Calendario de siembra 2026: qué plantar en el huerto mes a mes y tareas clave
Saber qué plantar y en qué momento hacerlo ayuda a que el huerto crezca mejor, se aproveche el clima, se reduzcan errores y las plantas estén más sanas durante todo el año.

El inicio de un nuevo año siempre trae consigo la misma pregunta para quienes tenemos un huerto o estamos por empezar uno: ¿qué voy a sembrar y cuándo? Aunque la agricultura es una actividad profundamente ligada al clima y a la naturaleza, la planeación sigue siendo una de las herramientas más poderosas del agricultor y del jardinero.
En 2026, como en cualquier otro año, las condiciones climáticas no serán idénticas en todas las regiones. Por eso entender el año agrícola como un ciclo completo, y no como meses aislados, es esencial para tener un huerto más productivo y sano.
El calendario de siembra no solo sirve para saber qué plantar, también ayuda para anticipar labores, organizar tiempos, preparar suelos y distribuir mejor los espacios. Un huerto bien planeado se nota desde la siembra, pero también desde lo que se hace antes y después de ella.
No todos los cultivos responden igual al clima. Existen plantas que aman el frío, otras que lo resisten y muchas que simplemente no lo toleran. Sembrar en el momento correcto reduce plagas, enfermedades y estrés en las plantas, algo que muchas veces se subestima.

Es importante entender que ningún calendario de siembra es universal. La altitud, la latitud y el microclima cambian por completo las fechas, incluso dentro de una misma región. Un calendario de siembra no es una regla rígida, sino una guía viva que ayuda a tomar mejores decisiones.
El invierno como etapa de preparación y siembra estratégica
El inicio del año, especialmente de enero a febrero, suele verse como un periodo muerto en el huerto, pero en realidad es la primera fase importante. El invierno es ideal para preparar, no para acelerar. En zonas templadas y frías, se aprovecha para siembras protegidas y cultivos resistentes.
Durante estos meses es común sembrar hortalizas de hoja como lechuga, espinaca, acelga y arúgula, así como cebolla, ajo y algunas crucíferas. El frío favorece un crecimiento más lento pero con mejor estructura y sabor. También es buen momento para iniciar semilleros bajo cubierta.
Las tareas más importantes del invierno incluyen la preparación del suelo, la incorporación de composta madura y la planeación de rotaciones. Un suelo trabajado en invierno responde mejor en primavera, ya que se estabiliza su estructura y microbiología.
Primavera: el arranque fuerte del ciclo productivo
La primavera, de marzo a mayo, es el verdadero inicio del año agrícola. Las temperaturas comienzan a subir, los días se alargan y la actividad vegetal se dispara. Es la estación donde más errores se cometen por querer sembrar todo al mismo tiempo, pero también donde más oportunidades existen.
En esta etapa se siembran cultivos como jitomate, chile, pimiento, calabaza, pepino, maíz, frijol y girasol, dependiendo de la región. Todo está en esperar a que el riesgo de heladas haya pasado, especialmente en cultivos sensibles al frío.
Las tareas primaverales incluyen trasplantes, tutorados tempranos y control preventivo de plagas. Una planta bien establecida desde primavera será más resistente durante el verano, tanto a enfermedades como a estrés hídrico.
Verano: manejo, cosecha y resistencia
El verano, de junio a agosto, no siempre es el favorito del horticultor, pero es cuando el huerto demuestra su fortaleza. Las altas temperaturas aceleran el crecimiento, pero también los problemas, si no hay manejo adecuado.

En esta etapa se continúan sembrando cultivos de ciclo corto como rábano, ejote, cilantro y albahaca, además de mantener producción de solanáceas y cucurbitáceas. La sombra parcial y el riego eficiente se vuelven fundamentales.
Las tareas del verano incluyen poda, cosecha constante, acolchado y monitoreo de plagas. Un huerto descuidado en verano se agota rápido, pero uno bien manejado puede producir hasta finales de la estación sin problema.
Otoño: transición, renovación y equilibrio
El otoño, de septiembre a noviembre, es una de las estaciones más nobles para el huerto. Las temperaturas bajan, el estrés térmico disminuye y las plantas vuelven a equilibrarse. Es una segunda oportunidad para muchos cultivos.
Durante estos meses se siembran nuevamente hojas verdes, brócoli, coliflor, rábano, zanahoria y betabel. El crecimiento es más lento que en primavera, pero más estable, lo que se traduce en cosechas de buena calidad.
Las tareas otoñales incluyen limpieza de camas, siembras escalonadas y preparación para el invierno. Cerrar bien el ciclo de verano es tan importante como iniciar el de invierno, ya que evita acumulación de plagas y enfermedades.
Tareas que se repiten todo el año
Más allá de lo que se siembra cada mes, hay labores que acompañan al huerto durante todo el año. La observación constante es una de las herramientas más subestimadas, pero más efectivas.
El riego debe ajustarse según la estación, el tipo de suelo y el cultivo. Regar más no siempre es mejor, especialmente en épocas frescas. La fertilización también debe ser gradual y basada en el estado real de las plantas.
A lo largo del año, en Meteored se publicarán calendarios mensuales con mayor nivel de detalle, adaptados al comportamiento del clima y a las condiciones que se vayan presentando.
Planear el huerto para 2026 no significa tener todo bajo control, porque el clima nunca funciona así, pero sí significa estar mejor preparados, saber cuándo avanzar y cuándo frenar. El huerto enseña eso todos los años, y 2026 no será la excepción.