Biodrones con alas: así ayudan las abejas a medir la contaminación del aire en México

Las abejas producen miel... y parece que también ayudan a vigilar el aire que respiramos. ¿Y si funcionaran como biodrones naturales, reflejando la calidad del aire en cada entorno que visitan?

contaminacion; aire; particulas finas; PM2.5; Mexico; urbano; polinizador; calidad del aire; rural
Una abeja recorre hasta 5 km diarios en busca de néctar.

¿Y si te dijera que las abejas, además de producir miel y polinizar flores, también podrían convertirse en pequeñas inspectoras ambientales? La contaminación se ha vuelto un problema recurrente en los últimos años. Y entre zumbidos y kilómetros de vuelo, a veces, las abejas cargan en sus alas restos invisibles del aire que respiramos.

El material particulado atmosférico (PM) se clasifica según el tamaño de sus partículas en ultrafinas, miden menos de 0.1 micrómetros (μm); finas, conocidas como PM2.5, miden menos de 2.5 micrómetros y gruesas (PM10), alcanzan hasta 10 micrómetros.

La exposición a partículas ultrafinas y finas, presentes en el aire contaminado, tiene efectos negativos en la salud humana. En particular, la exposición a partículas finas (PM2.5) se ha asociado con trastornos neurológicos y enfermedades cardiovasculares, así como con alteraciones en el sistema endocrino y respiratorio, al penetrar profundamente en los pulmones.

Hasta el momento, la mayoría de los estudios publicados se han centrado en analizar la composición química del material particulado, pero su toxicidad no depende solo de su composición, sino también de su tamaño y forma. Sin embargo, todavía queda mucho que investigar sobre formas y tamaños.

Y sí, muchas veces es muy difícil extraer muestras en cantidades suficientes que permitan su análisis mediante técnicas convencionales. Pero a falta de drones caros, la naturaleza le da una mano a la ciencia. Esta vez la propuesta es muy singular: ¿y si existieran colectoras naturales de partículas?

calidad del aire; monitoreo; abeja; Mexico; urbano; polvo; contaminacion; particulas; PM2.5; urbano
Apis mellifera… y hasta et cetera: no solo transporta miel, trae adherido el aire que compartimos.

Un estudio realizado en México explora si las abejas pueden actuar como biodrones, o sea, biosensores naturales capaces de rastrear la contaminación del aire que respiramos. Estos insectos vuelan kilómetros diarios, convirtiéndose en auténticos sensores con alas.

Apis mellifera... et cetera

Apis mellifera es el nombre científico de la abeja melífera o europea. Del latín, apis que significa abeja; mel, miel y ferre, llevar o transportar. Pero parece que estas abejas transportan más que miel. Llevan consigo valiosas muestras del aire que respiramos.

La abeja europea (Apis mellifera), también conocida como abeja doméstica o melífera, es la especie de abeja con mayor distribución en el mundo.

Debido a su actividad intensa de forrajeo en un radio de varios kilómetros alrededor de la colmena, al cuerpo de estos insectos se adhieren partículas finas y contaminantes atmosféricos de los lugares por donde transitan. Y es este muestreo natural es lo que permite caracterizar y comparar la contaminación entre ambientes urbanos altamente impactados y áreas rurales.

El estudio, publicado en Chemosphere en 2024, analiza cómo las abejas en diferentes entornos pueden servir como biomonitoras de la calidad del aire. Se compararon dos contextos urbanos distintos: Hermosillo, una ciudad de tamaño medio, y Ciudad de México, una megaciudad. Además, se tomaron muestras en dos localidades rurales y en un campus universitario como áreas de control.

Para ello, se recolectaron abejas (Apis mellifera) en cada lugar y se examinaron las partículas adheridas a sus alas mediante técnicas de microscopía. Estas técnicas son las que permiten ver lo que resulta invisible al ojo humano y pertenece al mundo microscópico, de los micrómetros.

Luego, se identificaron los tamaños y composiciones químicas de dichas partículas. Y así, se fueron develando, a base de ciencia, los mapas microscópicos que se escondían en sus alas. Mapas que hablan de aire, polvo urbano y de contaminación.

¿Qué encontraron?

En Hermosillo y Ciudad de México, el 91.4 % y 88.9 %, respectivamente, de las partículas recogidas por las abejas correspondían a PM2.5, significativamente mayor que el 69 % y 63.4 % reportado en muestras de polvo urbano suspendido.

En Hermosillo y Ciudad de México, el 91.4 % y 88.9 %, respectivamente, de las partículas recogidas por las abejas correspondían a PM2.5.

Y mientras las partículas finas dominan el aire en los ambientes urbanos, en zonas rurales y en el campus universitario, la cantidad de partículas adheridas fue notablemente menor. Esto, a su vez, resalta la capacidad de las abejas para reflejar las condiciones de contaminación local.

abejas; monitoreo; biosensores; urbano; calidad del aire; contaminantes; particulas finas; CMDX; Hermosillo
Huella química del aire: en Hermosillo predomina polvo natural, y en Ciudad de México metales tóxicos. Abajo microscopía muestra partículas finas adheridas a las alas. Imagen tomada de Meza-Figueroa et al. (2024).

Además, las partículas en la Ciudad de México fueron más pequeñas comparadas con Hermosillo. Y también hay diferencias en la composición. En Hermosillo aparecieron partículas más ligadas a procesos geológicos (como silicatos o arsénico natural), mientras que en la Ciudad de México abundaban metales pesados de origen industrial y vehicular, como plomo, níquel o cromo.

De salud e impactos

Las partículas finas (PM2.5) son extremadamente peligrosas para la salud. Su tamaño les permite penetrar profundamente en los pulmones e incluso pasar hasta el torrente sanguíneo. Se relacionan con enfermedades respiratorias, cardiovasculares y con un mayor riesgo en grupos vulnerables, como los niños y los adultos mayores.

Las abejas reflejan con precisión lo que contiene el aire que compartimos y muestran la firma química de la contaminación urbana en sus diferentes entornos. Evidencia tangible de que, aunque invisible a la vista, la contaminación no es un concepto abstracto, sino un problema que respiramos a diario.

Las abejas ya son esenciales para polinización y biodiversidad, pero ahora se perfilan como importantes aliadas en el monitoreo ambiental. Su eficacia como biodrones permite caracterizar la contaminación en diferentes entornos, mientras refuerza conexiones entre naturaleza silvestre y humana.

Referencia de la noticia

Tracking fine particles in urban and rural environments using honey bees as biosamplers in Mexico. Septiembre de 2024. Diana Meza-Figueroa, Francisco Berrellez-Reyes, Benedetto Schiavo, Ofelia Morton-Bermea, Belem Gonzalez-Grijalva, Claudio Inguaggiato y Erika Silva-Campa. Revista Chemosphere.