Del paraíso al infierno: la simulación muestra con qué rapidez el descontrolado efecto invernadero asfixia los planetas

Una simulación por primera vez en el mundo de un efecto invernadero desbocado ha demostrado cuán rápido un planeta puede pasar de ser un mundo paradisíaco a una pesadilla inhabitable.

Cambio climático de la Tierra
Un ligero aumento en la luminosidad del Sol sería todo lo que se necesitaría para enviar a la Tierra a un efecto invernadero descontrolado.

Por primera vez, los investigadores han simulado la totalidad del proceso de invernadero desbocado, revelando que existen finos márgenes entre que un planeta sea un paraíso idílico y un horror inhabitable.

Utilizando un modelo climático global en 3D, los astrónomos y meteorólogos descubrieron que la diferencia puede ser una cuestión de sólo unos pocos grados, y que las etapas iniciales del proceso presentan cambios significativos en la estructura atmosférica y la cobertura de nubes de un planeta.

En la Tierra, descubrieron que un ligero aumento de la luminosidad del Sol sería suficiente para desencadenar este proceso imparable, que eventualmente haría que el planeta fuera inhabitable. Sólo haría falta un aumento de la temperatura global de unas pocas decenas de grados para que esto suceda.

"Hasta ahora, los estudios clave en climatología se han centrado únicamente en el estado templado antes de la fuga o en el estado habitable después de la fuga", dijo Martin Turbet, coautor del estudio e investigador del Centro Nacional Francés de Investigación Científica.

"Es la primera vez que un equipo estudia la propia transición con un modelo climático global en 3D y comprueba cómo evolucionan el clima y la atmósfera durante ese proceso".

Equilibrar los niveles de vapor de agua

Venus es un buen ejemplo de un planeta que ha sufrido un efecto invernadero descontrolado. Su atmósfera espesa y asfixiante está llena de dióxido de carbono, lo que ayuda a atrapar el calor y eleva las temperaturas de la superficie a un promedio cálido de 464 °C. Esto convierte a Venus en el planeta más caliente del Sistema Solar.

Si bien esto puede parecer muy lejano al mármol azul verdoso de la opulencia que conocemos como Tierra, parece que no haría falta mucho para empujarnos hacia un destino similar.

Como uno de los gases naturales de efecto invernadero, el vapor de agua atrapa el calor en la Tierra como si fuera una manta atmosférica. Sin el, nuestro planeta se congelaría.

Océano
El vapor de agua es un poderoso gas natural de efecto invernadero.

Pero demasiado vapor de agua puede poner a un planeta en un camino peligroso, donde el aumento del calor fomenta una mayor evaporación de los océanos, liberando aún más vapor de agua a la atmósfera, un proceso que, según los investigadores, es increíblemente complejo de detener una vez que comienza.

Patrones de nubes peculiares

Al modelar este mismo escenario en planetas pequeños y rocosos como la Tierra, los autores observaron cómo las primeras etapas de un efecto invernadero desbocado cambiaron las características de la atmósfera. Surgió un patrón de nubes muy peculiar.

"Desde el inicio de la transición, podemos observar el desarrollo de algunas nubes muy densas en la alta atmósfera", afirma Guillaume Chaverot. "En realidad, esta última ya no presenta la inversión de temperatura característica de la atmósfera terrestre que separa sus dos capas principales: la tropósfera y la estratósfera. La estructura de la atmósfera está profundamente alterada”.

Los investigadores afirman que este descubrimiento es importante para el estudio de los climas de otros planetas, en particular los exoplanetas, donde la búsqueda de condiciones habitables es un aspecto clave. Sin embargo, también resaltan su importancia para la Tierra, en un momento en que las temperaturas globales están aumentando rápidamente.

"Suponiendo que este proceso desenfrenado se iniciara en la Tierra, una evaporación de sólo 10 metros de la superficie de los océanos provocaría un aumento de 1 bar de la presión atmosférica a nivel del suelo", añade Chaverot. "En sólo unos cientos de años alcanzaríamos una temperatura del suelo de más de 500°C".

Como tal, uno de los principales objetivos de la futura investigación del equipo será investigar si los gases de efecto invernadero producidos por la humanidad podrían desencadenar un efecto invernadero descontrolado similar al producido por un aumento de la luminosidad solar.