Llega el solsticio de verano/invierno: ¿Cuándo será el día más largo/corto del año?

El 20 de junio llega el solsticio de verano en el norte e invierno en el sur. Aprende qué lo causa, cómo se observa y por qué el Sol “cambia de rumbo”.

Camino del Sol a lo largo del año debido a la inclinación terrestre de 23.5 grados. Crédito: Stalwalk / Danilo Pivato

Observar el cielo fue uno de los primeros pasos para convertirnos en humanidad, el reconocer patrones en las estrellas y el Sol nos permitió predecir cambios estacionales, cazar mejor, sembrar a tiempo y comenzar a medir el tiempo, y es así como nació el calendario, con fechas clave como los solsticios y equinoccios.

Notar que el Sol no siempre sale ni se pone en el mismo lugar fue revelador, pues su desplazamiento aparente sobre el horizonte, hacia el norte y el sur, marca los extremos del año solar. Cuando alcanza su mayor altura en un hemisferio, ocurre el solsticio: el día más largo del año.

A estos momentos se les llama solsticios porque el Sol parece “detenerse” antes de cambiar de rumbo. Esto se debe a la inclinación del eje terrestre, que es de 23.5 grados y gracias a ella existen las estaciones, los trópicos y fenómenos únicos como el Sol de Medianoche o el día sin sombra.

Desde tiempos antiguos, muchas culturas celebran el solsticio, ya sea como señal de abundancia solar o como invocación de la luz que regresa, es un hito astronómico que conecta a la humanidad con el ciclo cósmico de nuestro planeta alrededor del Sol… Al menos por ahora.

Posición de la Tierra con respecto al Sol durante el solsticio de verano en el Hemisferio Norte. Crédito: StarWalk

¿Cuándo y qué sucede exactamente?

Este año, el solsticio ocurrirá el viernes 20 de junio de 2025 a las 20:42 tiempo del Centro de México y en la mayor parte del país sucederá a esta misma hora. Este instante marca el momento exacto en que el Sol alcanza su máxima declinación hacia el Norte, sobre el trópico de Cáncer.

Para el hemisferio norte, esto significa el día más largo del año y el inicio del verano astronómico, en cambio, en el hemisferio sur ocurre exactamente lo opuesto: el día más corto del año y el inicio del invierno astronómico. Esta es la razón física del porqué las estaciones están “invertidas” en ambos hemisferios.

Este efecto se debe a que, mientras la Tierra gira alrededor del Sol, su eje permanece inclinado y apuntando casi siempre hacia la misma dirección: Polaris, la Estrella del Norte. Lo provoca que la iluminación solar sobre el planeta cambie a lo largo del año.

El resultado es que el Sol parece subir hacia el Norte o bajar hacía el Sur según la estación. En los solsticios de junio alcanza su punto máximo de altura en el hemisferio norte y el mínimo en el Sur. A partir de ahí, el día comenzará a acortarse en el norte y a alargarse en el sur, hasta el próximo equinoccio.

Un mundo inclinado… y en movimiento

La inclinación del eje terrestre nos da estaciones, pero también otros fenómenos sutiles. Por ejemplo, la nutación, una ligera oscilación del eje que hace que los trópicos no sean líneas fijas. El trópico de Cáncer “migrará” unos metros cada año, modificando la zona del día sin sombra.

En México, ese día sin sombra puede observarse en esta fecha del solsticio en Matehuala, San Luis Potosí, donde el Sol está justo en el cenit. Es un espectáculo astronómico que ocurre sólo en esta fecha, mientras que para el resto de lugares por debajo (o zonas subtropicales), ocurre dos veces al año cuando el Sol cruza verticalmente durante su “ida” y “vuelta”.

Fenómeno del Sol de media noche. Imagen: Shutterstock

Otro fenómeno impresionante en el solsticio de junio es el Sol de Medianoche, visible en regiones polares cercanas al Círculo Ártico, donde el Sol no se oculta por varios meses. En contraste, el Polo Sur entra en completa oscuridad durante seis meses, hasta que el Sol reaparece tras el siguiente equinoccio.

Este equilibrio dinámico, con solsticios y equinoccios alternados, durará miles de años más. Eventualmente, la precesión de los equinoccios hará que el eje apunte a otra estrella (Vega, en unos 12,000 años), pero por ahora Polaris seguirá marcando el norte celeste.

Más allá de la astronomía

Hoy, además de la definición astronómica, usamos también el verano meteorológico, que inicia el 1 de junio y termina el 31 de agosto. Este calendario climático facilita el análisis de datos como temperaturas, lluvias o patrones atmosféricos, especialmente útiles para pronósticos o estudios del cambio climático.

A pesar de que el solsticio marca el día más largo del año, los días no siguen alargándose después. De hecho, en muchas latitudes el calor más fuerte llega semanas después, cuando la Tierra ha absorbido más energía, por eso, algunos astrónomos proponen que el verano debería empezar antes.

En lo cultural, los solsticios siguen siendo motivo de celebración. Desde Stonehenge hasta las danzas en los fiordos nórdicos, muchas culturas rinden homenaje al ciclo solar. En América Latina, el Inti Raymi y otras festividades indígenas conmemoran la renovación del Sol y la fertilidad de la Tierra.

Y, por supuesto, también nos recuerda que el clima extremo y el calentamiento global están alterando las estaciones, así como el aumento sostenido de la temperatura que afecta a la temporada de lluvias, cosechas y ecosistemas. Comprender estos ciclos ayuda a entender mejor nuestro planeta y el papel que jugamos en su equilibrio.