Video: el fascinante baile de unos caballitos de mar en Australia

La danza de apareamiento del caballito de mar australiano es un ritual único donde el macho gesta las crías, pero hoy enfrenta un declive poblacional crítico del 97 %.
Este despliegue de colores vibrantes, que oscilan entre amarillos eléctricos y naranjas profundos, no es solo visual, sino una herramienta de comunicación vital para asegurar que ambos estén listos para la transferencia de huevos.
Lo que hace única a esta danza es la inversión de roles biológicos, donde el macho es quien asume el proceso de gestación. En el punto culminante del baile, la hembra deposita sus huevos en una bolsa incubadora situada en el abdomen del macho, conocida como marsupio.
Este fenómeno garantiza una mayor tasa de supervivencia para las crías, ya que el padre regula la salinidad y los nutrientes del fluido interno. Es una de las pocas especies en el planeta donde el cuidado parental recae de manera tan absoluta y fascinante en el progenitor masculino.
UNESCO lanza un proyecto para proteger esta especie única
Esta condición de vulnerabilidad ha llevado a la UNESCO a lanzar campañas de protección urgentes en ecosistemas clave como la Gran Barrera de Coral. Ya que poblaciones del caballito de Mar de White (Hippocampus whitei), endémico de Australia, han sufrido un declive catastrófico de hasta el 97 % en sitios específicos como Port Stephens durante la última década.
La UNESCO, a través de su Informe sobre el Estado del Océano 2024, destaca que el calentamiento global está acidificando los mares a un ritmo 30 % mayor que en la era preindustrial. Este cambio químico debilita las estructuras donde los caballitos de mar se anclan, obligándolos a quedar a merced de corrientes fuertes que suelen ser fatales.
Ante esta crisis, la campaña internacional promueve la creación de "Hoteles para Caballitos de Mar", estructuras artificiales que se convierten en arrecifes naturales en poco tiempo. Hasta el año 2025, programas de colaboración entre el gobierno australiano y organismos científicos han logrado liberar más de 3,500 ejemplares criados en cautiverio para repoblar las aguas de Nueva Gales del Sur.

Estos esfuerzos buscan mitigar el impacto de la pesca accidental y la recolección ilegal, que aún extrae millones de individuos anualmente para mercados tradicionales.
El enfoque de la UNESCO no solo se limita a la especie, sino a la protección de las Reservas de la Biosfera que actúan como santuarios. Se estima que las Áreas Marinas Protegidas bien reguladas logran albergar hasta el 72 % de las especies en peligro de la Lista Roja de la UICN, incluyendo diversas variedades de Hippocampus.
La campaña actual enfatiza que salvar al caballito de mar es salvar la salud de los estuarios, los cuales son sumideros de carbono mucho más eficientes que los bosques terrestres.
Para el público general, la UNESCO difunde este conocimiento para combatir el tráfico de especies y fomentar un turismo responsable que no dañe los pastos marinos. La meta para 2030, bajo el Decenio de las Ciencias Oceánicas, es restaurar al menos el 30 % de los hábitats degradados en Australia.
Sin estas acciones, el baile del caballito de mar podría convertirse en un recuerdo de los libros de historia natural, perdiendo una pieza irremplazable del rompecabezas de la biodiversidad marina.
Finalmente, el éxito de estas iniciativas depende de la reducción de la huella de carbono global, ya que el océano absorbe casi el 25 % de las emisiones de CO2. La resiliencia de estos pequeños peces es un indicador directo del éxito de nuestras políticas ambientales actuales.
Proteger su danza es, en última instancia, proteger la estabilidad de los océanos que sostienen la vida humana. Cada brizna de pasto marino preservada hoy asegura que las futuras generaciones puedan seguir maravillándose con este antiguo ritual de amor bajo el mar.