Muerte de aves, desestabiliza ecosistemas: peligro sobre la dispersión de semillas y el control de insectos
Un análisis global muestra la gran dependencia de los ecosistemas de las especies de aves. Especialmente en los paisajes agrícolas y urbanos, las comunidades están perdiendo su estabilidad, con consecuencias para la biodiversidad, el clima y la agricultura.

La disminución de la avifauna se ha considerado durante años un síntoma de una crisis ecológica más amplia. Sin embargo, un nuevo estudio global muestra que la muerte de aves tiene consecuencias que van mucho más allá del mero número de especies.
Cuando ciertas especies desaparecen, la naturaleza pierde no solo diversidad, sino también estabilidad. El equilibrio ecológico se desequilibra, en algunos casos, más rápido de lo que los investigadores habían sospechado.
Qué descubrió el estudio
Un equipo internacional de investigación, analizó 3696 especies de aves de 1281 comunidades de aves distribuidas por todo el mundo. Combinaron mediciones precisas de la anatomía, el comportamiento, la dieta y las funciones ecológicas de las especies.
La pregunta central:
¿Cómo cambia la capacidad de un ecosistema para afrontar las perturbaciones cuando los paisajes se utilizan para la agricultura o la urbanización?
El resultado es claro
En todas las regiones, las comunidades de aves pierden tanto la diversidad funcional como la redundancia que las mantiene estables a medida que aumenta el uso del suelo. Esto reduce la "red de seguridad" ecológica que protege a los ecosistemas del colapso.
Por qué la redundancia funcional es crucial
En hábitats no perturbados, muchas especies realizan tareas similares: dispersar semillas, regular las poblaciones de insectos y polinizar plantas. Si una especie falla, otra puede intervenir. Esta "póliza de seguro de la naturaleza" se denomina redundancia funcional.
Sin embargo, en paisajes con uso intensivo, este mismo principio se está desmoronando. A menudo, solo sobreviven unos pocos generalistas robustos. Los especialistas que cumplen funciones únicas desaparecen primero, y con ellos, servicios ecológicos vitales.
El estudio muestra que esta pérdida de redundancia avanza más rápido de lo previsto. Incluso si algunas especies sobreviven, apenas queda un amortiguador funcional para amortiguar las presiones futuras.
Roles clave en riesgo: frugívoros e insectívoros
La situación es particularmente crítica para los grupos de aves que realizan tareas esenciales para los ecosistemas: frugívoros e invertívoros, que cazan insectos. Ambos grupos están experimentando un fuerte declive a nivel mundial.
Los frugívoros dispersan semillas y permiten que las plantas se propaguen en paisajes cambiantes. Los insectos depredadores regulan las plagas, estabilizando así los sistemas naturales y agrícolas.
Si estos grupos se reducen, sus funciones difícilmente podrán ser reemplazadas. Los investigadores advierten que incluso la pérdida de unas pocas especies adicionales puede provocar colapsos abruptos.
Las simulaciones pintan escenarios sombríos
El estudio también modeló el impacto de nuevos eventos de extinción, por ejemplo, debidos al cambio climático o a los pesticidas. El resultado:
En los paisajes agrícolas y urbanos, la diversidad funcional colapsa significativamente más rápido que en los hábitats naturales. Los sistemas son menos resilientes porque carecen de la diversidad de especies similares que podrían intervenir durante las emergencias.
Las rápidas reacciones ecológicas en cadena son particularmente probables en las regiones tropicales, que albergan muchas especies especializadas. Allí prácticamente no existen especies sustitutas que puedan reemplazar a las especies desaparecidas.
Alterations in land use are found to leave bird communities with fewer backup species for key ecological roleshttps://t.co/DQCwE4zEvD
— nature (@Nature) November 27, 2025
Lo que la política y la sociedad deben aprender de esto
Los resultados muestran claramente que los paisajes con influencia humana son funcionalmente más frágiles de lo que sugiere su biodiversidad. Incluso las especies robustas no pueden compensar a largo plazo la pérdida causada por la desaparición de especies de aves especializadas.
Porque donde faltan especies de aves, los ecosistemas pierden su resiliencia. Y sin ecosistemas estables, los humanos también carecemos de las bases para la seguridad alimentaria, la regulación climática y la biodiversidad.
Referencia de la noticia
Weeks, Thomas L., Patrick A. Walkden, David P. Edwards, Alexander C. Lees, Alexander L. Pigot, Andy Purvis, and Joseph A. Tobias. 2025. “Land-Use Change Undermines the Stability of Avian Functional Diversity.”