Así usa el pez trípode sus aletas de un metro para apoyarse en el fondo marino

Sus aletas están dotadas de terminaciones nerviosas que le permiten detectar vibraciones y movimientos sutiles en el sedimento, ayudándole a localizar presas en un entorno prácticamente oscuro.

El océano profundo, un vasto reino de oscuridad, presión y frío extremo, alberga formas de vida tan singulares que desafían la imaginación. Entre ellas, pocas criaturas son tan enigmáticas y visualmente impactantes como el pez trípode (Bathypterois grallator).

Su nombre, grallator, se deriva del latín y significa "aquel que camina sobre zancos", una descripción perfectamente adecuada para su característica más distintiva: las aletas pélvicas y caudal extremadamente alargadas. Estos tres apéndices largos y rígidos le permiten sostenerse sobre el fondo marino, elevando su cuerpo sobre el fango suave del abismo. Esta peculiar adaptación ha convertido al Bathypterois grallator en un ícono de las especies abisales.

Los ejemplares de pez trípode se encuentran distribuidos en casi todos los océanos del mundo, habitando profundidades que oscilan típicamente entre los 1,000 y 6,000 metros. En este entorno, la luz solar no penetra, lo que obliga a la vida a depender de adaptaciones sensoriales únicas para sobrevivir y prosperar. Su presencia en diversas cuencas oceánicas subraya su éxito evolutivo en uno de los hábitats más hostiles de la Tierra.

Su cuerpo es alargado y delgado, generalmente de un color oscuro o translúcido. Lo más notable, aparte de sus "zancos", es la estructura de su boca y ojos. Dado que la detección de presas por la vista es casi imposible, sus ojos son pequeños y vestigiales.

Su ingeniosa estrategia de caza y supervivencia

La forma en que el Bathypterois grallator utiliza sus tres apéndices no es solo para sostenerse, sino que, son una parte integral de su estrategia de caza. Al adoptar una posición estática y elevada sobre el lecho marino, el pez trípode se convierte en un cazador de emboscada singularmente adaptado. Sus aletas actúan como una mesa de apoyo, manteniéndolo inmóvil en el flujo lento de las corrientes abisales.

Este pez trípode ( Bathypterois viridensis ) albergaba varios parásitos anfípodos. Imagen cortesía de NOAA Ocean Exploration, Windows to the Deep 2021.
Este pez trípode albergaba varios parásitos anfípodos. Imagen cortesía de NOAA Ocean Exploration, Windows to the Deep 2021.

Una vez en posición, el pez trípode extiende sus aletas pectorales hacia adelante. Estas aletas tienen filamentos hipersensibles que funcionan como antenas. Al permanecer quieto, el pez espera pacientemente a que pequeñas presas, como crustáceos o pequeños peces, sean arrastradas por las corrientes y rocen los filamentos de sus aletas. Esta detección táctil es crucial en la oscuridad total.

Cuando la presa es detectada, el pez se abalanza rápidamente para capturarla con su boca grande y bien adaptada. Este método de "pesca en la oscuridad" minimiza el gasto energético, un factor crítico para la supervivencia en un entorno donde los recursos son escasos y la tasa metabólica debe ser baja. Es una lección maestra de economía biológica.

Sus aletas pectorales están rematadas con antenas sensibles que se extienden por delante del pez y le permiten detectar presas cercanas.

Otro aspecto fascinante de la biología del pez trípode es que es un hermafrodita sincrónico, lo que significa que posee órganos reproductores masculinos y femeninos completamente funcionales al mismo tiempo.

En las vastas y solitarias profundidades, donde encontrar pareja es un desafío considerable, esta capacidad asegura que cualquier encuentro con otro individuo de su especie pueda resultar en reproducción, optimizando así sus posibilidades de supervivencia poblacional.

Capturando al fantasma: el papel de exploración de la NOAA

Durante décadas, el conocimiento sobre el Bathypterois grallator se basó principalmente en ejemplares capturados por arrastre, que a menudo llegaban a la superficie dañados o desmembrados debido a la descompresión y el trauma.

Esto limitó seriamente la comprensión de su comportamiento y ecología en su hábitat natural. Sin embargo, la llegada de la exploración robótica submarina cambió radicalmente este panorama.

Un pez trípode ( Bathypterois grallator ) se apoya en el fondo marino. Este depredador ciego y emboscador descansa sobre un par de aletas modificadas, esperando que su presa pase lo suficientemente cerca como para atraparla. Sus aletas pectorales están rematadas con antenas sensibles que se extienden por delante del pez y le permiten detectar presas cercanas. Imagen cortesía de la Oficina de Exploración e Investigación Oceánica de la NOAA, Ventanas a las Profundidades 2019.
Un pez trípode ( Bathypterois grallator ), este depredador ciego y emboscador descansa sobre un par de aletas modificadas, esperando que su presa pase lo suficientemente cerca como para atraparla. Imagen cortesía de la Oficina de Exploración e Investigación Oceánica de la NOAA, Ventanas a las Profundidades 2019.

La Oficina de Exploración e Investigación Oceánica de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration), ha estado a la vanguardia de la exploración del abismo. Utilizando Vehículos Operados Remotamente (ROVs) de alta tecnología, la NOAA ha podido realizar inmersiones profundas y prolongadas, equipadas con cámaras de alta definición y luces LED de bajo impacto.

Gracias a estas misiones, la NOAA ha logrado captar imágenes y videos de altísima calidad del pez trípode en su entorno natural. Estas exploraciones, a bordo de buques como el Okeanos Explorer, han proporcionado las mejores evidencias de cómo el B. grallator se apoya sobre sus tres aletas y extiende sus aletas sensoras, confirmando las hipótesis de los científicos sobre su estrategia de caza pasiva.

Estas raras filmaciones, a menudo tomadas en zonas como la Fosa de Puerto Rico o las profundidades del Golfo de México, no solo han confirmado la existencia y el comportamiento del pez trípode, sino que también han permitido a los investigadores estudiar su interacción con el lecho marino y otras especies.

Estas imágenes son invaluables para la biología marina, ya que ofrecen una ventana directa a la vida en la zona abisal.

Implicaciones y futuro de la investigación

El Bathypterois grallator sirve como un recordatorio constante de que la vida puede persistir y diversificarse incluso en los ambientes más extremos del planeta. Su existencia y sus adaptaciones regenerativas (aunque no sean su característica más notoria, son comunes a otros peces abisales) son áreas activas de estudio.

La investigación de criaturas como el pez trípode tiene implicaciones que van más allá de la biología marina. La comprensión de sus mecanismos de supervivencia a baja energía, su hermafroditismo y su capacidad de adaptación a la presión extrema podría ofrecer conocimientos útiles en campos como la bioingeniería y el desarrollo de tecnologías de exploración de ambientes extremos.

A medida que el cambio climático y la minería de aguas profundas amenazan con perturbar estos frágiles ecosistemas, la documentación proporcionada por la NOAA y otras agencias de investigación es vital. Conocer el ecosistema de especies icónicas como el pez trípode es el primer paso para establecer medidas de protección adecuadas para estas desconocidas y vulnerables regiones del planeta.

En conclusión, el pez trípode es mucho más que un zancudo en la oscuridad. Es una maravilla biológica y un faro que ilumina la necesidad de continuar la exploración del vasto océano. Las imágenes capturadas por la NOAA y la ciencia moderna nos invitan a mirar con asombro la vida que se ha adaptado magistralmente a la noche eterna del abismo.

Referencia de la noticia

Inmersión 08: Meseta central de Blake, NOAA Ocean Exploration, 29 de junio de 2019

Windows to the Deep 2021, NOAA Ocean Exploration, Barco Okeanos Explorer, 26 de octubre al 15 de noviembre de 2021