyecto analizarán el ADN de las ballenas y el carbono en los sedimentos, para así medir qué sucedía antes de que la caza industrial de ballenas eliminara la mayoría de las ballenas del océano Austral.
Referencia de la noticia
Convex Seascape Survey: proyecto donde participan diferentes universidades e instituciones de investigación alrededor del mundo, con el objetivo de comprender mejor la conexión entre el océano y el clima.