Árboles frutales que se podan en septiembre en México: guayabo, durazno y cítricos
Septiembre es el mes donde se define la cosecha de varios frutales en México. El guayabo, el durazno y los cítricos encuentran en la poda de este mes su momento ideal.

Podar árboles frutales es de esas cosas que ponen nervioso a cualquiera, aunque sea de las tareas más necesarias en el jardín. Hay quienes creen que podar es mutilar, otros juran que es cosa de expertos inaccesibles y unos más simplemente nunca lo hacen por miedo a “matar al árbol”. Pues te digo de una vez: no podar es peor que podar mal.
Cuando termina la etapa más húmeda del año, los frutales guardan energía como si se estuvieran cargando las pilas. Es justo aquí donde entra la poda. No es un capricho, no es por estética, es pura estrategia agrícola y quien no lo hace en este momento, está desperdiciando el mejor impulso natural del árbol.
El tema es que cuando se trata de podas, nadie lo explica de manera clara. La mayoría de manuales repite lo mismo de siempre: “hay que dejar entrar la luz, mejorar la aireación y eliminar ramas enfermas”. Sí, todo eso es cierto, pero hay secretos que casi nadie te dice y que hacen toda la diferencia.
Además, cada árbol tiene su carácter, no es lo mismo el guayabo, que es medio rudo, al durazno, que es delicado y berrinchudo, o los cítricos, que son pacientes pero orgullosos. Si los tratas igual, te va a ir mal. Cada frutal pide su propio estilo de poda y septiembre es su momento favorito para hacerlo.

Así que si quieres dejar de tener árboles que solo dan sombra y mosquitos, y pasar a tener frutales con fruta de verdad, toca perder el miedo y entender cómo va el juego. Vamos a hablar claro, sin romanticismos ni dale vueltas al asunto.
¿Por qué septiembre?
Esta es la pregunta del millón. ¿Por qué no en enero o en mayo? Porque en septiembre pasa algo especial: los árboles vienen cargados de reservas después de la temporada de lluvias. Están listos para cicatrizar rápido, responder al corte y arrancar con energía el siguiente ciclo.
Si los podas en invierno, se tardan más en recuperarse y sufren estrés, si lo haces en plena sequía, las heridas quedan expuestas demasiado tiempo. Es por eso que septiembre es el momento en que la fisiología del árbol y el clima se alinean a tu favor. Además, esta poda ayuda a romper ciclos de plagas. Al abrir la copa, les quitas su escondite y esto es clave para los frutales.
El durazno: exigente pero agradecido
El durazno es un árbol dramático, literalmente hablando, si lo podas mal, se venga con una lluvia de chupones, esas ramas largas, delgadas y verticales que no sirven más que para gastar energía. Esto sucede porque el durazno produce fruta en las mismas ramas del año anterior. Si cortas sin pensar, eliminas justo la madera que produce.
Y de hecho existe un mito que urge romper: “entre más ramas dejes, más duraznos tendrás”. Eso es completamente falso, lo único tendrás son duraznos pequeños, deformes y una copa que ni la luz atraviesa. La solución es hacer que la copa quede abierta, como si se tratará de un vaso. Así el sol entra de manera uniforme y los frutos maduran mejor.
Si en este mes dejas el árbol muy cerrado, en enero vas a sufrir y llorar con la presencia de hongos. Recuerda que la humedad atrapada en la copa es un imán para hongos como la moniliasis y otras enfermedades, y luego no falta el que se queja de que el durazno es “difícil”. No es difícil, lo que pasa es que muchos lo tratan mal.
Si haces la poda correcta en este mes, el siguiente año tus duraznos van a ser más uniformes, de mejor tamaño y con menos problemas de plagas y si lo combinas con un aporte de potasio y fósforo en la fertilización, prepárate para ver la diferencia y disfrutar de tu recompensa.
Los cítricos: precisión quirúrgica
Los cítricos son otro nivel, ni tan delicados como el durazno ni tan rudos como el guayabo pero tienen un secreto: odian los cortes grandes. Si cortas ramas gruesas, cicatrizan lento y se convierten en puerta de entrada para hongos como la gomosis. Así que nada de dejar que se descontrole y luego querer resolver todo con una poda brutal, mejor podas ligeras y constantes.
Con estas especies el mito más común es creer que “las ramas bajas protegen al árbol”. Una mentira más, lo que hacen es convertirse en puente directo para plagas del suelo, desde hormigas hasta hongos, por eso en este mes es importante levantar un poco la copa y dejar un espacio libre con el suelo.

Y otro dato que pocos mencionan es que cuando abres la copa del cítrico, los frutos toman mejor color. No es lo mismo un limón pálido y débil que creció a la sombra, que uno verde intenso y brillante que recibió sol directo, la poda influye en cómo se ve y en cómo sabe tu fruta.
El guayabo: menos es más
El guayabo tiene fama de ser un árbol aguantador, crece casi en cualquier tipo de suelo, sobrevive sequías y parece indestructible. Pero aquí viene la primera verdad incómoda, porque si no lo podas en este mes, prácticamente se convierte en un hotel de plagas. Mosca de la fruta, cochinillas, todo se mete en esa copa densa.
El error más común es pensar que podarlo fuerte lo hace “más productivo”. ¡Mentira! Al guayabo no le gusta que lo rapen, si lo dejas casi pelón, se estresa y puede tardar poco más de un año en recuperarse. Lo que pide es limpieza selectiva, asi que procura solo cortar las ramas que se cruzan, las que crecen hacia el centro y las enfermas. Nada más.
Un detalle que muchos ocultan es la manera en la que se deben de realizar los cortes; estos deben ser en diagonal. Si cortas plano, el agua de lluvia se acumula y ahí empieza el caldo de cultivo de hongos. Y ojo, nunca dejes las ramas enfermas tiradas bajo el árbol, eso es como invitar a las plagas a quedarse a vivir.
Si quieres fruta de verdad debes de perder el miedo a la poda, entender que cada árbol tiene su carácter y que el calendario no es un invento, es biología en su máxima expresión. El guayabo pide limpieza ligera, el durazno renovación estratégica y los cítricos precisión quirúrgica.
Y sí, al principio da miedo cortar, duele ver ramas sanas en el suelo pero si no lo haces, vas a tener árboles que solo dan sombra y plagas. La poda es el tipo de manejo que separa a los que solo tienen un patio verde de los que presumen canastas llenas de fruta. Pero si todavía dudas, haz la prueba: poda uno y deja otro sin podar, y en la siguiente temporada me cuentas cuál te agradeció más.