Efemérides celestes para disfrutar el fin de semana del 21 al 24 de agosto de 2025

A finales de agosto, la Luna menguante nos regalará alineaciones con Mercurio, cúmulos estelares y ocultaciones, mientras Venus y Júpiter comparten escenario con estrellas brillantes en el amanecer.

Luna, Las Campanas y Mercurio. Crédito: Yuri Beletsky (Observatorio Carnegie Las Campanas, TWAN).

El jueves 21 de agosto, quienes madruguen recibirán una postal celeste inolvidable cuando se encuentren a la Luna poco antes de las cinco de la mañana acompañando a Mercurio. Y entre ellos, Messier 44, un cúmulo abierto en Cáncer conocido como la Colmena, que parece una pequeña ciudad estelar suspendida en la oscuridad.

No es un espectáculo deslumbrante a simple vista, pero con ayuda óptica se convierte en un verdadero tesoro. Ese mismo amanecer, la Luna ocultará a la estrella Asellus Borealis alrededor de las 5:10 AM, aunque el momento exacto variará según el lugar de observación, un detalle astronómico fino, reservado para los atentos.

Si tienes cámara o celular de gama alta, vale la pena intentar una fotografía. La luz cenicienta de la Luna menguante, junto con el brillo discreto de Mercurio y el resplandor del cúmulo, forman una composición digna de capturarse y el contraste entre astros y tecnología nos recuerda lo frágil del tiempo.

Esa misma mañana, incluso con un telescopio pequeño podremos ver un detalle fascinante, Mercurio no se verá como un puntito redondo, sino con fase, como una pequeña media luna en miniatura. Así, la danza entre astros muestra un paralelismo, tanto nuestro satélite como el planeta más veloz del sistema exhiben sus siluetas parciales.

Luna moribunda o luna cenicienta.

Este espectáculo, delicado pero memorable, se repetirá también la madrugada del 20 de agosto, aunque con ligeras variaciones en la posición lunar. Sin embargo, será el jueves 21 cuando se junten todos los elementos: el fino arco de la Luna, la discreta presencia de Mercurio y la luminosa colmena de estrellas.

La Luna en tránsito y su despedida

En la madrugada del viernes 22, la Luna continuará su recorrido celeste, alejándose de la Colmena y acercándose cada vez más a su fase nueva y su silueta, cada vez más delgada, permitirá apreciar mejor la luz cenicienta, ese reflejo de la Tierra sobre su cara oscura que delata toda su circunferencia.

Durante esos días, los astrónomos aficionados suelen bromear diciendo que la Luna está “moribunda”. No porque desaparezca, sino porque su brillo menguante parece extinguirse lentamente, sin embargo, lejos de ser un final, es apenas un tránsito hacia su renacimiento como creciente, que ocurrirá poco después del fin de semana.

El sábado 23 de agosto, exactamente a las 00:06 hora de México (UTC: –6:00), la Luna entrará en fase nueva, un momento ideal para los amantes del cielo profundo y una oportunidad única para contemplar la Vía Láctea sin la interferencia de la luz lunar, con estrellas y nebulosas desplegadas en toda su majestuosidad.

Este mismo evento, traducido a Tiempo Universal, ocurre a las 06:06 horas. Así, el fin de semana se perfila como la mejor ventana de agosto para quienes quieran salir al campo y redescubrir el cielo nocturno en su estado más puro y estrellado.

Venus y Júpiter al amanecer

Mientras la Luna se esconde, otros protagonistas del amanecer entran en juego. En las madrugadas del 22 al 24 de agosto, el gran Júpiter brillará cada vez más alto en la constelación de Géminis, mientras que el lucero de la mañana, Venus, compartirá escenario con él en un contraste espectacular.

El viernes y sábado todavía podremos ver a Venus en Géminis, cerca de las brillantes estrellas Cástor y Pólux, ya para el domingo 24 habrá cruzado hacia Leo. Ese cambio de constelación es casi imperceptible a simple vista, pero es un recordatorio de que los planetas se mueven constantemente entre las estrellas de fondo.

Júpiter y Venus desde la Tierra. Crédito: NASA/APOD & Marek Nikodem.

Aunque Venus mantiene su fama como lucero brillante, su luz comenzará a decaer lentamente pues al alejarse de la Tierra su tamaño aparente se reduce. Júpiter, en cambio, gana terreno: cada mañana se eleva más, su brillo aumenta y pronto será más deslumbrante que Venus en el cielo matutino.

Este relevo de protagonismo no ocurre de un día para otro, pero quienes observen con constancia notarán el cambio. Así, agosto cierra con una coreografía celeste en la que Júpiter se prepara para dominar las madrugadas y Venus, poco a poco, se despide de su reinado como estrella del amanecer.

El telón de la noche: Marte y Saturno

Al atardecer del viernes 22 y durante todo el fin de semana, Marte será el primer planeta visible tras la puesta del Sol y lo podremos encontrar sobre el horizonte suroeste, con la constelación de Virgo de fondo. Su luz es débil comparada con la de otros planetas, pues se encuentra ya muy lejos de la Tierra, a más de 330 millones de kilómetros.

Aunque a través del telescopio aparece como un puntito sin detalles, su color rojizo lo delata fácilmente. Debemos apresurarnos a encontrarlo pues se ocultará poco antes de las nueve de la noche, dejando paso a los titanes del firmamento: Saturno y Neptuno, que dominarán la segunda parte de la velada en el horizonte opuesto.

Saturno se levantará cerca de las nueve de la noche en Piscis, con su inconfundible sistema de anillos visible incluso con un telescopio pequeño, y estará acompañado de su luna más grande, Titán, que también puede detectarse como un diminuto punto cercano. Neptuno, más (mucho más) tímido, apenas se percibe como una estrellita azulada en la misma región.

Así, entre las despedidas de la Luna y el ascenso de los planetas, el cielo de finales de agosto ofrece un espectáculo variado. Son noches y amaneceres donde cada observador puede elegir su propio protagonista: un planeta lejano, una estrella fugaz, un cúmulo estelar o el delicado resplandor de la Luna moribunda.