El Universo no es una simulación: científicos demuestran que la realidad no es un algoritmo
Nuevas investigaciones prueban que la realidad no es una simulación ya que los límites matemáticos ponen un restricción a la comprensión de la física la cual no es posible de reproducir en supercomputadoras.

La idea de que el universo sea una simulación despierta fascinación porque toca algo muy humano, la duda de lo que consideramos real. Sin embargo, los principios de la lógica impiden esta posibilidad y no se trata de tecnología insuficiente, sino de límites profundos en las matemáticas.
Durante siglos, nuestra noción de realidad ha cambiado, primero imaginamos un universo mecánico dominado por engranes invisibles, luego, descubrimos el espacio-tiempo hasta llegar a la naturaleza incierta del mundo cuántico. En cada avance el universo parecía más extraño que la versión anterior.
Las ideas actuales sugieren que el espacio y el tiempo podrían no ser fundamentales, sino procesos más relacionados con la cuántica. Un enfoque que recuerda la visión de John Wheeler, quien creía que todo lo físico se construye a partir de fragmentos elementales de información.
Los científicos describen esa capa primordial como una especie de reino conceptual, más básico que cualquier átomo u onda desde donde emergen las leyes de la naturaleza y la estructura completa del universo, un terreno silencioso y estable que sostiene todo sin necesidad de estar dentro de una simulación.

Si la realidad tuviera una base de datos, podriamos pensar en simularla, sin embargo, ningún programa puede capturar completamente esa estructura. Las herramientas que usamos para describir el universo tienen fronteras intrínsecas, lo que significa que incluso un modelo perfecto siempre dejaría algo fuera.
La barrera computacional
Algunos teoremas matemáticos muestran que cualquier sistema basado sólo en reglas finitas y precisas siempre dejará verdades fuera de su alcance y las investigaciones muestran que existe un límite para cualquier teoría puramente algorítmica de la naturaleza.
Uno de estos límites indica que un sistema lógico puede contener afirmaciones verdaderas que jamás podrán demostrarse. En física, esas verdades ocultas pueden aparecer como detalles de procesos que ningún cálculo puede realizar, por más avanzado que sea el método empleado.
Otro resultado importante afirma que ningún sistema puede definir completamente su propia idea de verdad, lo que significa que siempre existe un nivel externo necesario para validar ciertas afirmaciones. La verdad completa de la naturaleza no cabe dentro de un conjunto fijo de reglas programables o repetibles mecánicamente.
Existen también fenómenos tan complejos que ningún procedimiento puede decidir plenamente su comportamiento, algo que aparece en materiales cuánticos o en sistemas de muchas partículas. La indecidibilidad no es un capricho matemático, es un sello que indica que la realidad no cabe en un algoritmo.
La Meta-Teoría del Todo
Para describir completamente el universo, los investigadores proponen una estructura más amplia que una teoría basada sólo en reglas. Esta nueva visión, llamada Meta-Teoría del Todo, incorpora recursos que no dependen exclusivamente de procesos mecánicos.
Dentro de esta perspectiva aparece la idea de un mecanismo externo que reconoce verdades que los cálculos no pueden demostrar y que no se obtiene siguiendo reglas internas, sino desde un nivel más profundo donde la naturaleza parece “saber” algo que trasciende cualquier lista finita de instrucciones o algoritmos.

Ese componente externo resulta más fundamental que las leyes físicas usuales porque define su sentido completo. Las teorías tradicionales describen cómo se comporta el universo, pero no pueden justificar todas sus verdades internas. La Meta-Teoría del Todo aporta ese cierre final que ningún sistema lógico puede generar por sí sólo.
De este modo, la naturaleza muestra que contiene elementos cuya verdad no depende del cálculo, sino de una estructura más amplia. La ciencia comienza a reconocer que la realidad no sólo sigue reglas, sino que está anclada en un terreno donde la verdad existe antes de cualquier procedimiento automático.
Escapando a la programación
La hipótesis de la simulación sostiene que todo puede describirse como un conjunto de instrucciones, sin embargo, la investigación muestra que esta visión sólo capta la parte computable del universo. La realidad incluye verdades que no proceden de reglas finitas, por lo que ninguna simulación podría reproducirlas completamente.
Una simulación debe seguir una secuencia clara de pasos que pueden implementarse en una máquina. Pero la realidad contiene elementos cuyo estatus verdadero no depende de un procedimiento, esa diferencia crea una brecha fundamental que ningún programa puede cruzar, sin importar su complejidad.
Incluso una supercomputadora capaz de modelar galaxias enteras estaría limitada por las fronteras lógicas que restringen lo computable. Podría imitar comportamientos, pero jamás abarcar la estructura conceptual que da sentido completo a esos comportamientos. Siempre habría algo que quedaría fuera del alcance de la simulación.
Por eso, no se trata solo de dificultad técnica sino de imposibilidad lógica. El universo no está escrito como un código, sino sostenido por una base donde la verdad no depende del cálculo. Esta estructura profunda, que ninguna máquina puede reproducir íntegramente, es lo que impide que la realidad sea simulada.
Referencia de la nota
Consequences of Undecidability in Physics on the Theory of Everything. Lawrence M Krauss, Arshid Shabir, Francesco Marino. Journal of Holography Applications in Physics, 2025