Quintana Roo estrena Ley Tajamar: ¿Un nuevo escudo para los manglares mexicanos?

El estado de Quintana Roo acaba de presentar la Ley Tajamar, un proyecto sustentable pensado como escudo legal para salvaguardar la naturaleza, los manglares y otros ecosistemas del Caribe mexicano.

Las iniciativas “11×4” podrían votarse en septiembre de 2025 en el Congreso de Quintana Roo.

Cuando hablamos de Quintana Roo, lo primero que nos viene a la mente son playas paradisiacas y turismo. Pero este estado también es hogar de ecosistemas únicos y frágiles: manglares, cenotes, selvas y ríos subterráneos que forman parte de la riqueza natural de la península de Yucatán.

El problema es que, en las últimas dos décadas, el crecimiento urbano se disparó sin ningún control. Con tantos hoteles, desarrollos y fraccionamientos, la presión sobre el medio ambiente aumentó a la par que la población, que creció más de un 60 %. Esa expansión desordenada dejó a muchos ecosistemas expuestos y desprotegidos.

Fue justo en ese contexto que nació la idea de la Ley Tajamar. El nombre viene del caso del Malecón Tajamar en Cancún, donde hace años se taló un manglar y se generó gran polémica. Hoy, colectivos y ciudadanos quieren transformar esa indignación en acción, con una ley que sirva como escudo legal para los ecosistemas más vulnerables del estado.

Porque, aunque suene increíble, hasta hace poco no existía una norma estatal que obligara a mapear y proteger manglares o cenotes en los planes de desarrollo urbano. Tampoco había atlas de riesgo actualizados ni estudios de impacto ambiental realmente vinculantes. Así que los proyectos seguían avanzando, incluso cuando los tribunales fallaban a favor del medio ambiente.

Más de 23,000 terrenos en Quintana Roo fueron construidos sin permisos formales, afectando recursos ambientales.

Por eso, en mayo de 2025, surgió el movimiento Once x Cuatro, conformado por colectivos de 11 municipios que presentaron al Congreso local cuatro iniciativas ciudadanas. Una de ellas es la Ley Tajamar, que busca proteger manglares, cenotes y humedales desde la planeación. La propuesta es clara: primero hay que identificarlos, hacer pública su ubicación y, con esa base, garantizar que ningún proyecto pueda pasar por encima de ellos.

¿Qué propone la Ley Tajamar?

La Ley Tajamar busca modificar leyes estatales de desarrollo urbano para proteger de verdad a la naturaleza. Su eje principal es el atlas de riesgos municipal, un documento que cada municipio deberá crear y actualizar con información clave: ubicación de manglares, cenotes, humedales y otras zonas sensibles.

Lo importante es que ese atlas no sería decorativo: cualquier plan de desarrollo urbano tendría que basarse en él. Si no lo respeta, el plan no sería válido. Así se evita que se autoricen construcciones en áreas de riesgo o conservación como si nada. En otras palabras, sin esa base ambiental, ningún proyecto puede avanzar.

En este estado existen cuatro tipos de manglar: rojo, blanco, negro y botoncillo. Cada uno vive en condiciones distintas de salinidad y suelo, y juntos mantienen una diversidad ecológica muy valiosa.

Otro punto clave de la ley es que todo proyecto urbano deberá incluir un estudio de capacidad de carga ambiental. Esto sirve para medir cuánta presión extra puede soportar una zona sin afectarse. Es una forma técnica de decir: “¿hasta dónde podemos crecer sin romper el equilibrio del ecosistema?”

Con estos estudios obligatorios, ya no habría manera de justificar obras en manglares, selvas o humedales sin tener datos sólidos. Si el estudio dice que el ecosistema no aguanta más, el proyecto debe detenerse. Ya no se valdría hacer construcciones al tanteo o con evaluaciones a medias.

Un ejemplo claro son los cenotes de Quintana Roo. Aunque ya hay leyes que los protegen, no existía un mapa municipal obligatorio que mostrara su ubicación. Con la Ley Tajamar, eso cambiaría. Ahora deberían estar identificados en el atlas de riesgos, junto con manglares y humedales, para que nadie pueda decir “no sabíamos que ahí había un ecosistema”.

¿Por qué importan tanto los manglares?

Primero lo básico: los manglares no son solo plantas raras con raíces curiosas. Son barreras naturales que protegen nuestras costas. Actúan como escudos contra huracanes e inundaciones, absorben el oleaje y ayudan a evitar que la tierra se erosione.

Pero eso no es todo. También filtran el agua, la mantienen limpia y sirven de refugio a peces, aves, crustáceos y un montón de especies más. Producen oxígeno, capturan carbono y son clave para muchas comunidades pesqueras. O sea, hacen mucho más de lo que solemos imaginar.

Solo en el municipio de Tulum se han identificado al menos 380 cenotes en dos sistemas de cavernas.

México es un país privilegiado: tenemos alrededor del 6 % de todos los manglares del mundo, y gran parte de ellos están en Quintana Roo. A pesar de todo eso, hemos perdido casi el 9 % del bosque primario en Quintana Roo en solo 20 años. Una cifra alarmante que deja clara la urgencia de contar con una ley que proteja de forma efectiva estos ecosistemas.

¿Y ahora que sigue?

Por ahora, la Ley Tajamar sigue siendo una propuesta ciudadana. Aún necesita pasar por el Congreso de Quintana Roo, donde será revisada y, si todo sale bien, votada posiblemente en septiembre de 2025. Sus impulsores aseguran que, con base en criterios de la Suprema Corte, no hay razón legal para rechazarla.

Mientras se discute, el debate ya está encendido. Ecologistas y colectivos la ven como un paso histórico, pero algunos desarrolladores muestran resistencia. En redes y foros se insiste en algo importante: difundir esta propuesta para que más personas conozcan sus beneficios y puedan opinar con información.

Cancún, con más de 7 millones de turistas al año, tendría que revisar cada proyecto urbano antes de tocar un manglar

Imagina el escenario: Cancún, con más de 7 millones de turistas al año, tendría que revisar cada proyecto urbano antes de tocar un manglar. Suena lógico, pero no es lo que siempre ha pasado. Por eso la pregunta flota en el aire: ¿hasta dónde podemos crecer sin destruir lo que nos da vida?

Mientras tanto, también surgen recomendaciones útiles: si vas a comprar un terreno o invertir en una zona costera, revisa el atlas de riesgos (cuando ya exista), pregunta si hay humedales o manglares cerca y no te dejes llevar solo por la vista bonita. Es un tip simple, pero puede evitarte muchos problemas después.

Al final, esto depende tanto de la voluntad política como de la presión ciudadana. Para algunos, la ley es una esperanza; para otros, una molestia. Pero lo que es seguro es que Tajamar ya no es solo una herida del pasado: ahora podría convertirse en símbolo de protección. La elección es nuestra: más manglares vivos… o más fotos bonitas por un rato.

La Ley Tajamar pinta como un buen comienzo para que los manglares de Quintana Roo no sigan a merced del cemento. No es la "solución mágica", pero al menos es un recordatorio de que ese muro verde existe y merece defensa. Ojalá esto no se quede en letra muerta. Al final del día, sin manglares sanos no hay costa bonita para presumir, ¿verdad?