Más resistente que la buganvilla y con un color que deslumbra: esta planta aguanta el Sol y casi no necesita agua
Resiste calor intenso, sobrevive con poca agua y florece sin parar. La Lantana camara transforma espacios olvidados en rincones llenos de vida, convirtiéndose en la favorita de quienes buscan color sin complicaciones.
La jardinería siempre tiene esa mezcla de reto y recompensa, y es que todos queremos tener un espacio verde bonito, lleno de color y vida, pero la realidad es que no siempre tenemos el tiempo, el clima o el suelo perfecto para lograrlo, y más aún cuando vivimos en regiones cálidas o secas, la tarea de elegir plantas se vuelve un verdadero desafío.
Y justo en medio de tanto sol y descuido, se encuentra algunas plantas que parecen tener superpoderes, aguantan todo y además nos llenan la vida de flores intensas y duraderas. Precisamente una de ellas es la Lantana camara, seguro la has visto más de una vez sin saber cómo se llamaba.
Con el tiempo uno descubre que no todas las plantas encajan en cualquier espacio. Muchas son hermosas, pero piden cuidados constantes que no siempre podemos dar, por eso se agradecen esas especies rudas que se adaptan a suelos pobres y a sol intenso. Aguantan olvidos de riego y aun así florecen con fuerza.
Durante mucho tiempo se le consideró una planta rústica, de esas que “se dan solas”, pero poco a poco fue ganando un lugar especial en jardines, parques y hasta en proyectos de paisajismo urbano, su fama no es gratuita: hablamos de una planta que combina resistencia, color y muy bajo mantenimiento.
No es extraño que se compare con la buganvilla, esa clásica reina de los muros y bardas. Sin embargo, la lantana tiene un plus que la hace aún más atractiva ya puede sobrevivir casi sin agua y sin cuidados exagerados. Y lo mejor, lo hace mientras llena de color cualquier rincón.
Origen, características y cuidados básicos
La Lantana camara es originaria de zonas tropicales de América pero hoy se encuentra prácticamente en todo el mundo. Pertenece a la familia Verbenaceae y aunque muchos la ven como simple planta ornamental, también es considerada en varios países como especie silvestre invasora por su enorme capacidad de adaptación.
Sus flores son lo que más llama la atención, pequeñas, agrupadas en racimos redondeados, cambian de color conforme maduran, su follaje es verde intenso, con hojas ásperas al tacto y con un aroma fuerte al frotarlas, algo que muchos jardineros usamos como repelente natural de plagas.
Crece en forma de arbusto y puede llegar fácilmente al metro y medio de altura, aunque con podas se mantiene compacta. Resiste sol directo durante todo el día sin problemas, algo que pocas plantas de flor logran. Y si hablamos de riego, necesita muy poca agua. Con riegos profundos pero espaciados es más que suficiente.
De hecho, un exceso de humedad puede perjudicarla. Prefiere suelos sueltos, bien drenados, incluso pobres en nutrientes. Esto la convierte en una opción perfecta para quienes no tienen tiempo de estar fertilizando y regando seguido.
En climas cálidos, se comporta como perenne y florece prácticamente todo el año. Eso sí, en lugares muy fríos puede perder hojas en invierno, pero suele rebrotar en primavera con la misma fuerza, podarla con frecuencia es recomendable para que no se vuelva demasiado leñosa y para estimular más floración.
Color, polinizadores y usos en el jardín
La lantana es una aliada de la biodiversidad, sus flores atraen mariposas, abejas y colibríes, convirtiéndola en una planta clave para quien busca un jardín vivo y lleno de movimiento. Puede plantarse en macetas, jardineras, directamente en el suelo y se adapta a patios pequeños o a grandes espacios abiertos..
Aunque suene a planta todoterreno, hay cosas que conviene tener claras, todas las partes de la lantana son tóxicas si se ingieren, así que si tienes mascotas curiosas o niños pequeños, es mejor ubicarla en un lugar seguro. Otro detalle es que, en lugares tropicales muy húmedos, puede crecer demasiado rápido y volverse invasiva.
El control con podas regulares es la mejor estrategia para mantenerla en su sitio, si quieres más floración, evita abonarla con demasiado nitrógeno. Este nutriente estimula el follaje, pero reduce las flores. Mejor usa fertilizantes balanceados o ricos en fósforo y potasio. Y si decides cultivarla en maceta, asegúrate de elegir una con buen drenaje.
Resistente, de colores intensos, amiga de mariposas y que casi no pide nada a cambio. Para quienes buscan un jardín alegre pero fácil de mantener, es una candidata ideal. No hay que ser experto ni tener un gran presupuesto para disfrutar de sus flores. Basta con darle sol, un poco de agua y controlarla con tijeras de vez en cuando.