¿El zumbido de las abejas realmente hace que las plantas produzcan néctar?
A medida que las abejas se acercan, algunas plantas producen más néctar… y más dulce. Un equipo internacional de investigadores explica por qué.

No tienen ni orejas ni cerebro, y sin embargo algunas plantas parecen poder oír. Un estudio realizado por la zoóloga Francesca Barbero, de la Universidad de Turín, en colaboración con investigadores españoles y australianos, ha demostrado que las bocas de dragón interactúan de un modo sin precedentes con el zumbido específico de ciertas abejas.
Presentada en la 188ª conferencia anual de la Sociedad Acústica de América en Nueva Orleans, esta investigación desafía nuestra visión de las plantas como seres pasivos. En última instancia, no se limitan a someterse a su entorno: responden a él, y con delicadeza.
Las plantas distinguen las buenas vibraciones
El estudio se centró en una abeja solitaria llamada Rhodanthidium sticticum, por su hábito de anidar en conchas de caracoles. Este polinizador emite vibraciones muy distintivas cuando vuela o aterriza sobre una flor. Los investigadores reprodujeron estos sonidos cerca de plantas de boca de dragón en el laboratorio.
Descubrieron que las plantas aumentaron no sólo el volumen de néctar producido, sino también su concentración de azúcar. Por el contrario, cuando se les mostraron los sonidos de una avispa no polinizadora o simples ruidos ambientales, no se observó ninguna reacción similar.
Esto sugiere una capacidad de discriminación vibracional: las plantas no se adaptan a cualquier sonido, sino sólo al de sus compañeros más fieles.
La magia de los mecanorreceptores
Los científicos citan la vibroacústica para explicar esta sensibilidad: las plantas están equipadas con mecanorreceptores, células sensibles a estímulos mecánicos como la presión, las sacudidas o las vibraciones sonoras.
Al percibir el “perfil acústico” de un insecto, una planta podría así detectar si un visitante es un polinizador útil o un simple ladrón de néctar, que consume sin ofrecer nada a cambio.
¿Una estrategia perfeccionada durante millones de años de colaboración?
Este comportamiento podría ser el resultado de una larga historia de adaptaciones mutuas entre ciertas plantas y sus polinizadores. Al hacer su néctar más atractivo cuando se acerca una abeja como Rhodanthidium, las flores aumentan sus posibilidades de ser visitadas por más tiempo y, por lo tanto, mejor fertilizadas.
Los análisis genéticos incluso han revelado que ciertos genes responsables del transporte de azúcar y de la producción de néctar se activan específicamente cuando las plantas perciben los sonidos de esta abeja. Esto demuestra cuán profundamente estas respuestas están arraigadas en su funcionamiento biológico.
El equipo ahora quiere saber si, en un entorno natural, este cambio en el néctar realmente atrae más abejas, y si esta estrategia sólo beneficia a los mejores polinizadores... o si también podría atraer visitantes no deseados.
¿Hacia la polinización por sonido?
Si se confirman estos resultados, las implicaciones agrícolas podrían ser importantes. Podemos imaginar que en lugar de recurrir a productos químicos o a la genética, estimulamos la polinización utilizando sonidos específicos. Una herramienta ecológica, no invasiva y precisa, adaptada a especies florales así como a polinizadores específicos.
Esta tecnología podría fortalecer notablemente la resiliencia de los cultivos en un momento en que los impactos del cambio climático están ganando impulso y los polinizadores están disminuyendo en muchas regiones del mundo.3
Referencia de la noticia:
Devlin, H. (2025, 21 mai). Plants produce more nectar when they ‘hear’ bees buzzing, scientists find. The Guardian.