¿Cuál es la diferencia entre un rayo y un relámpago?

Rayos, relámpagos y truenos: un trío eléctrico que a menudo confundimos. ¿Cuál es la diferencia entre lo que ve, suena y ocurre? Te contamos cómo se forman, qué los distingue y por qué no se deben tomar a la ligera.

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Cerca del 70 % de los rayos caen en la zona tropical, principalmente sobre los continentes, donde vive gran parte de la población mundial.

Las nubes grises se levantaban sobre el horizonte. Olor a lluvia. La luz se extendió a lo largo del cielo y me encogí esperando... en segundos un retumbo grave, prolongado, me sobrecogió. La tormenta comenzaba. Y con ella... el espectáculo de luces.

A lo largo de los siglos, este show natural ha despertado todo tipo de reacciones: miedo, admiración, respeto. Las culturas prehispánicas creían que eran señales divinas, los poetas los convirtieron en metáforas, y hoy, la ciencia los explica con fórmulas y voltajes.

Según mediciones por satélite de la NOAA, en la Tierra caen en promedio unos 40 rayos cada segundo… eso suma más de 1,200 millones al año. Mientras lees esto, ya cayeron decenas en algún lugar del mundo

Rayo, relámpago, trueno. ¿Quién es quién en este trío de tormenta? Comprender la diferencia no solo es cultura general: también es útil para interpretar los pronósticos del tiempo y tomar precauciones. Porque cuando el cielo se pone de malas, es mejor saber con quién estamos tratando.

Así que, aclaremos quién es quién en este espectáculo eléctrico. En esta nota vamos a desmenuzar los conceptos: qué es el rayo, qué es el relámpago, qué los diferencia y cómo se relacionan con el trueno. Además, te daré un truco sencillo para saber a qué distancia está una tormenta. Porque sí, las tormentas también tienen sus secretos.

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Los rayos nube-tierra son los más conocidos… y también los más peligrosos.

El rayo: la chispa que rompe el equilibrio

Dentro de una nube de tormenta (cumulonimbos), millones de gotitas de agua y cristales de hielo chocan entre sí mientras suben y bajan empujados por fuertes corrientes de aire. Estos choques generan una separación de cargas eléctricas: las cargas negativas se acumulan en la parte baja de la nube, mientras que las positivas se concentran arriba o incluso en la superficie terrestre.

Cuando la diferencia de cargas se vuelve insostenible, el sistema necesita liberar esa energía… y lo hace de golpe. Así nace el rayo, una descarga eléctrica que busca restablecer el equilibrio eléctrico, viajando a través del aire en una fracción de segundo. Es una corriente de electrones que se desplaza tan rápido que el aire a su paso se ioniza, se calienta de manera súbita y se expande violentamente.

Un rayo puede recorrer kilómetros de distancia y alcanzar temperaturas extremas, incluso cinco veces más calientes que la superficie del Sol.

Hay distintos tipos de rayos, según hacia dónde se dirigen: de nube a tierra (los más conocidos y peligrosos), de una nube a otra, o incluso dentro de la misma nube. Algunos ni siquiera llegan a tocar el suelo, pero todos nacen del mismo principio: la necesidad del cielo de “descargarse”.

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Desde Tláloc y Chaac, los rayos se han vinculado a una fuerza divina de la naturaleza.

Relámpago y trueno: luz que viaja y aire que estalla

El relámpago es la luz que vemos cuando ocurre un rayo. Es el efecto visible de la descarga eléctrica al calentar el aire a su alrededor. Ese destello brillante recorre el cielo en forma de líneas ramificadas.

La velocidad de la luz es mucho mayor que la del sonido, por eso siempre vemos primero el relámpago y después escuchamos el trueno.

El trueno, en cambio, es el sonido que produce ese mismo rayo. Cuando el aire se calienta de forma tan abrupta por el paso de la descarga eléctrica, se expande violentamente, generando una onda de choque que se propaga como un estallido. Relámpago y trueno: dos manifestaciones de un mismo evento, cada una viajando a diferente velocidad: la luz primero, el sonido después.

Y ya que hablamos de velocidades, aquí va un truco clásico, pero útil: si quieres saber a qué distancia cayó un rayo, cuenta los segundos entre el relámpago y el trueno, y divide entre tres. Así, si pasan 6 segundos, el rayo cayó aproximadamente a 2 kilómetros de ti. Si el trueno suena casi de inmediato, busca refugio… porque la tormenta está justo encima.

¡OJO!... No solo luces en el cielo

Tan fascinantes como peligrosos, los rayos pueden causar incendios, daños a estructuras e incluso poner en riesgo la vida humana. Cada año se registran muertes por descargas eléctricas durante tormentas, muchas veces por estar en campo abierto, bajo árboles o manipulando objetos metálicos.

Aunque parezca lejano, un solo rayo puede alcanzar varios kilómetros de distancia desde su punto de impacto. La belleza del relámpago no debe hacernos olvidar que es parte de una fuerza natural poderosa, potencialmente mortal e impredecible... Not a yes sir, not a follower… just lightning then the thunder.

Referencias de la noticia

Jaramillo, A. y Dominguez, C. 2024. Mapping Lightning Risk in Mexico: Integrating Natural Hazard and Social Vulnerability. Weather, Climate, and Society.