El 'big data' dictamina que no hay agua fluyendo en Marte

Miles de imágenes satelitales de Marte fueron analizadas con inteligencia artificial y lo que parecía agua en movimiento son, en realidad, vetas de polvo deslizándose por laderas debido al viento.

Franjas oscuras en forma de dedos que se extienden por la polvorienta superficie de Marte en Arabia Terra. Crédito: ESA

Durante más de una década, los científicos observaron en Marte unas extrañas formaciones oscuras que aparecían y desaparecían con las estaciones. Estas líneas, conocidas como líneas de pendiente recurrentes (RSL), se encuentran en laderas empinadas y fueron interpretadas como posibles evidencias de agua líquida en movimiento.

La comunidad científica planteó que podrían tratarse de flujos estacionales de salmueras, es decir, agua mezclada con sales que disminuirían su punto de congelación. Esta hipótesis revivió las esperanzas de encontrar condiciones habitables en el planeta rojo, al menos de forma temporal y localizada.

Las imágenes capturadas por orbitadores como el Mars Reconnaissance Orbiter mostraban estas vetas extendiéndose cuesta abajo y desvaneciéndose con el tiempo, algo que evocaba a los riachuelos en la Tierra. La conexión con agua parecía tan plausible como fascinante, y durante años fue ampliamente aceptada.

Pero ahora, un nuevo análisis con herramientas de inteligencia artificial pone en duda esa interpretación. Investigadores de las universidades de Brown y Berna han estudiado el fenómeno a una escala sin precedentes, con cientos de miles de registros procesados por algoritmos de aprendizaje automático.

Ciencia con big data: cómo se investigó

El estudio utilizó más de 86,000 imágenes de alta resolución tomadas por satélites en órbita alrededor de Marte. En estas imágenes, se identificaron más de 500,000 vetas de pendiente, las cuales fueron clasificadas y analizadas mediante técnicas de aprendizaje automático para buscar patrones significativos.

Además de identificar las formaciones, los investigadores cruzaron estos datos con variables ambientales como temperatura, humedad relativa, inclinación del terreno, dirección del viento y nivel de insolación solar. El objetivo era descubrir si las condiciones coincidían con la presencia o formación de agua líquida.

Los resultados fueron claros y sorprendentes: no existe una correlación significativa entre las RSL y factores que permitirían la existencia de agua líquida o hielo superficial. Por el contrario, las vetas son más frecuentes en lugares con actividad eólica intensa y acumulación de polvo fino.

Esto sugiere que los cambios estacionales que antes se atribuían a la acción del agua podrían deberse simplemente a deslizamientos superficiales de polvo impulsados por el viento. En esencia, lo que parecía un fenómeno húmedo sería en realidad un proceso completamente seco.

Implicaciones para futuras misiones

Este descubrimiento tiene importantes consecuencias para la exploración y el estudio de Marte, pues si las RSL no implican la presencia de agua, se reduce el interés en estas regiones como posibles refugios para formas de vida microbiana, pasadas o presentes, además de cambiar la estrategia de futuras misiones.

La NASA y otras agencias espaciales habían considerado estas zonas como áreas de "interés astrobiológico", donde debía evitarse el contacto directo por temor a contaminación con microbios terrestres. Con estos nuevos hallazgos, podrían revaluarse esas restricciones y ampliar la exploración.

La cámara CaSSIS a bordo del Orbitador de Gases Traza ExoMars de la ESA captura franjas oscuras en forma de dedos que se extienden por la superficie. Crédito: Universidad de Brown

Además, el uso de inteligencia artificial para el análisis masivo de datos remotos demuestra una poderosa metodología científica, ya que esta técnica no solo permite revisar hipótesis anteriores, sino que ahorra recursos al reducir la necesidad de enviar misiones físicas a lugares que pueden no ser prioritarios.

En lugar de buscar agua superficial en RSL, los esfuerzos pueden enfocarse en otras evidencias más prometedoras, como minerales hidratados, hielo subterráneo o los casquetes polares marcianos. Allí aún podrían existir reservas de agua que sustenten futuras exploraciones tripuladas o asentamientos.

Una nueva mirada sobre Marte

Este estudio reconfigura por completo nuestra interpretación de uno de los fenómenos más intrigantes de la superficie marciana en donde las líneas de pendiente ya no son riachuelos efímeros, sino simples huellas de polvo deslizándose por acción del viento y la gravedad marciana.

Aunque este resultado enfría el entusiasmo de quienes buscaban señales de agua líquida, no representa una derrota científica, al contrario, refuerza el valor del método: descartar hipótesis con evidencia sólida también es avanzar en la comprensión del cosmos.

También confirma que Marte, pese a ser un desierto seco, sigue siendo un laboratorio fascinante para estudiar procesos geológicos activos y la presencia de vetas que cambian con las estaciones indica que el planeta rojo está lejos de ser estático, incluso si no fluye agua.

Por último, esta investigación es un recordatorio de que la ciencia avanza gracias a la revisión crítica, el uso de nuevas herramientas como la inteligencia artificial y el deseo permanente de comprender mejor los mundos más allá del nuestro.