Virus y bacterias podrían liberarse a través del permahielo

Muestras y observaciones satelitales, han revelado que las capas de gelisuelo que se descongela en el Ártico tienen el potencial de liberar bacterias resistentes a los antibióticos, virus no descubiertos e incluso desechos radiactivos de reactores nucleares y submarinos de la Guerra Fría.

Investigación permafrost NASA
La investigación del deshielo del permahielo, es vital para obtener una mejor comprensión de los riesgos y desarrollar estrategias de mitigación. Imagen: NASA

Tomando en cuenta el periodo de descongelamiento que ocurre en los extremos polares y como está siendo influenciado por el aumento de las temperaturas a nivel local y mundial. En una nueva investigación se encontró que los efectos potenciales del deshielo del permafrost se suman a las amenazas en contra de la salud humana.

La iniciativa transatlántica "El Reto" de las agencias espaciales ESA y NASA , que busca la relación potencial que existe entre la liberación de gases contaminantes (GEI), descubrió también la presencia de nuevas bacterias y virus (cepas resistentes), además de compuestos químicos de peligrosos, que logran liberarse tras el marcado descongelamiento del permahielo Ártico.

"Tenemos una comprensión muy pequeña de qué tipo de extremófilos tienen el potencial de resurgir. Estos son microbios que han coevolucionado con cosas como perezosos gigantes o mamuts, y no tenemos idea de lo que podrían hacer cuando se liberen en nuestros ecosistemas", señaló el autor principal de la revisión, Kimberley Miner, de la NASA

"Es importante comprender los impactos secundarios y terciarios de estos cambios terrestres a gran escala, como el deshielo del permafrost. Si bien se han capturado algunos de los peligros asociados con el deshielo de hasta un millón de años de material, estamos muy lejos de ser capaz de modelar y predecir exactamente cuándo y dónde sucederán. Esta investigación es fundamental", agregó.

Sustancias peligrosas del permafrost
Almacenamiento de microorganismos y sustancias de peligro del permafrost Ártico. Fuente: ESA/NASA

La investigación y sus hallazgos

El permafrost, o tierra permanentemente congelada, cubre alrededor de 23 millones de kilómetros cuadrados en el hemisferio norte y tiene hasta un millón de años; por lo general, cuanto más profundo es, suele ser más antiguo.

Además de los microbios, este tipo de suelo alberga una amplia gama de compuestos químicos que se han acumulado durante milenios, ya sea a través de procesos naturales, accidentales o bien por almacenamiento deliberado.

Con los actuales efectos nocivos del cambio climático, el Ártico se calienta mucho más rápido que el resto del mundo, por ellos se estima que, hasta dos tercios del gelisuelo cercano a la superficie podrían perderse para el 2100.

Ya se sabia que el deshielo del permafrost libera gases de efecto invernadero, como, dióxido de carbono, metano, entre otros que van a la atmósfera, además de causar cambios abruptos en el paisaje. Estos mismos estudios también han permitido el hallazgo de otros organismos o sustancias que son liberadas.

Nuevos riesgos para la humanidad

La publicación de la revista Nature Climate Change, muestra el descubrimiento de la liberación de bacterias, virus desconocidos, desechos y radiación nucleares, incluso otras sustancias químicas peligrosas para el ser humano, en el proceso de descongelamiento del gelisuelo.

Se describe cómo el permahielo profundo, a una profundidad de más de tres metros, se han descubierto que más de 100 microorganismos diversos, una de las regiones de mayor interés fue el permafrost profundo de Siberia donde los virus son resistentes a los antibióticos modernos. Otro riesgo también, son los subproductos de los combustibles fósiles, que se han introducido en los entornos de gelisuelo desde el comienzo de la revolución industrial.

Por otro lado, el Ártico también contiene depósitos de metales naturales, incluidos arsénico, mercurio y níquel, que se han extraído durante décadas y han causado una gran contaminación con materiales de desecho en decenas de millones de hectáreas.

Mientras que contaminantes y productos químicos ahora prohibidos, como el insecticida dicloro-difenil-tricloroetano, DDT, que fueron transportados al Ártico en la atmósfera y con el tiempo quedaron atrapados en el permafrost, corren el riesgo de volver a permear la atmósfera y dispersarse ampliamente, dañando especies de animales y aves, ingresando a la cadena alimenticia humana.

También hay un mayor margen para el transporte de contaminantes, bacterias y virus. Más de 1000 asentamientos, ya sean proyectos de extracción de recursos, militares y científicos, se han creado en el permafrost durante los últimos 70 años. Eso, junto con la población local, aumenta la probabilidad de contacto accidental o liberación.