Cuando el cielo ardió en 1833: 100,000 meteoros por hora regresan a México en noviembre

Las Leónidas regresan en 2025. Esta lluvia, famosa por sus meteoros rápidos, alcanzará su pico el 17 de noviembre. Prepárate para observar los restos del cometa Tempel-Tuttle bajo cielos oscuros.

Meteoros Leónidas a través de Orión. Crédito: NASA/APOD & Luo Hongyang.

En noviembre de 1833 el cielo nocturno se transformó en un espectáculo aterrador y majestuoso, la Tierra cruzó un denso rastro de escombros, provocando la primera tormenta de meteoros registrada en tiempos modernos. Los reportes de la época describieron este evento como una verdadera "tempestad de estrellas fugaces".

Los testigos narraron que el cielo estaba literalmente "en llamas", estimando una frecuencia de meteoros comparable a la caída de copos de nieve. Algunos reportes indicaron que se vieron más de 100,000 meteoros por hora, un número que estaba completamente fuera de la capacidad de conteo humano en ese momento.

Las Leónidas deben su nombre a que estos meteoros parecen surgir ópticamente de la constelación de Leo, el León, de donde, si trazas sus caminos hacia atrás sobre la bóveda celeste, verás que convergen cerca de las estrellas que forman la melena del León, mejor conocido como el punto radiante.

Este fenómeno impresionante ocurre anualmente cuando nuestro planeta pasa a través de la estela de partículas dejada por el cometa periódico 55P/Tempel-Tuttle. El cual fue descubierto en 1865 y completa una órbita alrededor del Sol aproximadamente cada 33 años terrestres.

Grabado en madera del siglo XIX que representa la espectacular tormenta Leónidas del 13 de noviembre de 1833. Cortesía de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Esta periodicidad de 33 años es la razón por la que las grandes "tormentas" de Leónidas, aunque raras, tienden a repetirse en ciclos similares, como ocurrió en 1866. La tormenta de 1966 fue tan espectacular sobre América, que se llegaron a ver miles de meteoros por minuto durante un lapso de 15 minutos.

Una cita con el León

En 2025, la cita principal con las Leónidas será durante la mañana del 17 de noviembre. Aunque la actividad se extiende oficialmente desde el 3 de noviembre hasta el 2 de diciembre, el pico de actividad está pronosticado específicamente para las 18 UTC del 17 de noviembre (mediodía en el Centro de México).

Para los observadores en México y el hemisferio norte, el mejor momento para la observación será la ventana que se extiende desde la medianoche del 16 de noviembre hasta el amanecer del 17. El radiante de la lluvia, ubicado en la constelación de Leo, ascenderá y estará más alto en el cielo justo antes del amanecer.

A diferencia de las ráfagas históricas, las Leónidas de 2025 ofrecerán una tasa nominal modesta. Se esperan entre 10 a 15 meteoros visibles por hora, asumiendo que se observan bajo condiciones ideales con un cielo perfectamente oscuro y despejado.

Afortunadamente, las condiciones lunares serán excelentes para la observación este año, lo cual es vital para detectar los meteoros más débiles. La luna nueva ocurrirá el 20 de noviembre, por lo que una delgada luna menguante presente no interferirá significativamente con la oscuridad del cielo nocturno durante el pico.

La mecánica celestial: escombros veloces

El cometa 55P/Tempel-Tuttle, descubierto independientemente por William Tempel y Horace Tuttle en 1865 y 1866, es el cuerpo padre de esta lluvia. Cada vez que este cometa se acerca al Sol en su órbita de 33 años, deja atrás filamentos de material que la Tierra atraviesa cada noviembre.

Las tormentas espectaculares de meteoros ocurren sólo cuando la Tierra cruza filamentos de escombros particularmente densos. Estos rastros de material fueron expulsados por el cometa en viajes anteriores, como sucedió con el rastro que causó una gran tormenta en 2001.

Radiante de las leonidas. Crédito: earthsky.

Las Leónidas son particularmente conocidas por su impresionante velocidad, siendo uno de los más rápidos del año. Pueden alcanzar velocidades de hasta 71 kilómetros por segundo. Esta alta velocidad provoca que los meteoros sean especialmente brillantes y, a menudo, dejen estelas luminosas y persistentes en el cielo.

Además de los meteoros comunes, las Leónidas son famosas por producir espectaculares "bólidos" de fuego. Estas son partículas más grandes del cometa Tempel-Tuttle, que se queman violentamente al entrar a la atmósfera terrestre. Su brillo puede ser tan intenso que logran iluminar el cielo tanto como la Luna misma.

Guía práctica para el observador

Para disfrutar plenamente de este evento, busca un lugar seguro y oscuro, lejos de las luces de la ciudad. Recuerda llevar una manta cómoda, una silla reclinable o una hamaca, y ropa abrigadora, ya que las noches de mediados de noviembre pueden ser bastante frías.

La paciencia y la adaptación visual son herramientas cruciales. Permite que tus ojos se acostumbren a la oscuridad total durante al menos 20 minutos antes de comenzar la observación activa y evita mirar directamente a cualquier fuente de luz brillante, incluso tu teléfono celular, para mantener tu visión nocturna.

Aunque el nombre sugiere que debes buscar a Leo, no necesitas mirar directamente al punto radiante para ver los meteoros. Los meteoros se vuelven visibles en todas las partes del cielo, y se observan mejor a unos 30 grados de distancia de la constelación de Leo.

Simplemente acuéstate en tu sitio de observación, apunta tus pies hacia el este, y relájate disfrutando del vasto cielo. Aunque no esperemos una tormenta masiva como la de 1833, observar de 10 a 15 estrellas fugaces por hora bajo un cielo oscuro es un espectáculo bastante decente.