¿Por qué las mariposas del Ecuador son verdaderos termómetros del calentamiento global?

¿Y si ya no habláramos de grados, sino de número de mariposas? Un equipo de biólogos de Ecuador está utilizando trampas para insectos para determinar los efectos del calentamiento global.

Ecuador Reserva de Mariposas Bosque Amazónico Cuyabeno
En Ecuador existen alrededor de 4,000 especies de mariposas (como ésta, fotografiada en la Reserva Cuyabeno), pocas de las cuales están adaptadas al calentamiento global.

Es en la reserva Cuyabeno, en Ecuador, donde un equipo de biólogos y guardabosques ha establecido un nuevo indicador del calentamiento global en curso. Su método: utilizar trampas para mariposas, una categoría de insectos muy sensibles a los cambios climáticos en esta región del mundo. Secuencia explicativa.

169 mariposas monitoreadas

De las ramas de los árboles cuelgan trampas para mariposas instaladas en medio de la selva amazónica ecuatorial: se trata de redes en cuyo interior hay un vaso que contiene un cebo de pescado o de plátano fermentado, platos especialmente atractivos para los insectos adultos. Este proyecto de monitoreo de mariposas cuenta con el apoyo de la ONG Rainforest Partnership, con sede en Estados Unidos.

El estudio de estas mariposas, de vida muy corta, ayudará a comprender mejor a corto plazo la extinción de determinadas especies ante el cambio climático. En una semana, el equipo de investigación recolectó un total de 169 mariposas, generalmente de la familia Nymphalidae, de las cuales 97 fueron marcadas y luego liberadas. Las demás, desconocidas, serán estudiadas con vistas a ampliar el catálogo de especies.

169 mariposas "sólo" se podría decir, ya que el número de especies que cayeron en las trampas se redujo en un 10 %. Peor aún, la cantidad de mariposas en la reserva natural podría disminuir un 50 % en 10 años, una “disminución muy significativa” que es preocupante, porque podría significar que el calentamiento global tendría un impacto en la biodiversidad aún mayor de lo esperado.

Sequías “mortales”

En lugar de hablar de termómetros, es más sensato hablar de mariposas como “bioindicadoras”: son sensibles al cambio climático, pero también a la más mínima modificación del ecosistema. Esto está relacionado con su ciclo de vida, desde el huevo hasta la oruga y la corta vida adulta.

Las sequías que a veces afectan a esta región del mundo son, por ejemplo, “mortales” para estos insectos. En términos más generales, la crisis climática está teniendo un verdadero efecto dominó en el ecosistema. A veces son las plantas de las que se alimentan las orugas las que desaparecen: si las plantas no se adaptan al nuevo clima, las mariposas no sobrevivirán.

En las zonas tropicales, las mariposas no necesariamente están adaptadas al cambio climático, a diferencia de sus primas de las zonas templadas. Sus posibilidades de sobrevivir son escasas en temperaturas excesivamente cálidas o frías en comparación con lo normal.

Mientras que el 35% de las especies de insectos del planeta están amenazadas de extinción, las 4,000 mariposas de Ecuador aún son un tesoro por preservar. Su desaparición sería dramática para el ecosistema, dado el papel que desempeñan en la naturaleza, particularmente a través de la polinización.