Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo 2025: Confianza, transformación y futuro
El conocimiento no es lujo, sino necesidad colectiva. Repensemos el papel de la ciencia frente a la desinformación y en un mundo que invierte más en armas que en soluciones.
Muchas veces me preguntan por qué soy meteorólogo. Y días como hoy me invitan a responderme a mí misma esa duda. Porque creo en la frase “...por amor a la ciencia”, como también creo que no basta con preguntarnos cómo funciona la atmósfera, si no nos preguntamos por quénos importa que funcione.
El Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo se celebra en todo el mundo desde el 2002, para recordar el compromiso asumido en la Conferencia Mundial sobre la Ciencia,
celebrada en Budapest en 1999, bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Consejo Internacional para la Ciencia (CIC).
Creo que, la ciencia no debería ser un lujo de laboratorio, ni un lenguaje exclusivo de los expertos. Debería más bien ser una brújula, una que no dicta el destino, pero nos ayuda a no navegar a ciegas. Que nos permita entender — a TODOS — el clima (y sus cambios), las pandemias, la energía o la inteligencia artificial, sin miedo, con criterio, ética y esperanza.
De eso va, este 10 de noviembre, el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo. Una fecha que puede que suene solemne, pero en el fondo se trata de algo muy cotidiano, muy nuestro: la necesidad de confiar, otra vez, en el conocimiento, en la cooperación y en nuestra capacidad de transformar el futuro.
Porque una brújula puede "perder el norte" por varias razones. Y en esta era de des-información global, cuando las fake news se viralizan más rápido que los datos oficiales y desinformar es el nuevo trending , se ha erosionado la confianza social en la ciencia. Por eso el lema de 2025, “Confianza, transformación y futuro: la ciencia que necesitamos para 2050” , no es casualidad.
Impulsado por la UNESCO, este día nació en 2001 para disminuir la brecha entre ciencia y sociedad. Su propósito es renovar el compromiso, tanto a nivel nacional como internacional, en favor de la ciencia para la paz y el desarrollo, haciendo énfasis en el uso responsable de la ciencia para el beneficio de la sociedad.
Ciencia en la que confiar
En 2025 la conmemoración se inserta, además, en el Decenio Internacional de las Ciencias para el Desarrollo Sostenible (2024-2033), declarado por la ONU en agosto de 2023. Una iniciativa que reconoce que para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 no solo se necesitarán avances en el conocimiento y la innovación, sino también asociaciones más sólidas entre la ciencia, la política y la sociedad.
Sin ciencia, no es posible hablar de desarrollo sostenible, transición energética justa o adaptación climática. Y este marco promueve un espacio de cooperación global que facilite e impulse la conversación entre ciencia y sociedad, desde escuelas, universidades, gobiernos y diferentes comunidades científicas.
El lema de este año, Confianza, transformación y futuro, condensa los tres desafíos que enfrenta la ciencia contemporánea:
- Recuperar la confianza social: A base de transparencia y participación. La clave es realizar ciencia abierta, con datos accesibles, comunicación clara y cooperación internacional.
- Transformar sus estructuras: A nivel mundial, solo el 33 % de los investigadores son mujeres, según datos de la UNESCO de 2023. Y aunque la inversión global en investigación y desarrollo ronda el 2 % del PIB, la distribución es profundamente desigual: África aporta apenas 0.5 %, mientras que América del Norte y Europa superan el 3 %. El futuro científico dependerá de cerrar esas brechas.
- Proyectar un futuro sostenible: Desde la inteligencia artificial hasta la climatología, la innovación debe orientarse a resolver problemas humanos, no a crearlos. Necesitamos redoblar y enfocar esfuerzos en una ciencia interdisciplinaria, ética e inclusiva, orientada a los principales problemas que nos aquejan: cambio climático, pobreza, desigualdad social, etc.
En palabras de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el progreso de la ciencia y la tecnología influye profundamente en la paz, la seguridad internacional, el desarrollo y el respeto a los derechos humanos. Las decisiones científicas no son neutras: afectan el rumbo político, económico y ético de las sociedades y, a la vez, ese rumbo determina el tipo de ciencia que elegimos impulsar.
Y así, hoy, mientras se gastan millones en armas y conflictos bélicos, se cierran centros de investigación fundamentales, mientras proyectos, institutos y programas de salud y ambientales carecen de fondos. ¿Realmente este es el tipo de ciencia y enfoque que queremos impulsar?
Este 10 de noviembre no se trata solo de celebrar logros, sino de repensar estrategias. ¿Cómo enseñar y divulgar mejor la ciencia, cómo financiarla con equidad, cómo integrar el conocimiento tradicional y local en la investigación moderna? La paz también se construye con becas, laboratorios accesibles, políticas basadas en evidencia y, sobre todo, con una ciudadanía informada.
Más allá del laboratorio
Este Día da paso, además, a la Semana Internacional de la Ciencia y la Paz, que se viene celebrando anualmente desde 1986, como parte del Año Internacional de la Paz, en torno al 11 de noviembre. En 2025 ocurre del 9 al 15, con decenas de eventos en universidades, escuelas, museos y plataformas digitales de todo el mundo.
Durante esta semana se promueven proyectos educativos, conferencias sobre ética científica, ferias de innovación social y encuentros entre jóvenes e investigadores. En México y América Latina, destacan las iniciativas de divulgación en universidades y museos, así como las redes de mujeres en ciencia y los programas de diplomacia científica, para tender puentes entre países.
Estas fechas nos recuerdan que la ciencia es un lenguaje común, incluso cuando nos dividen ideologías y fronteras. En tiempos de polarización, la cooperación científica sigue siendo una de las pocas áreas donde las naciones dialogan, se escuchan y avanzan juntas. Quizás ahí reside su mayor poder pacificador, siendo el idioma común de un planeta que aún busca cómo escucharse.
Referencias de la noticia
Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, 10 de noviembre. 2025. Naciones Unidas.
Resolución 43/61: Ciencia y Paz. 6 de diciembre de 1988. Asamblea General de las Naciones Unidas. Informe del Cuadragésimo tercer período de sesiones.