UNESCO lanza alerta: el retraso en la Alfabetización Post-Pandemia pone en riesgo el futuro de millones de niños

UNESCO advierte que la crisis educativa post-pandemia aún no se supera. En el Día Internacional de la Alfabetización 2025, recordemos que leer y escribir más que habilidades son llaves que abren futuro.

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Se recomienda que cada país adopte un programa de recuperación, para acelerar el aprendizaje. Imágenes tomadas de UNICEF (2025).

"Los niños son la esperanza del mundo". Sin embargo, en muchos salones, las letras del abecedario siguen esperando. Una herencia invisible que nos dejó la pandemia, un rezago que se forjó en pupitres vacíos y pizarrones sin trazos, durante unos muy largos meses.

Para 2024, 4 de cada 10 niños no alcanzaban el nivel mínimo de competencia lectora, y 272 millones de niños y adolescentes estaban fuera de la escuela en 2023.

A pesar de los avances, al menos 739 millones de jóvenes y adultos en todo el mundo siguen careciendo de competencias básicas de alfabetización en 2024. Y al mismo tiempo, 4 de cada 10 niños no alcanzan el nivel mínimo de competencia lectora, mientras 272 millones de niños y adolescentes estaban fuera de la escuela en 2023.

La alfabetización es un derecho humano fundamental. Saber leer y escribir permite disfrutar de otros derechos, mayores libertades y una ciudadanía global. Es la base para adquirir conocimientos, habilidades, valores, actitudes y comportamientos que fomenten una cultura de paz, respeto, solidaridad, justicia, diversidad, libertad y tolerancia. "Ser cultos es el único modo de ser libres".

El 26 de octubre de 1966, la Conferencia General de la UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, durante su 14ª sesión, declaró el 8 de septiembre como Día Internacional de la Alfabetización (DIA). Una fecha para recordar la importancia de la alfabetización de las personas, así como de la necesidad de intensificar los esfuerzos para lograrlo.

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La COVID-19 provocó una interrupción sin precedentes en la educación a nivel mundial, amplificando la crisis de aprendizaje preexistente. Imagen tomada de UNICEF (2025).

En el marco de su celebración, este 2025, hablemos también de lo que nos ha quedado de la pandemia. La crisis sanitaria interrumpió el aprendizaje en todo el planeta, y aunque la vida cotidiana parece haber retomado su curso, la educación sigue arrastrando un rezago silencioso y preocupante.

Letras en pausa

La alfabetización es un componente clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de la Agenda 2030, aprobados por los mandatarios mundiales en septiembre de 2015. En específico, a partir del Objetivo 4, se busca garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad; y promover diversas oportunidades de aprendizaje permanente para todos.

De acuerdo con datos de la UNESCO se estima que, a escala mundial, al menos 773 millones de jóvenes y adultos no saben aún leer ni escribir y 250 millones de niños no desarrollan las capacidades básicas de cálculo, lectura y escritura.

Sin embargo, la pandemia llegó cerrando escuelas, y dejó a más de 1,600 millones de estudiantes fuera de las aulas en 2020. En 2022, casi 24 millones de estudiantes no regresaron a la educación formal, de los cuales, unos 11 millones fueron niñas y mujeres jóvenes. La crisis exacerbó las desigualdades en la educación.

Tras la interrupción de las clases presenciales, la transición a lo digital no fue igual para todos. Las brechas tecnológicas y sociales ampliaron la distancia entre quienes pudieron continuar aprendiendo y quienes se quedaron atrás. Y se quedaron ahí, hechas murmullo, todas las letras que esperaban ser pronunciadas. El futuro robado por una brecha digital.

En países de ingresos bajos y medios, los cierres escolares duraron más que en los países de ingresos altos, y la capacidad de implementar educación a distancia fue muy desigual.

En promedio, los cierres escolares fueron de unos 224 días. Pero en países de ingresos bajos y medios, duraron más que en los países de ingresos altos, y la capacidad de implementar educación a distancia fue muy desigual. En países desarrollados se usaron plataformas digitales, pero en otros la educación remota se limitó a radio o televisión, con millones de niños sin acceso a esos medios.

Según cifras recientes, 1 de cada 5 estudiantes en edad de primaria no alcanza los niveles mínimos de comprensión lectora. Y en países de ingresos bajos y medios, más del 50% de los niños de 10 años no pueden leer un texto simple con fluidez.

Leer en futuro

La UNESCO insiste en que el rezago se puede revertir con políticas educativas sólidas, inversión y programas de recuperación específicos. Desde el inicio de la pandemia, ha coordinado esfuerzos entre gobiernos, la sociedad civil y el sector privado para garantizar la continuidad escolar y acompañar la reapertura.

En 2021, el proyecto Mission: Recovering Education, constituyó una alianza de la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial, con tres ejes clave: retorno a clases presenciales, recuperación de aprendizajes y apoyo docente. Porque sí, la COVID-19 obligó a la comunidad educativa mundial a aprender lecciones críticas, pero también puso de relieve que la transformación y la innovación son posibles.

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UNICEF hizo esfuerzos por facilitar el acceso de niños y niñas con menos recursos a la educación a distancia. Imagen tomada de UNICEF (2025).

El lema de este año es: Promover la alfabetización en la era digital. La educación a distancia e híbrida, una necesidad en la pandemia, tiene el potencial de transformar el futuro del aprendizaje si los sistemas se fortalecen y se aprovecha mejor la tecnología para complementar a docentes capacitados y con buen apoyo. ¡OJO! Usar la tecnología como complemento, no sustituto.

Experiencias en comunidades rurales, programas de tutorías personalizadas o iniciativas de alfabetización digital han mostrado resultados alentadores. Pero se requiere de voluntad política, financiamiento y continuidad. ¿Qué urge?:

  • Fortalecer espacios físicos de la escuela (más allá de lo digital),
  • promover tecnologías libres y relaciones humanas en el aula,
  • salvaguardar la financiación pública educativa,
  • fortalecer la formación de docentes en entornos digitales,
  • garantizar infraestructura y conectividad universal.

El objetivo debe ser generar modelos de enseñanza que combinen lo mejor de lo presencial y lo virtual, y sobre todo, que no dejen atrás a los más vulnerables, o a aquellos que no cuenten con la infraestructura tecnológica necesaria. No basta con regresar a clases. La clave es ajustar currículos y métodos de enseñanza para que se adapten al nivel real de los estudiantes después de la pandemia.

Invertir en alfabetización y tecnología es invertir en el tejido social, y debe ser puente, no reemplazo. Que los dedos que deslizan pantallas también puedan acariciar hojas impresas. Y sobre todo, con cada cuento leído en voz alta, cada nombre escrito por primera vez, siga fortaleciéndose el futuro... Porque "los niños nacen para ser felices"... porque ellos son la esperanza del mundo.

Referencias de la noticia

The State of the Global Education Crisis: A Path to Recovery. 2021. Reporte conjunto de la UNESCO, UNICEF y el Banco Mundial.

Día Internacional de la Alfabetización. 2025. UNESCO.