Una llamarada del Sol podría dejar a México sin internet: qué es una tormenta geomagnética y cómo nos afectaría

Las recientes tormentas solares muestran que el Sol atraviesa una fase activa y podría afectar los satélites, las redes eléctricas y la conectividad global, incluyendo a México, durante los próximos meses.

La actividad solar afecta directamente a la Tierra.

Durante los últimos días, el Sol ha lanzado varias llamadas y eyecciones de masa coronal (CME), que impactaron la Tierra, provocando auroras visibles en latitudes inusuales y alteraciones menores en las comunicaciones. Estos eventos confirman que estamos entrando en la etapa más activa del actual ciclo solar 25.

Las tormentas geomagnéticas recientes han sido clasificadas entre moderadas y severas, alcanzando niveles G3 y G4 en la escala de la NOAA . Aunque la mayoría de sus efectos fueron auroras sobre latitudes más bajas de lo común, como México, también pueden generar pequeñas fluctuaciones en sistemas eléctricos y de navegación.

Este aumento de actividad no es casualidad, ya que cada 11 años, el Sol alcanza su máximo solar , un período en el que la cantidad de manchas y erupciones aumenta notablemente. Se anticipa que el punto culminante del ciclo 25 ocurrirá en 2026, con más tormentas y posibles ojos dirigidas a la Tierra.

Si una CME particularmente potente se alineara con nuestro planeta, podría causar perturbaciones significativas y los satélites experimentarían sobrecargas eléctricas; las señales GPS se degradan y las redes eléctricas reciben corrientes inducidas que podrían sobrepasar su capacidad de protección.

Aurora captada en Colorado UE. Crédito: Fernando Morelli.

Aunque los sistemas modernos son más resistentes que hace décadas, la recurrencia de estos fenómenos recuerda lo vulnerables que somos. Cada destello solar observado por los telescopios de la NASA y la ESA es un recordatorio de que dependemos de un astro tan vital como impredecible.

Efectos globales y en México

Una gran tormenta geomagnética global podría afectar simultáneamente redes eléctricas, satélites de Internet, vuelos y cables submarinos que transportan la información del mundo. La magnitud del impacto depende de la intensidad y dirección del campo magnético solar.

En México, los efectos directos suelen ser moderados, pero las interconexiones globales hacen que el país también sea vulnerable . Si una tormenta afectara los satélites que proveen Internet o los sistemas eléctricos de Norteamérica, la infraestructura mexicana podría experimentar cortes, lentitud o degradación de señales.

Durante los episodios recientes, los observatorios nacionales registraron variaciones leves en el campo geomagnético y aunque no causaron daños, sirvieron como ensayo real para los protocolos de monitoreo y respuesta ante el clima espacial, con observaciones esenciales para desarrollar estrategias de prevención.

El Servicio Meteorológico Nacional y la NOAA vigilan las tormentas solares casi en tiempo real , gracias a los satélites como el SOHO y el Parker Solar Probe. Esto hace que se puedan emitir alertas con horas o días de anticipación, permitiendo que gobiernos y empresas tomen precauciones antes del impacto.

Qué pasaría si llegara una tormenta extrema

Los científicos aún recuerdan el Evento Carrington de 1859, la tormenta más intensa de la historia moderna. Si algo similar ocurriera hoy, podría interrumpir satélites, dañar transformadores y desconectar temporalmente a millones de personas de Internet y la energía eléctrica.

Simulaciones recientes estiman que una tormenta de esa magnitud generaría corrientes inducidas millas de veces superiores a las de un día normal. Los cables submarinos (arterias de Internet global), podrían sufrir fallos prolongados, y las constelaciones de satélites de órbita baja experimentarían pérdidas de altitud por el aumento del arrastre atmosférico.

Imagen artística de un tren de satélites Starlink en órbita alrededor de la Tierra.

Aunque un apagón digital total es improbable, los efectos regionales serán severos: interrupciones de vuelos, fallas en la banca electrónica y retrasos en operaciones logísticas. Las economías interconectadas podrían tardar días o semanas en estabilizar sus redes de comunicación.

El caso reciente de Starlink, que perdió decenas de satélites durante una tormenta en 2022 , demuestra que ni las tecnologías más modernas están a salvo; por lo que preparar ante un evento solar extremo ya no es ciencia ficción, sino un desafío real para la infraestructura planetaria.

Prepáranos para el clima espacial

Cada tormenta solar es también una oportunidad para aprender con avances científicos como observatorios solares, modelos numéricos y sistemas de alerta que nos ayudan a pronosticar los impactos del clima espacial con mayor precisión que nunca.

En tierra, las redes eléctricas y los operadores satelitales pueden adoptar protocolos de mitigación; reduciendo la carga, aislando transformadores o colocando satélites en modo seguro. Estas acciones simples pueden evitar daños costosos y prolongados.

En México y América Latina, reforzar la infraestructura digital y establecer centros regionales de monitoreo solar es una tarea urgente; en el que las políticas públicas deben incluir el clima espacial como parte de la gestión de riesgos naturales y tecnológicos.

El Sol es fuente de vida, energía y belleza, pero también es un recordatorio de nuestra fragilidad tecnológica , por lo que comprender su comportamiento y prepararnos para sus tormentas es esencial para asegurar que la próxima aurora no traiga oscuridad digital.