Una enorme reserva de agua podría explicar los inusuales y peculiares terremotos en Nueva Zelanda

Investigadores descubren un gran depósito de agua en lo profundo de los sedimentos y la roca de una meseta volcánica enterrada, equivalente a un mar entero.

El descubrimiento de una enorme reserva de agua submarina podría explicar los misteriosos y lentos terremotos de Nueva Zelanda.

Ubicado a dos millas bajo el fondo del océano frente a la costa de Nueva Zelanda, este descubrimiento puede proporcionar respuestas al misterioso fenómeno de los terremotos en cámara lenta, conocidos como eventos de deslizamiento lento.

El colosal depósito de agua fue identificado a través de imágenes sísmicas 3D y está situado debajo de la Isla Norte de Nueva Zelanda, cerca de una importante falla sísmica conocida por sus lentos eventos de deslizamiento.

A diferencia de los terremotos típicos que liberan la tensión tectónica rápidamente, estos eventos de deslizamiento lento liberan la presión de manera más gradual, a lo largo de días o incluso semanas.

A pesar de su naturaleza menos destructiva, las causas detrás de las frecuentes ocurrencias de estos terremotos de cámara lenta en ciertas fallas siguen siendo difíciles de alcanzar y por ende difíciles de explicar.

Nueva Zelanda falla tectónica
Imágenes en 3D ofrecen vistas nunca antes vistas del interior de la falla más grande de Nueva Zelanda.

Enorme depósito de agua

Se creía que muchos de estos eventos de deslizamiento lento, también conocidos como “terremotos silenciosos”, estaban asociados con agua enterrada. Sin embargo, la escala del depósito de agua en esta falla específica cerca de Nueva Zelanda no tenía precedentes.

"Aún no podemos ver lo suficientemente profundo como para saber exactamente el efecto sobre la falla, pero podemos ver que la cantidad de agua que está cayendo aquí es en realidad mucho mayor de lo normal", explicó el Dr. Andrew Gase, autor principal del estudio.

Perforación oceánica

La investigación se basó en cruceros sísmicos y perforaciones científicas en el océano dirigidas por el equipo del Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas (UTIG).

El Dr. Gase, actualmente becario postdoctoral en la Universidad Western Washington, pide perforaciones más profundas para encontrar dónde termina el agua para que los investigadores puedan determinar si afecta la presión alrededor de la falla. Se trata de un dato importante que podría conducir a una comprensión más precisa de los grandes terremotos, afirmó.

Un terreno volcánico antiguo

El sitio del embalse es una reliquia de una gigantesca erupción volcánica que ocurrió hace unos 125 millones de años cuando una colosal columna de lava, casi del tamaño de los Estados Unidos. Este evento se encuentra entre las erupciones volcánicas más importantes de la historia de la Tierra y duró varios millones de años.

El Dr. Gase utilizó escáneres sísmicos para reconstruir una representación en 3D de este antiguo terreno volcánico, identificando gruesas capas de sedimentos que envuelven volcanes inactivos. Pruebas de laboratorio posteriores en muestras de roca volcánica revelaron que casi el 50% del volumen de la roca era agua.

Influencia de la presión del agua subterránea

Según el Dr. Gase, la corteza oceánica normal de hace unos 7 a 10 millones de años debería tener un contenido de agua sustancialmente menor. Sin embargo, la corteza identificada en estas exploraciones era un siglo más antigua, pero significativamente más hidratada.

Los expertos teorizan que los mares poco profundos iniciales, donde ocurrieron estas erupciones, erosionaron algunos de los volcanes hasta convertirlos en formaciones porosas capaces de retener agua. Durante milenios, estos fragmentos se transformaron en arcilla, encapsulando aún más el agua.

Esta idea es crucial, ya que se cree ampliamente que la presión del agua subterránea desempeña un papel fundamental a la hora de generar condiciones propicias para los terremotos de deslizamiento lento.

Meseta volcánica en Nueva Zelanda
La meseta de Hikurangi es un vestigio de una serie de erupciones volcánicas épicas que comenzaron hace 125 millones de años en el Océano Pacífico. Un estudio sísmico reciente (rectángulo rojo) dirigido por el Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas tomó imágenes de la meseta mientras se hunde en la zona de subducción Hikurangi de Nueva Zelanda (línea roja). Crédito: Andrew Gase

Sedimentos saturados

Normalmente, esto ocurre cuando los sedimentos saturados de agua quedan enterrados junto a la falla, confinado el agua bajo tierra. Sin embargo, la composición de los sedimentos de la falla de Nueva Zelanda difiere de esta norma.

En cambio, los investigadores proponen que los antiguos restos volcánicos y su posterior transformación en arcilla están empujando importantes volúmenes de agua hacia abajo, ya que están subsumidos por la falla.

Conclusiones objetivas del estudio

Al enfatizar las implicaciones más amplias de este descubrimiento, el director de UTIG, Demian Saffer, sugirió que las fallas sísmicas en todo el mundo podrían compartir similitudes con este escenario.

"Es una ilustración realmente clara de la correlación entre los fluidos y el estilo del movimiento de las fallas tectónicas, incluido el comportamiento de los terremotos", dijo Saffer.

Esto es algo que hemos planteado como hipótesis a partir de experimentos de laboratorio y que algunas simulaciones por computadora lo predicen, pero hay muy pocos experimentos de campo claros para probar esto a la escala de una placa tectónica.

La investigación fue financiada por la Fundación Nacional de Ciencias de EE. UU. y agencias de investigación de Nueva Zelanda, Japón y el Reino Unido.