Sismos y fenómenos meteorológicos, ¿existe alguna relación?

Hasta el momento ningún país cuenta con la tecnología para poder pronosticar los sismos, por lo que hay que estar preparados como sociedad ante estos fenómenos. Hoy te hablaré sobre si existe alguna relación entre la ocurrencia de sismos y la observación de cierto tipo de nubes y fenómenos ópticos en la atmósfera.

Nube cirrocúmulo
Nube del género cirrocúmulo en el cielo de la Ciudad de México (Imagen: Orlando Aurquia).

A casi una semana de los sismos de magnitud 7.8 y 7.5 que afectaron principalmente el sur de Turquía y el norte de Siria la cifra de muertos rebasa los 23 mil entre ambos países, estos eventos son los más mortíferos en el planeta en la última década. Miles de personas quedaron bajo los escombros y lamentablemente la probabilidad de encontrar a alguien con vida en estos momentos se convierte en un milagro.

Cuando nos referimos a los sismos hay que recordar que la magnitud está relacionada con la energía liberada, mientras que la intensidad se asigna en función a los daños o efectos causados a las construcciones.

Hasta el momento ningún país cuenta con la tecnología para poder pronosticar los sismos, pero sí existen mapas que muestran la probabilidad de ocurrencia de este fenómeno y la magnitud que podría tener. En regiones con gran actividad sísmica, como México, la única certeza que tenemos es que tiembla constantemente y que debemos estar preparados como sociedad.

Alrededor del tema de los sismos existen mitos, sobre todo haciendo referencia a la posibilidad de predecirlos cuando se observan ciertos tipos de nubes o fenómenos ópticos en la atmósfera. Antes de pasar a comentar estos bulos que recorren la red me detendré en las fuerzas que dan origen a los sismos y a los fenómenos en la atmósfera.

La capa superficial de la parte sólida de la Tierra se llama litosfera y está fracturada por bloques como si fuera un rompecabezas, las placas tectónicas. Estos bloques flotan sobre otra capa llamada astenosfera. El calor generado desde el interior del planeta empuja el mar donde flotan las placas provocando el movimiento entre ellas, donde hacen contacto unas con otras se genera fricción manteniéndolas atoradas. Cuando se libera esa tensión ocurre el temblor.

Como acabo de mencionar el origen de los sismos es a partir de las fuerzas que emanan del interior de la Tierra, sin embargo el motor que impulsa los fenómenos meteorológicos es el calor que llega del Sol. La radiación que emite nuestra estrella es transparente para la atmósfera, pero una vez que llega a la superficie de la Tierra se calienta y empieza a liberar energía a la atmósfera generando movimientos que empujan hacia arriba, la convección.

Por el origen de los sismos, geológico, y de los fenómenos meteorológicos, atmosférico, podemos decir que hasta ahora no existe alguna relación entre ellos. Por lo menos, lo que sabemos de investigación no hay ninguna evidencia que indique que la sismicidad sea distinta durante una estación en particular, tiembla tanto en días calurosos como fríos y en días secos y lluviosos.

"Nubes sísmicas"

En la red abundan los fakes por lo que debemos asegurarnos que estamos tomando información de una fuente oficial y autorizada para hablar del tema que nos interesa. Solo basta buscar nubes sísmicas en el navegador y aparece un sinfín de enlaces sin sustento científico que lo que provocan es alimentar la desinformación y generan pánico en la población.

La forma que adoptan las nubes es un espectáculo digno de admirar, sobre todo esas que tienen el aspecto de motas pequeñas de algodón o de borreguitos dispersos en el cielo, los cirrocúmulos. Si bien este tipo de nube (ni ninguna hasta el momento) no dan información sobre la posibilidad de ocurrencia de un sismo sí son una alerta sobre cambios meteorológicos, sobre todo ante la llegada de un frente frío.

Halos solares y lunares

No temas cuando veas esas coronas alrededor del Sol y de la Luna, pero atención, admíralas usando algún tipo de protección como lentes oscuros cuando se trata del halo solar. Este fenómeno óptico se debe a la interacción de la luz con las nubes cirroestratos, estas se componen de cristales de hielo que descomponen la luz en colores como si se tratara de un prisma.