Tus plantas de interior notan el otoño. La guía para salvarlas del cambio de luz y temperatura
Cuando el otoño entra por tu ventana, tus plantas también lo notan: baja la luz, baja su energía y si no ajustas tus cuidados, el invierno puede ser su peor enemigo.

Cuando el otoño llega y muchos pensamos en calabazas, pan de muerto y suéteres cómodos, nuestras plantas de interior sienten el cambio. Aunque vivan dentro de casa, ellas perciben el otoño. No porque vean hojas caer en el bosque, sino porque su ambiente cambia: la luz dura menos, el aire se vuelve más frío y el ritmo de crecimiento baja.
En esta temporada las plantas entran en una especie de modo ahorro de energía, ya no están enfocadas en crecer como lo hacen en primavera y verano, sino en conservar fuerzas. Imagina que es su temporada de descanso, el problema es que muchos seguimos tratándolas igual, mismo riego, misma fertilización, misma ubicación.
Y ahí es cuando empiezan los dramas, hojas amarillas, hongos, raíces pudriéndose o plantas tristes sin saber qué les pasó, esto puede parecer exagerado, pero el 70% de los problemas en plantas de interior durante otoño-invierno se deben a un mal manejo del riego y de la luz.
La buena noticia es que con algunos ajustes simples, tus plantas pueden pasar el otoño felices y llegar súper fuertes a la primavera, se trata de observar más, intervenir menos y entender que el crecimiento natural tiene pausas y el otoño es su pausa necesaria.

Así que si quieres evitar ese sufrimiento cuando de repente ves tu planta decaída y no sabes por qué, esta información te va a servir bastante, vamos a ver cómo ayudar a tus plantas a sobrevivir y brillar en esta temporada donde la luz baja, el riego se reduce y los nutrientes se toman vacaciones.
Tus plantas sienten el otoño aunque estén dentro de casa
Las plantas perciben el día a través de algo llamado fotoperiodismo, es decir, su reloj interno se ajusta a la duración de la luz. Aunque vivan dentro, las horas de luz natural influyen en su metabolismo, lo notas porque muchas dejan de sacar hojas nuevas tan seguido.
En otoño empieza a sentirse el aire fresco mañanero, dentro de casa, quizá no lo percibimos tanto, pero las plantas sí. Incluso una disminución de dos o tres grados puede ser señal para que reduzcan actividad y claro, si vives en zonas más frías, el cambio es más evidente. Algo tan simple como una ventana fría por las noches puede afectar.
Por eso verás que algunas plantas pierden hojas, especialmente variedades tropicales o de crecimiento vigoroso como pothos, monsteras y fitonias, es normal. La clave está en no entrar en pánico ni sobre reaccionar.
Reducción del riego: el error más común
En otoño las plantas no beben al mismo ritmo, así que necesitan menos agua. Con el frío, el sustrato tarda más en secar y las raíces siguen respirando; si hay demasiada humedad alrededor, literalmente se quedan sin oxígeno y empiezan a pudrirse.
Si ves hojas amarillas que empiezan desde la parte baja de la planta, o tallos que se sienten blandos, es señal de alarma: probablemente se esté iniciando una pudrición radicular. Aquí la regla de oro es clara: en duda, no riegues. Tu planta prefiere un poco de sed antes que ahogarse.
En épocas de calor, el sustrato se seca más rápido porque hay más evaporación y las plantas transpiran más. En otoño pasa lo contrario: el sustrato tarda más en secar y la planta absorbe menos agua.
Menos luz: cómo adaptarte sin que tus plantas sufran
En otoño la luz cambia, los días son más cortos y el sol entra en ángulos distintos. Eso significa que muchas plantas que estaban felices en cierto rincón en verano, de repente reciben la mitad de la luz.

Las plantas tropicales y de follaje grande suelen resentirlo más porque necesitan buena luminosidad para mantener su fotosíntesis, si ves hojas nuevas pequeñas, color más pálido o crecimiento torcido hacia la ventana, es señal de que les falta luz.
Mover las plantas un poco más cerca de ventanas ayuda mucho. Otra opción es usar luz artificial. No necesitas un equipo carísimo; una lámpara LED blanca de buena potencia, a 40 a 60 cm de distancia, ya hace diferencia. La consistencia importa más que la intensidad extrema.
Alto total al fertilizante: el descanso es real
Otro punto importante: no fertilizar en otoño e invierno, salvo plantas que mantengan actividad fuerte como algunas aromáticas o helechos muy vigorosos, en esta temporada, el crecimiento baja y las raíces no están absorbiendo nutrientes al mismo ritmo.
Si fertilizas, corres el riesgo de quemar raíces o acumular sales en el sustrato. Esto bloquea nutrientes y después genera hojas amarillas o bordes secos, piensa que estás obligando a la planta a comer cuando no tiene hambre.
El mejor regalo que puedes hacerle en otoño es tranquilidad. Nada de abono, nada de trasplantes, nada de cambios bruscos. Mejor deja esas tareas para la primavera, cuando su metabolismo está activo y responde mejor.
Al final, el otoño para las plantas no es una sentencia de muerte., es solo otra fase. El tema es que si seguimos tratándolas como si fuera verano, es normal que se pongan tristes o se enfermen. Es como si te obligaran a correr un maratón en pleno invierno en pijama, simplemente no toca. La planta solo quiere calma, menos agua, buena luz y cero fertilizante.