Esta no es una estrella común: detectan un núcleo cristalizado en una enana blanca pulsante

Se detectó en WD J0049−2525, la enana blanca pulsante más masiva conocida, un núcleo poco común. El hallazgo confirma teorías sobre cristalización estelar y revela secretos de su estructura interna.

Las enanas blancas suelen ser el producto de la muerte de estrellas como el Sol.

Las enanas blancas son el destino de la mayoría de las estrellas parecidas al Sol. Generalmente son pequeñas y densas esferas que marcan la fase final de la evolución eatelar, tras agotar el combustible nuclear.

Sin embargo, no todas son iguales: algunas, como WD J0049−2525, destacan por su extraordinaria masa y misteriosas pulsaciones que revelan secretos internos. Detectada por un equipo internacional, es la más masiva conocida en su tipo.

Tiene aproximadamente 1.29 veces la masa del Sol, pero está comprimida en un volumen similar al de la Tierra y gracias a su particular vibración o pulsación, los astrónomos pudieron estudiar su interior usando una técnica llamada astrosismología.

Se encontró que más del 99% de su núcleo está cristalizado, un proceso que ocurre cuando los átomos dentro de la estrella se organizan en estructuras sólidas, como sucede con el agua cuando se convierte en hielo, pero aquí con elementos como oxígeno y neón, bajo presiones inmensas.

Usualmente las enanas blancas se encuentran en parejas con estrellas más masivas.

Este hallazgo confirma predicciones teóricas sobre la cristalización en estrellas ultramasivas como las enanas blancas que, al envejecer y enfriarse, comienzan a tener núcleos sólidos, proceso que libera calor, y ralentiza su enfriamiento y nos complica poder calcular su edad dentro de la galaxia.

Detectando su latido estelar

En la superficie de WD J0049−2525 se producen pulsaciones, ligeros cambios de brillo causados por ondas de gravedad internas. Al estudiar estas vibraciones podemos entender su estructura, como los sismólogos estudian la Tierra con los terremotos, pero en este caso, con telescopios y análisis de luz.

Durante 11 noches de observación con telescopios en Chile y Estados Unidos, el equipo de astrónomos identificaron 13 modos de pulsación diferentes, con periodos que van de 170 a 258 segundos. Estas mediciones ayudaron a deducir su estructura interna, confirmando su núcleo cristalizado y su masa extrema.

También se encontró un patrón de periodos espaciados, es decir, diferentes oscilaciones. Además, se detectaron indicios de que podría tardar entre 7 y 16 horas en girar completamente, lo que aporta pistas sobre su historia y evolución como estrella masiva.

Gracias a la astrosismología, se pudo comprobar que el núcleo cristalizado representa más del 99% de su masa, lo que significa que WD J0049−2525 es prácticamente un enorme cristal de oxígeno y neón flotando en el espacio, un resultado fascinante para la física estelar.

Por qué es importante este hallazgo

El descubrimiento de WD J0049−2525 ofrece una ventana única para comprobar teorías sobre la evolución de las estrellas más masivas. Entender el porqué de su cristalización nos ayudará a estimar mejor las edades de poblaciones estelares, ya que el proceso libera calor y modifica el ritmo de enfriamiento de la estrella.

Además, estas observaciones permiten refinar modelos de supernovas tipo Ia, pues las enanas blancas ultramasivas están vinculadas a estos eventos explosivos. Conocer su estructura y masa exacta contribuye a la calibración de distancias cósmicas, esenciales para estudiar la expansión del Universo.

El acabar su combustible, las estrellas como el Sol concluyen su ciclo como nebulosas planetarias y en el centro queda un objeto compacto llamdo enana blanca.

El núcleo cristalizado también tiene implicaciones fascinantes en física de materia degenerada, pues estas densidades y presiones no pueden reproducirse en laboratorios terrestres, por lo que su estudio funciona como un laboratorio natural para la materia en condiciones extremas.

En el futuro, más observaciones y mejores modelos permitirán confirmar si este núcleo es de oxígeno-neón o carbono-oxígeno, lo que indicará su origen: evolución estelar normal o fusión de enanas blancas y cada respuesta abrirá nuevas preguntas en astrofísica.

Una joya cósmica entre las estrellas

Enanas blancas como ésta representan el destino de la mayoría de las estrellas pero justamente WD J0049-2525, no es común y corriente, ¡es una joya cósmica!, un cristal gigantesco que vibra y gira silenciosamente en la oscuridad, guardando la historia de su evolución en su interior sólido.

Gracias a observaciones de precisión y astrosismología, la comunidad astronómica desvelan su estructura. Hallazgos como este confirman que el Universo no deja de sorprender, mostrando fenómenos tan bellos como extremos: desde cristales estelares hasta explosiones que iluminan galaxias.

Este descubrimiento o, mejor dicho, corroboración de la teoría, nos recuerda que la muerte de las estrellas no significa un final silencioso, por el contrario, nos ofrece pistas para entender el tiempo cósmico, la física de materia densa y el destino de nuestro propio Sol en algunos miles de millones de años.

En los próximos años, telescopios aún más potentes podrían encontrar otras estrellas cristalizadas, cada una revelará un capítulo distinto de esta historia cósmica, donde las estrellas siguen brillando y vibrando incluso después de “morir”.