Onda de calor: estos son los alimentos que debes evitar

Cuando el calor no da tregua, lo que comes también cuenta. Estos alimentos ayudan a la deshidratación, el agotamiento y el malestar. Checa por qué... y cuídate.

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Agua natural: esa siempre será tu apuesta más segura.

De cuando el Sol duele y pesa: sudor, cansancio, malestar. Vuelven esos horarios en los que salir a la calle se vuelve un deporte extremo; momentos que abraz(s)an —sí, con z y, sobre todo, con s. La caricia que duele, que ahoga, que asa. Y es que, de marzo a junio, las olas (u ondas) de calor se vuelven ese visitante recurrente y pesado que se niega a irse.

Y mayo... castiga en sostenido: más que golpes, da knockouts de calor. Aunque la frecuencia de las ondas de calor varía regionalmente, mayo se repite como protagonista en buena parte del territorio mexicano. Estos eventos ocurren al final de la estación seca, cuando la humedad relativa es mínima y dominan los anticiclones en niveles medios de la atmósfera (a unos 5 km de altura).

Según el CENAPRED, una onda de calor se define como un periodo de más de tres días consecutivos con temperaturas por encima del promedio. Esta condición aplica tanto para las temperaturas máximas (registradas entre las 14:00 y 16:00 horas) como para las mínimas (entre las 05:00 y 07:00 horas)

Cuando un sistema de altas presiones se extiende sobre una región, inhibe la formación de nubes, mantienen los cielos despejados, aumenta la insolación y atrapa el calor cerca de la superficie. En México, estados como Chihuahua, Sonora, San Luis Potosí, Baja California y Guerrero han superado los 50 °C durante varios días bajo estas condiciones.

Y este 2025 no ha sido la excepción. Aunque se vislumbran esperanzas refrescantes a base de frente frío, el calor no da tregua. Así que, ¡OJO!: en medio de las altas temperaturas, lo que pones en tu plato importa. Algunos alimentos deshidratan, elevan tu temperatura corporal... o te chupan la energía.

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Golpes de calor: cada vez más comunes, cada vez más peligrosos.

No alimentes al calor

Hay días en que sales a la calle y parece que te ataca un secador de pelo a toda potencia. Hacerle frente al calor no es solo cosa de gorras y ventiladores: lo que comes también puede jugarte en contra. La idea no es dejar de consumir estos alimentos, sino tener cuidado en días calurosos, limitarlos y hacerle el camino más llevadero a un cuerpo que ya anda luchando contra la atmósfera.

Frito y sofocado

Cuando el sol aprieta, comer alimentos fritos o muy grasosos puede hacer que tu cuerpo trabaje el doble para digerirlos. La digestión de las grasas es más lenta y pesada, lo que eleva la temperatura interna del cuerpo.

Empanizados, papas fritas, garnachas y comida rápida industrializada en temporada de bochorno, pueden generar más sudoración, fatiga y malestar gastrointestinal. Aquí va, y una agüita de sandía ayuda a pasar el mal rato.

Snacks que secan

¿Hay calor y sientes que podrías beberte una alberca? Tal vez es culpa del sodio. El exceso de sodio en la dieta hace que el cuerpo retenga líquidos de forma ineficiente, desequilibrando el balance hídrico. O sea, más sed, más sudor, y menos capacidad para mantener una temperatura corporal estable.

Los alimentos ultraprocesados, embutidos, botanas saladas y sopas instantáneas tienen una altísima carga de sal. Además, muchos de estos productos contienen aditivos y grasas trans que agravan la sensación de cansancio o hinchazón.

Con las proteínas, menos es más

No se trata de dejar las carnes por completo, pero sí de moderar las porciones y el tipo de proteína que consumimos. Las carnes rojas, por ejemplo, requieren más tiempo y energía para digerirse. A mayor esfuerzo metabólico, más calor interno. Batalla a dos frentes, no solo estás enfrentando el calor del ambiente, sino el que tú mismo estás produciendo por lo que comiste.

Las proteínas ligeras como el pescado blanco, el pollo sin piel o las legumbres cocidas son más fáciles de digerir y no sobrecargan al organismo. A base de bochorno y sol, menos es más. Intenta mejor porciones pequeñas, más vegetales, y platos frescos que ayuden a regular tu temperatura desde dentro.

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El efecto isla de calor urbana agrava el calor extremo en las ciudades.

Refresco que no refresca

Al calor, una bebida bien fría, perooo… a veces es trampa. Lejos de hidratarte, si contienen demasiada azúcar, cafeína o alcohol, pueden provocar el efecto contrario. Los refrescos y bebidas energéticas azucaradas elevan rápidamente los niveles de glucosa, lo que activa mecanismos de eliminación que aumentan la pérdida de líquidos.

Si no repones líquidos de forma adecuada, podrías estar más cerca de un golpe de calor de lo que crees. Tu mejor opción es el agua simple, aguas frescas con frutas naturales o infusiones frías sin azúcar añadida ni edulcorantes.

Por su parte, la cafeína (presente en refrescos, café o tés) es ligeramente diurética, lo que significa que incrementa la eliminación de agua por la orina. Y el alcohol, aunque se sirva con hielo, deshidrata aún más. El mayor problema es que muchas personas consumen estas bebidas en lugar de agua.

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Loa adultos mayores y los niños son los más vulnerables al calor extremo.

Dulce fatiga

Y en medio de un calorón, ¿qué provocan los pastelillos, galletas industriales, helados ultraprocesados y dulces en general? Pues primero elevan rápidamente el nivel de glucosa en sangre, generando una sensación momentánea de energía. Luego caemos en una especie de “resaca de azúcar” que puede intensificar la fatiga.

Estos alimentos suelen estar llenos de grasas saturadas, harinas refinadas y aditivos que además dificultan la digestión y elevan la temperatura interna. Esa combinación más calor intenso puede generar sensación de pesadez, irritabilidad e incluso mareos. ¿Antojo dulce? Dale el chance también a frutas frescas y jugosas como sandía, mango o piña.

Cuando el termómetro se desboca, vale la pena cuidar lo que comes. Las olas de calor pueden traer serias consecuencias a nuestro organismo. Cuídate y mantente debidamente hidratado. Evita estos alimentos o reduce su consumo esos días de calor extremo. No todo entra bien con calor: date sombra y vive fresco.