Una explosión en el espacio lo cambió todo: sin esta supernova, la Tierra probablemente no existiría

Una explosión estelar cercana pudo haber desempeñado un papel crucial en la formación de la Tierra. Una nueva investigación muestra por qué la radiación cósmica de una supernova fue más que simplemente destructiva.

Erupción de supernova radiante: una estrella en explosión libera una enorme energía y baña el universo con un fascinante resplandor cósmico.
Erupción de supernova radiante: una estrella en explosión libera una enorme energía y baña el universo con un fascinante resplandor cósmico.

La Tierra no es producto del azar. Nuevos cálculos astrofísicos sugieren que una supernova cercana (una explosión estelar masiva al final del ciclo de vida de una estrella) hace miles de millones de años podría haber creado las condiciones químicas para nuestro planeta.

Violencia cósmica con efectos duraderos

Cuando una estrella masiva explota, inicialmente parece significar solo una cosa: destrucción. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Science Advances muestra que dicha explosión también podría haber sido el desencadenante de condiciones propicias para la vida.

Según el estudio, el joven sistema solar se vio influenciado por los efectos de una supernova hace unos 4.600 millones de años, no por un impacto directo, sino por un intenso flujo de radiación cósmica.

Los investigadores argumentan que esta radiación jugó un papel crucial en la creación de isótopos radiactivos de vida corta, como el aluminio-26, en el sistema solar primitivo. Estos elementos se consideran un factor clave en el desarrollo de planetas similares a la Tierra.

¿Por qué es tan importante el aluminio-26?

Durante décadas, los meteoritos han proporcionado evidencia de que el sistema solar primitivo era rico en isótopos radiactivos.

El aluminio-26, en particular, desempeña un papel fundamental:

  • Su desintegración libera calor, lo que calienta los cuerpos rocosos jóvenes.
  • Como resultado, pierden agua y otras sustancias volátiles, un paso crucial en el camino hacia planetas áridos y rocosos como la Tierra.

Los modelos anteriores asumían que estos isótopos debían haberse originado directamente de una supernova.

El problema: una explosión a una distancia suficientemente cercana probablemente habría destruido el disco protoplanetario. El nuevo estudio resuelve este dilema con un enfoque diferente.

Modelo de inmersión: proximidad sin destrucción

Los investigadores proponen el llamado modelo de inmersión. Según este modelo, una supernova explotó a una distancia de aproximadamente un pársec (aproximadamente 3,26 años luz). El joven sistema solar no fue impactado, sino que quedó temporalmente inmerso en la onda de choque de la explosión. Este frente de choque contenía enormes cantidades de partículas de alta energía.

Esta radiación cósmica penetró sin impedimentos el disco protoplanetario (el denso disco de gas y polvo que rodea al joven Sol y del que se forman los planetas), desencadenando reacciones nucleares que produjeron nuevos isótopos radiactivos. Al mismo tiempo, una cantidad limitada de material de supernova entró en el sistema solar en forma de granos de polvo más grandes, sin desestabilizarlo.

Esto nos permite, por primera vez, comprender por qué las proporciones isotópicas medidas en meteoritos corresponden con precisión a un sistema solar que sobrevivió y fue fuertemente influenciado por la supernova.

El nacimiento de los mundos secos

Las consecuencias fueron de gran alcance.

  • El calor adicional de la desintegración radiactiva calentó considerablemente a los planetesimales primitivos.
  • El agua se evaporó y los elementos más ligeros escaparon.
  • Lo que quedó fueron cuerpos secos y rocosos, bloques de construcción ideales para planetas similares a la Tierra.

Sin este proceso, sugiere el estudio, los mundos oceánicos ricos en agua se habrían formado con mucha más frecuencia. Si habría surgido vida compleja en ellos sigue siendo una incógnita.

No es una anomalía cósmica

Particularmente significativo: Estas condiciones podrían ser la regla, y no la excepción, en el Universo. Estrellas como el Sol suelen formarse en densos cúmulos estelares. Allí, la probabilidad de experimentar una supernova cercana durante la vida de un disco protoplanetario es alta.

Esto significa que los planetas similares a la Tierra podrían ser significativamente más comunes de lo que se creía.

Una nueva perspectiva sobre nuestros orígenes

La Tierra podría deber su existencia no solo a procesos de desarrollo pacíficos, sino también a una catástrofe cósmica a una distancia segura. Una supernova como partera: un evento de poder destructivo que, precisamente debido a su distancia, hizo posible la vida.

Referencia de la noticia

Cosmic-ray bath in a past supernova gives birth to Earth-like planets. Science Advances, 11(50); Sawada, R., Kurokawa, H., Suwa, Y., Taki, T., Lee, S.-H. & Tanikawa, A. (2025)