¡Un sistema convectivo causa estragos en Córcega, Francia! Ráfagas de viento de más de 140 km/h y lluvias muy fuertes
Un sistema convectivo severo sorprendió a Córcega el 28 y 29 de agosto con ráfagas extremas de viento y lluvias torrenciales, dejando daños en infraestructura y transporte.

Del 28 al 29 de agosto, la relativa calma estival del Mediterráneo se quebró bajo el impacto de un sistema convectivo de mesoescala que desató vientos muy intensos y lluvias torrenciales. En apenas unas horas, la isla francesa Córcega pasó de un cielo brillante a un paisaje dominado por nubes negras, ráfagas y actividad eléctrica.
Las imágenes se volvieron virales, sobre todo aquellas donde un avión de Air Corsica fue sacudido por el viento. Pesando unas 23 toneladas, permanecía inmóvil en el aeropuerto de Santa Catalina, en Calvi —ciudad portuaria de la costa noroeste de Córcega— cuando una ráfaga de viento lo hizo girar casi 45 grados, hasta desplomarse nuevamente sobre su tren de aterrizaje.
En la costa oeste y al norte de la isla, las ráfagas alcanzaron niveles pocas veces vistos en verano: hasta 159 km/h en L’Île-Rousse, 158 km/h en Cagnano y 140 km/h en Ajaccio y Calvi. Los fuertes vientos arrasaron en todo el territorio corso, equivalentes en intensidad a los vientos de un huracán categoría 1 en la escala Saffir-Simpson.
La agitación del mar durante el temporal obligó a detener la navegación y a cerrar temporalmente puertos y actividades marítimas. Mientras, en tierra firme, las consecuencias no tardaron en sentirse: cortes de electricidad, árboles arrancados de raíz, techos dañados y carreteras bloqueadas. Un combo de vientos intensos y lluvias torrenciales que modificó el paisaje.
Se declaró alerta naranja y los servicios de emergencia recibieron decenas de llamadas en pocas horas, movilizándose para atender inundaciones rápidas y daños en la infraestructura. Y así, incluso en pleno verano, cuando la isla se llena de turistas y actividades al aire libre, la naturaleza puede desatar episodios extremos, transformando paisajes y probando la resiliencia de la comunidad.
De inestabilidad extrema
En el Mediterráneo, el verano (período estival) se caracteriza por ser cálido y seco en gran parte de la cuenca, pero en zonas montañosas o insulares como Córcega, sí se desarrollan tormentas estivales locales, sobre todo en julio y agosto, por el fuerte calentamiento diurno, la humedad disponible y la orografía.
La isla de Córcega es una de las trece regiones de la Francia metropolitana que, junto con los territorios de Ultramar, conforman la República Francesa. Su clima es por lo general de tipo mediterráneo: veranos cálidos y secos, e inviernos suaves y lluviosos junto a la costa, haciéndose más fríos según la altitud.
Las precipitaciones se concentran en el otoño e invierno, mientras que el periodo desde junio hasta octubre se caracteriza por una fuerte sequía con muy bajas probabilidades de lluvia. Pero hay sus excepciones.
El temporal desatado desde la tarde-noche del 28 al 29 de agosto estuvo asociado a un sistema convectivo de mesoescala. Alimentado por condiciones muy favorables sobre el Mediterráneo occidental: aguas aún cálidas a finales de agosto, un flujo de aire húmedo procedente del sur y una perturbación atmosférica que favoreció la organización de las tormentas.
Aunque las tormentas de verano son relativamente frecuentes en el Mediterráneo, episodios de esta magnitud no son lo habitual. En los últimos años, esta región se ha visto cada vez más expuesta a fenómenos extremos. El calentamiento del mar prolonga la temporada de tormentas severas hasta finales del verano e inicios de otoño, aumentando el riesgo de eventos convectivos violentos.