Un voraz incendio forestal arrasa con Bursa, Turquía, y avanza sin control hacia zonas residenciales

Más de 1,700 personas han sido evacuadas y la carretera principal fue cerrada. El incendio amenaza viviendas, canteras e instalaciones industriales. Imágenes atrapadas entre fuego, clima y urgencia por actuar.

Una bruma espesa cubre Bursa, Turquía. En la tarde del 26 de julio, las montañas boscosas entre Gürsu y Kestel, a las afueras de esta ciudad, comenzaron a arder. Pocas horas bastaron para que las llamas crecieran, empujadas por vientos secos del este y noreste. Con la noche, el crepitar del fuego avanzaba amenazante hacia las zonas residenciales bajo el naranja intenso del cielo.

En Turquía se han registrado más de 1,089 incendios forestales desde finales de junio, con focos graves en provincias del Egeo, el Mediterráneo y Bursa. İzmir y Bilecik fueron declaradas zonas de desastre.

Cerca de 1,765 personas fueron evacuadas de las aldeas al noreste de la ciudad, mientras más de 1,900 bomberos combatían las llamas, según informó la oficina del gobernador de Bursa. El avance del fuego obligó a cerrar la carretera que conecta la ciudad con Ankara, la capital, mientras los bosques circundantes ardían sin control.

Cuatro personas fallecieron

Valientes, que entre bomberos y voluntarios, salieron a enfrentar las llamas. Mientras, el fuego ya ha consumido unas 3 000 hectáreas alrededor de la ciudad, impulsado por ráfagas secas y cambiantes. El bosque reseco le sirvió de alimento mientras devoraba, implacable, todo el verde a su paso.

Pero Bursa no arde sola. Con más de 1,000 incendios forestales reportados en Turquía, suman 17 los fallecidos desde junio, incluyendo bomberos, trabajadores forestales y voluntarios, y más 2,600 personas evacuadas de comunidades rurales en al menos cinco provincias.

incendios forestales; Turquia; gestion del riesgo; calor; equipos de salvamento; rescate
Héroes del bosque que, con coraje y determinación, luchan día y noche para sofocar las llamas. Imagen tomada de la cuenta oficial de X del Departamento de Bomberos del Municipio Metropolitano de Bursa (@bursabelitfaiye)

Y con las llamas llegan las preguntas. ¿Qué condiciones propiciaron su expansión? ¿Estamos haciendo lo suficiente para proteger nuestros bosques y nuestras comunidades? Se extiende un patrón más amplio de vulnerabilidad, donde el clima, la negligencia y la falta de prevención pueden converger en consecuencias devastadoras.

Detrás de las llamas

Julio trajo consigo temperaturas elevadísimas, condiciones secas y fuertes vientos; expandiendo una ola de calor sin precedentes en Turquía y otras partes del Mediterráneo oriental. El 25 de julio se registraron 50.5 °C en Silopi, Şırnak, el récord de temperatura más alto jamás medido en Turquía; mientras, ese mismo día, múltiples localidades superaron sus máximas históricas para julio.

El 25 de julio se registraron 50.5 °C en Silopi, Şırnak, el récord de temperatura más alto jamás medido en Turquía; mientras, ese mismo día, múltiples localidades superaron sus máximas históricas para julio

Las condiciones eran propicias: calor y sequedad extremos, vegetación estresada por la falta de lluvia y vientos intensos del noreste, de entre 50 y 75 km/h. Los vientos secos desde el oriente, sumados a la topografía montañosa que rodea Bursa, facilitaron la expansión acelerada del fuego cuesta abajo y hacia zonas habitadas.

gestion del riesgo; desastre; Turquia; incendios forestales; fuego
En numerosas localidades del país continúan los esfuerzos para controlar, extinguir y enfriar los incendios forestales. Imagen tomada de cuenta oficial de la Presidencia de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD) del Ministerio del Interior de la República de Turquía (@AFADBaskanlik)

El fenómeno responde a un patrón que se repite con mayor frecuencia en los veranos recientes en Turquía. Las altas presiones persistentes, vientos descendentes (subsidencia) y los cielos despejados, elevan las temperaturas y reducen la humedad del aire. Una atmósfera extremadamente inflamable, donde cualquier chispa—natural o provocada—puede derivar en desastre.

Aunque aún se investigan las causas exactas del incendio, las autoridades han señalado que el factor humano podría estar involucrado, ya sea por negligencia o provocación. La falta de control y vigilancia en zonas rurales aumenta el riesgo. Y no solo en Bursa. A lo largo del país se investigan 97 incendios que se sospecha pueden haber sido provocados en 33 de las 81 provincias.

Las consecuencias son devastadoras. Vidas perdidas, miles de hectáreas de bosque reducidas a cenizas, comunidades rurales evacuadas, viviendas afectadas y un impacto ambiental profundo en ecosistemas ya vulnerables. La calidad del aire se ha deteriorado notablemente en varias provincias, mientras el humo y las partículas en suspensión afectan la salud de la población.

La frecuencia elevada de incendios estos meses apuntan a una necesidad urgente de reforzar la prevención, vigilancia y políticas de conservación forestal. Además del daño ecológico, ambiental y económico, estos incendios han arrebatado vidas. Las llamas no solo arrancan el verde del bosque y el azul del cielo; también quitan, feroz y dolorosamente, color a la vida.